kiev - Ucrania puso ayer en alerta a su Ejército en respuesta a las amenazas del presidente ruso, Vladímir Putin, que acusó a Kiev de preparar una campaña de atentados terroristas en Crimea. “He ordenado poner en máxima alerta de combate a todas las unidades en la frontera administrativa con Crimea y a lo largo de toda la línea de separación de fuerzas en el Donbas (este de Ucrania)”, anunció Petró Poroshenko, presidente ucraniano.

Pocas horas después, el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania reforzó los contingentes militares desplegados “en la frontera administrativa con la Crimea ocupada”, manzana de la discordia entre Kiev y Moscú desde la anexión rusa en marzo de 2014. “Lo único que a día de hoy sirve de contención a una nueva agresión militar contra nuestro país es que el Kremlin comprende que las grandes pérdidas serían inevitables en caso de enfrentamiento contra nuestro Ejército”, dijo Alexandr Turchínov, secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional.

Mientras, Putin abordó ayer con su plana mayor medidas adicionales para garantizar la seguridad de los habitantes y también de las infraestructuras vitales de la península, al parecer, principal objetivo de los saboteadores ucranianos. “Se estudiaron diversos escenarios de seguridad antiterrorista en la fronteras terrestre y marítima, así como en el espacio aéreo de Crimea”, informó el Kremlin. Las acusaciones de Putin, que advirtió el miércoles de que ese “peligroso juego” tendrá consecuencias para Kiev, han provocado la mayor escalada de tensión entre ambos países desde febrero de 2015, cuando se firmaron los Acuerdos de Minsk que frenaron la guerra en el este de Ucrania. Entonces, Kiev acusó a Moscú de participar en el cerco a sus tropas en Debáltsevo, una de las batallas más destacadas del conflicto y cuyo sangriento desenlace precipitó la convocatoria de negociaciones de paz.

La actual escalada coincide además con el reciente recrudecimiento de los combates en la zona, tensión que se vio agravada por el fallido intento de asesinato del líder de la autoproclamada república popular de Lugansk, Ígor Plotnitski, que resultó herido. En ese último incidente se apoyó Putin para acusar a Kiev de apostar por “el terror”, mientras Kiev respondió que esas alegaciones son una estratagema para torpedear los Acuerdos de Minsk, debido a la resistencia rusa a ceder a Ucrania el control de la frontera con las regiones de Donetsk y Lugansk. “Son fantasías que (los rusos) usan como pretexto para lanzar nuevas amenazas militares contra Ucrania”, dijo Poroshenko, quien comparó esas acusaciones con la “cínica” negativa del Kremlin a reconocer la presencia de su tropas en el este del país.

Poroshenko condenó el terrorismo en todas sus formas, rechazó su uso como medio de recuperar el control sobre Crimea e instó al Kremlin a respetar su integridad territorial. Además, ordenó a los ucranianos que se abstengan de viajar a la península bañada por el mar Negro para evitar las provocaciones rusas.

EEUU y la OTAN no dudaron en alinearse ayer con Kiev al asegurar que Rusia no ha presentado “ninguna prueba” que confirme las acusaciones sobre incursiones de sabotaje y planes terroristas ucranianos en Crimea y recordaron la creciente actividad militar rusa en la zona. En ese sentido, el embajador norteamericano en Kiev, Geoffrey Pyatt, aseguró que, en su opinión, Rusia acusa falsamente a Ucrania para “distraer la atención de sus propias acciones provocadoras”.

Poroshenko aprovechó este espaldarazo para iniciar consultas en el Consejo de Seguridad de la ONU “en relación con la provocación del Kremlin en Crimea”. Con el fin de rebajar la tensión, encargó a la Cancillería que comience gestiones para celebrar una conversación telefónica con el líder ruso y se propone hablar a tres bandas con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, mediadores en el conflicto ucraniano. Además, expresó su intención de involucrar en los esfuerzos diplomáticos al vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y al presidente de la Comisión Europea, Donald Tusk.

Al respecto, la Cancillería rusa cargó contra EEUU, la OTAN y la Unión Europea (UE) por su “apoyo incondicional” a la retórica ucraniana de “la lucha por la recuperación de la anexionada Crimea”, que Moscú considera parte inalienable de su territorio. “Una vez más, hacemos un llamamiento a nuestros socios (occidentales) para que ejerzan su influencia sobre las autoridades de Kiev y les prevengan de pasos peligrosos que pueden tener las más graves consecuencias. Jugar con fuego no acaba bien”, señala. Además, advirtió de que la muerte de soldados rusos “no quedará impune” y se preguntó si Poroshenko conocía los planes terroristas en Crimea, en cuyo caso le convertiría en “enterrador del proceso de paz” en el este de Ucrania. - Efe