Iruñea - A la espera de que se despeje definitivamente el relevo en el Gobierno español, y con independencia del color político que tenga el nuevo inquilino de Moncloa, al Gobierno de Uxue Barkos en Nafarroa le urge abordar ya la renegociación de la Aportación que debe realizar al Estado por los servicios prestados porque la Hacienda foral se juega mucho en ello. Exactamente, disponer de 153 millones de euros más o menos.

En esta negociación para actualizar las cantidades del Convenio Económico que regula las relaciones entre ambas administraciones, entre la cantidad que el Ministerio de Cristóbal Montoro estima que Nafarroa debe aportar por dichos servicios -494 millones de euros anuales- y las cuentas de los técnicos forales -que no pasan de 341 millones- hay una cuantiosa diferencia de 153 millones de euros en litigio. Ello equivale aproximadamente a la mitad del gasto de personal en el Departamento navarro de Educación.

Esta horquilla entre los cálculos de una u otra parte depende de qué índice de imputación se aplica, en función de la renta relativa, en la cuantificación de las competencias compartidas -aquellas en cuya financiación participan la Comunidad Foral y el Estado- o en los ajustes de los impuestos indirectos -IVA o hidrocarburos, básicamente-, cuestiones muy técnicas en las que cada uno barre para casa. Sin embargo, mientras en la Hacienda navarra los técnicos se han afanado en realizar un cómputo muy detallado y justificado, en el Ministerio aún no se han puesto a calcular la letra pequeña, en parte por la situación de interinidad en la que se ha estancado el Gobierno Rajoy desde hace un año.

El responsable de Política Financiera del Gobierno navarro, Mikel Aranburu, convocó ayer una comparecencia de urgencia para apremiar al Ministerio de Hacienda a que, ante la inminencia de la formación del nuevo Ejecutivo español, empiece a preparar esta negociación para el quinquenio 2015-2019, con el fin de poder cerrar un acuerdo antes del 31 de diciembre, según el calendario que se impuso el propio consejero.

Y es que, mientras tanto, Nafarroa está perdiendo mucho dinero. En concreto, el que paga de más respecto a lo que le correspondería si su Aportación se adecuara a la nueva realidad económica y no se prorrogaran automáticamente las cantidades pactadas para el pasado lustro, con una recaudación sensiblemente mayor.

Desequilibrio creciente Después de que un estudio de los técnicos de la Hacienda foral confirmase que Nafarroa está abonando al Estado más de lo que le corresponde, Aranburu ofreció ayer la cuantificación precisa. Tras hacer un cálculo de acuerdo con una “aplicación rigurosa de la metodología prevista en el Convenio Económico”, los navarros están pagando entre 100 y 250 millones de euros anuales más de lo que deberían. La variación depende de si el cálculo lo hace Madrid o Iruñea.

Este desequilibrio será incluso mayor al acabar 2016, pues el cuarto pago del año ascenderá a 613 millones, en aplicación nuevamente de la prórroga automática de la Aportación al no haber un acuerdo de renovación, y ni siquiera haberse abierto la negociación.

Fuera de cobertura. El problema a la hora de recalcular la Aportación que el Gobierno navarro debe hacer al Estado es que, de momento y mientras no haya un nuevo Ejecutivo en Moncloa, al otro lado nadie quiere ponerse a un teléfono que parece apagado o fuera de cobertura. “Los responsables están en funciones y no se atreven a tomar decisiones que sean compromisos presupuestarios a futuro”, dijo el responsable de Política Financiera del Ejecutivo foral, Mikel Aranburu, sobre sus homólogos en el Ministerio de Hacienda.

La delegación navarra tiene prisa por empezar la negociación de la actualización del Convenio. De este modo, urge “reconducir” la cifra base de 2015 con efecto retroactivo, referencia base para el resto del quinquenio y, a partir de ahí, poder bajar la cuantía de la Aportación de Nafarroa a las cargas generales del Estado.