BILBAO - La presidenta del Bizkai Buru Batzar confía en que la política vasca recupere el pulso con la campaña electoral después de un verano eclipsado por el barullo de la investidura de Rajoy y la ingobernabilidad en España.
¿El ‘no’ del PNV a la investidura de Rajoy es inamovible o podría haber algo que lo cambiase?
-Es inamovible, porque no hay nada que vaya a cambiar ahora en unas posibles negociaciones. El PNV votará no en la primera y votará no en la segunda votación. La actitud del PP ha sido de desprecio en los últimos cuatro años, incluso cuando ha estado con el Gobierno en funciones ha seguido actuando con inusitada intensidad recentralizadora con ataques al autogobierno vasco.
¿Las relaciones entre el PP y su partido dan un margen para un cambio?
-Siguen siendo malas. El ninguneo al lehendakari y las acusaciones al PNV sobre amistades peligrosas siguen estando ahí y no permiten pensar en un cambio. Tampoco por este lado hay nada en el escenario cercano que permita cambiar nuestra opinión.
¿Apoyarían la investidura de Sánchez si finalmente da el paso y lo intenta con Podemos?
-Tras las elecciones del 20-D estuvimos en las conversaciones con el PSOE y nunca nos hemos negado a hablar con nadie, ni siquiera con Rajoy. El PNV siempre estará en las reuniones a las que se le invite, pero es preciso señalar que la posibilidad de una alternativa de cambio tiene pocos visos de prosperar. No lo hicieron tras el 20 de diciembre y no parece que lo estén haciendo ahora. Además, necesitaría no solo nuestro concurso sino también el de los nacionalistas catalanes. En el PSOE, las presiones internas le están condicionando mucho a Pedro Sánchez.
Casi 300 días de gobierno en funciones y España sigue sin un Gobierno.
-Son casi nueve meses desde las elecciones de diciembre más la precampaña, España lleva con un Gobierno en funciones un año y eso afecta a todo el mundo. En Euskadi las cosas son diferentes y tenemos otra capacidad para seguir funcionando pero estamos en el Estado español y esa incertidumbre e interinidad también nos afecta. Afecta no solo a las instituciones o al Gobierno Vasco, sino a todos los niveles, esto es, porque la parálisis de los ministerios incide en cuestiones relativas a algunos municipios pequeños.
¿Habrá unas terceras elecciones?
-Yo no las descarto porque el panorama no ofrece otras opciones, aunque tampoco creo que unas terceras elecciones cambiarían nada. El electorado no va a variar mucho sus posiciones y la correlación de fuerzas quedaría muy parecida. El hastío ya es generalizado y me preocuparía que ese cansancio se trasladara a Euskadi. Afortunadamente, aquí la ciudadanía está pensando en las próximas elecciones vascas.
¿Ha jugado Rajoy con la fecha de la investidura y la amenaza de unas terceras elecciones en Navidad para redoblar la presión sobre Sánchez?
-Es algo atípico y anómalo ir a votar un día de Navidad pero no deja de ser una anécdota porque lo grave es que se tenga que ir a las terceras elecciones por lo que tiene de fracaso de la política española.
¿Y cree que lo ha hecho también pensando en lo que puedan dar de sí las elecciones autonómicas vascas y gallegas el 25 de septiembre?
-Si está esperando que después del 25-S haya otro PNV, Rajoy sabe que el PNV es siempre PNV. Vamos a votar dos veces no el 31 de agosto y el 2 de septiembre y por descontado nuestra posición no va a variar tras las elecciones vascas. Nuestra prioridad seguirá siendo Euskadi y la actitud del PP y del Gobierno de Rajoy en los últimos años nos conduce a valorarla muy negativamente y a avanzar ya que votaremos en contra de que sea investido. No habrá un PNV diferente después del 25-S, seguiremos votando lo mismo.
¿Aceptaría el PNV a un candidato alternativo del PP?
-En ningún caso. Nuestra doble negativa a la investidura no es a Mariano Rajoy como persona o candidato sino que es un no al PP por la trayectoria de estos últimos cuatro años de recentralización, de ataques al autogobierno vasco, de ninguneo al lehendakari? Es una enmienda a la totalidad al proyecto que encarna al PP en relación a Euskadi, tanto a Rajoy como, llegado el caso, a cualquier otro candidato que pudiera presentar su partido.
¿Ya hay quien dice que el PP apoyaría a Urkullu en la formación de su gobierno a cambio del apoyo del PNV a la investidura de Rajoy?
-Rotundamente no. Ni siquiera contemplamos esa opción. El PP no tiene nada que ofrecernos porque sabe que no vamos a cambiar nuestra posición sobre su investidura, pero sobre todo lo que debería hacer que su partido en Euskadi lograra una representación más fuerte de la que tiene y no tenga que valerse de ese tipo de artimañas. El PP vasco está en caída libre en los últimos años, elección tras elección pierde votantes y representatividad y cada vez tiene un sustrato electoral más pequeño. Socialmente no es alternativa en ninguno de los territorios de la CAV.
¿Tras el 25-S se puede dar en Euskadi una situación de bloqueo como la del Estado?
-No lo creo. Soy optimista sobre todo porque los talantes y las actitudes de los partidos que vamos a tener la responsabilidad de formar gobierno no permiten pensar en una situación como esa. El lehendakari Urkullu ya ha demostrado que con una mayoría muy minoritaria ha conseguido dar estabilidad a un gobierno durante cuatro años de legislatura, ha conseguido acuerdos con otros partidos para aprobar leyes y otras medidas en diferentes ámbitos. Ahora mismo eso es impensable en España y, sin embargo, aquí se ha conseguido y, además, con cierta normalidad. La actitud del lehendakari, que seguramente será el principal líder llamado a formar gobierno tras el 25-S, garantiza que no vamos a vivir el espectáculo que se está ofreciendo en España.
Da por casi hecha la reelección de Urkullu, pero la previsible irrupción potente de Podemos en el Parlamento Vasco va a complicar mucho las cosas.
-Hay que esperar a ver cómo quedan los números en las urnas, pero las encuestas marcan unas tendencias que, si se confirman, nos dan una diferencia sobre la segunda fuerza lo suficiente holgada como para liderar una mayoría suficiente para tener otra vez un gobierno fuerte con diferentes tipos de apoyos. Urkullu ha demostrado que tiene capacidad para tejer acuerdos, lo que otros todavía tienen por demostrar y otros ya nos han demostrado que son incapaces de hacerlo.
¿Se resigna entonces el PNV a gobernar en solitario con apoyos puntuales externos?
-Dependerá de cómo queda repartido el Parlamento. Tras las elecciones del 2012, el PNV hizo un esfuerzo ímprobo para conseguir un gobierno más estable del que nos daban nuestros 27 parlamentarios de entonces, pero el resto de los partidos no quiso entrar, ni siquiera el PSE, por entonces muy mediatizado por sus líos internos, su pacto de gobierno con el PP de Basagoiti y su incapacidad para gestionar el Gobierno que le llevó a adelantar las elecciones. Al final Urkullu tuvo que lanzarse a gobernar en solitario, pero al igual que entonces el PNV y el propio Urkullu mantiene su espíritu de acuerdo, pero dependerá de los programas que se pongan sobre la mesa.
¿Le convencen las propuestas programáticas del resto de partidos?
-En estos momentos no estamos oyendo a otros partidos hablar de programas. Solo sabemos quiénes son sus cabezas de lista electoral pero no conocemos sus propuestas sobre los problemas de la sociedad. Por el contrario, yo veo al lehendakari muy centrado en hablar de futuro y de cuestiones concretas.
Si los números dieran con el PSE, ¿sería la opción preferente del PNV?
-No hay opciones preferentes. Hay mucha lealtad por parte del PSE y, en general, es un acuerdo que está funcionando. Además, creo que está teniendo buena acogida por parte de la ciudadanía vasca, lo acepta con naturalidad. Pero también hemos alcanzado con EH Bildu en el Parlamento y en algunos municipios. En Getxo, por ejemplo, hemos acordado con ellos los Presupuestos, algo inimaginable hace unos años.
Se ha mejorado la relación con EH Bildu tras los acuerdos en torno a las leyes Municipal y de Turismo o el pacto sobre Eudel?
-Nos queda camino por recorrer y de hecho está siendo mucho más fácil y fructífera la relación con ellos en el Parlamento Vasco, y espero que a nivel municipal vayamos viendo otro tipo de actitudes que en su momento han sido muy beligerantes contra nosotros y así lo hemos denunciado. Espero que lo que ha pasado en los últimos meses de esta legislatura en el Parlamento marque una línea de relación y trabajo de cara al futuro. Espero que EH Bildu, y sobre todo Sortu, haya tomado una determinación de hacer política real, bajar al suelo y hablar de leyes concretas y problemas que afectan a la gente.
Podemos tiene como objetivo desalojar al PNV de Ajuria Enea, ¿cómo afectará esto a la relación entre ambos partidos?
-Me cuesta identificar una sola voz en Podemos Euskadi. La unión de tantas personas diferentes y con bagajes tan dispares les está llevando a dificultades a la hora de unificar su discurso. No sé si la candidata a lehendakari de Podemos también tiene ese objetivo porque como le cuesta tanto definir incluso su proyecto político tenemos esa duda. El desalojo del PNV de Ajuria Enea lo tendrá que decidir el votante con su voto, a no ser que Podemos decida liderar, como en su día hizo el PSE con el PP, otra mayoría alternativa.
¿Es un fracaso la falta de acuerdo en la Ponencia sobre Autogobierno?
-No lo creo. Es verdad que falta el documento final sobre un acuerdo, pero sí ha dejado suficiente trabajo hecho para que en la nueva legislatura se pueda retomar esta cuestión y cuanto antes. La Ponencia ha puesto en evidencia la necesidad de avance en el estatus de autogobierno en Euskadi y creo que ahí las mayorías parlamentarias van a ser bastante transversales. Ha habido quien se ha dedicado a ralentizar el trabajo de la Ponencia para que hasta el final de la legislatura no se pudiera llegar a acuerdos y consensos. Algunos como el PSE tienen problemas internos para llegar a mayores consensos. Creo que la próxima legislatura, y dependiendo de la posición de Podemos, y asumiendo que su posición favorable al derecho a decidir, podrá generar otros ejes de mayorías en el Parlamento, al menos en esta cuestión.
¿Les ve a favor del derecho a decidir?
-Podemos no es una fuerza nacionalista, es constitucionalista español. Están a favor del derecho a decidir pero pedirían a los vascos que se queden en España, aunque también en esto no hay una voz unánime y por eso se limitan a decir que están a favor del derecho decidir sin ahondar más en la cuestión.
¿La próxima va a ser la legislatura de la consulta?
-No me atrevo a poner fechas, dependerá de la actitud del resto de los partidos. Esta ponencia ha acabado así porque a algunos no les interesaba ir más allá. No le interesaba al Partido Socialista pero en algún momento determinado tampoco le interesó a la izquierda abertzale. Tenemos claro que es muy importante que el estatus y de autogobierno de Euskadi se defina porque este Estatuto ni se ha cumplido ni parece que vaya a cumplirse porque tanto PSOE y PP no están por la labor.
¿Qué consecuencias puede traer el gesto de “cortesía parlamentaria” del PP cediéndoles un representante en la Mesa del Senado? ¿Hay otro talante?
-La actitud del PP tendrá que girar mucho para que nos convenzan de que tienen otra sensibilidad. No lo están demostrando y no hay ninguna actitud concreta del PP ni en Euskadi ni en España que permita adivinar un futuro más esperanzador para este país.
¿Otegi será candidato y estará en el Parlamento Vasco?
-Me gustaría que pudiera ser candidato para que pudiéramos confrontar programas reales y hablar sobre empleo, desarrollo económico? El PNV ha sido muy claro sobre el caso Bateragune que llevó a Otegi a prisión. Pero EH Bildu sabía qué podía suceder si le presentaba como candidato y quiso hacerlo así y solo espero que esto se resuelva cuanto antes para que nos centremos a hablar de propuestas y no de su inhabilitación.
¿Es víctima o hace victimismo?
-Fue víctima de una interpretación legal en el caso Bateragune y me gustaría que ahora no hubiera victimismo en torno a su posible inhabilitación.
Otegi pidió al lehendakari que actuara para evitar su inhabilitación. ¿Puede hacer algo para evitarlo?
-Es evidente que no tiene atribuciones judiciales y, además, es evidente que Otegi aprovecha todo esto de una forma torticera. Sabe que no está en manos del lehendakari y que él y su partido corrían el riesgo de que esto pasara.