los que se han quedado sin cartas siguen la partida desde la sala contigua, haciéndose cruces ante la inminente regeneración democrática y acuerdo contra la corrupción que no lleva la firma de ninguno de los ausentes. Es más, va a inmortalizarse con los renglones torcidos de la mano diestra, España que se las prometía tan felices.

La secuencia de la acampada de Sol al reino de Felipe II se la han merendado en un ti-tá (5 años, oigan) y aquí no ha pasado nada. Que no, insisto, que la propia Rita Barberá está sentada en el comité ejecutivo en el que el PP decidirá sobre la propuesta de Ciudadanos (sí, el órgano desde el que se aguarda que Mariano Rajoy tome las decisiones cuando las tiene que tomar, conocida su tendencia a ir posponiendo semejante momento). Es todo súper gracioso. Pero si estaban decididos a reescribir la historia entera, desde la transición a esta mañana mismo, con la que se venía encima. La de pobre gente rica que habrá sacado el dinero corriendito, que venía lo morado. Qué susto: las rastas, la bici, el bebé, Venezuela? Qué disloque: los EREs, el de Doñana, Corcuera, la cal viva? Démoslo todo por bien empleado, nada nuevo bajo el sol de justicia que sigue quemando la piel de toro, aparte de en Galicia -lo de todos los veranos, de no creer-, y la llama alemana de la Palma -das Gesetz straft Brandistifter bis zu 20 Jahren im Gefängnis-, queda dicho.

Las páginas de la historia más reciente a la nuestra van a continuar dictándolas un forofo de la reválida, las rebajas de impuestos, la mejora de las pensiones, el fútbol y las sesiones de investidura en condiciones. Él y su máximo colaborador, Albert Rivera, dispuesto a sentarse a la mesa de juego con el nivel de apuesta más elevada. Si con Pedro Sánchez llegó a 60 páginas, la cosa esta vez ha quedado reducida a 6 puntos. Su nombre se escribirá con el molde de la responsabilidad política, y no miramos a nadie. Bueno, un poco sí. Al PSOE y a Podemos. Todo un padre de la patria les ha tildado de irresponsables, por eliminación, claro. La izquierda no ha sido capaz de sumar. Y mira que no dejan de tentarle, Pedro, que resultaría imposible la investidura, ¿Cómo es que con él sí, en cambio a mí me niegas el pan y la sal? Lo que llama la atención es el empeño en mentar la bicha en casa nacionalista sabiendo que, por dos veces, negará al presidente candidato. Es la consigna de los tiempos: Ez ezetz da.