MADRID - Tal y como se venía venir durante la semana, la negociación entre el PP y Ciudadanos se atascó ayer finalmente, y la formación naranja se plantó y dio un ultimátum de dos días para resolver la situación y alcanzar un acuerdo. Es decir, los populares tienen hasta mañana por la tarde para abandonar su posición inmovilista y contentar las exigencias de los de Albert Rivera. “Les damos y nos damos un plazo de 48 horas”, anunció el portavoz Juan Carlos Girauta. “El tiempo se acaba y a mis interlocutores y a mis compañeros también nos pasan las horas del reloj”.
El partido naranja da por “encalladas” las negociaciones ya que, según expresó Girauta, “seguimos sin tener números ni avances en reformas” y el PP dice “que no a todo”. Así, los dirigentes de Ciudadanos han perdido la paciencia ante la “falta de voluntad política” del equipo negociador de Mariano Rajoy para abordar reformas como la del Senado o las diputaciones, o para despolitizar el sistema judicial. Otro punto discrepante son las partidas económicas para un plan de choque social, que los populares no quieren concretar hasta que se forme un Gobierno.
Ante este escenario, la investidura se le complica cada día más a Mariano Rajoy. Si ya tenía muy difícil sacarla adelante aun contando con el sí de Ciudadanos, ahora hasta el respaldo de la formación naranja está en el aire. Por ello, el fantasma de unas terceras elecciones vuelve a cobrar fuerza. Pero a pesar de todo, el equipo negociador del PP se muestra optimista y todavía confía en poder darle la vuelta a la situación y levantarse de la mesa con un acuerdo. En esa línea se expresó ayer Andrea Levy, que trató de enviar un mensaje de tranquilidad y aseguró que las conversaciones van por el buen camino. “Yo creo que lo importante es el final, y el final será el broche que Mariano Rajoy va a poner con Albert Rivera en los próximos días”, expresó. La vicesecretaria popular intenta acercar posturas y espera que finalmente se puedan “sentar las bases para que haya la posibilidad de un Gobierno con estabilidad”.
De la misma opinión fue el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, que argumentó que es habitual que haya complicaciones en una negociación de investidura, pero confíió en que finalmente haya pacto. “Para que no haya acuerdo siempre se pueden presentar mil excusas y razones pero si hay voluntad política, y por nuestra parte la hay, creo que ningún obstáculo es insalvable”. El candidato a lehendakari insiste en que las críticas de C’s se enmarcan en el transcurso habitual de las negociaciones. “Estoy convencido de que se está avanzando en muchos puntos y están sentados cerrando muchos acuerdos que permitirán que la investidura tenga base de apoyo”, explicó.
terceras elecciones Por su parte, la postura oficial en el PSOE es que no contemplan unas terceras elecciones. Sin embargo, diversos cargos de la formación se refirieron ayer a esta posibilidad y pidieron que, si finalmente se han de celebrar, se busque una alternativa al día de Navidad. Según el portavoz en el Senado, Óscar López, hay que buscar una fórmula para “enmendar la chapuza y la “salvajada” que supone votar el 25 de diciembre. “Es infame, es naif, absolutamente naif, pero es lo que ha hecho el señor Rajoy”, declaró el senador, que considera que el presidente en funciones intenta utilizar esa fecha como “herramienta de presión” al resto de formaciones políticas para que apoyen su investidura.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, no descartó que puedan producirse unas terceras elecciones, aunque aboga por buscar “algún tipo de solución” que lo impida. El barón socialista cree que ahora la pelota está en el tejado de Mariano Rajoy y él es quien debe encontrar una salida. “Creo que le pone poca pasión y poca dedicación pero es su obligación”, concluyó.