madrid - Mariano Rajoy no encontró ayer ninguna receptividad en Pedro Sánchez para negociar una gran coalición con el socialismo que le permita repetir como presidente español. Sánchez no solo rechazó la oferta, sino que también se negó a activar una mesa de negociación sobre reformas económicas, educativas, sociales e institucionales. Es una vía muerta. Los socialistas no quieren cargar a sus espaldas con el coste político que supondría abstenerse y dejar gobernar a un candidato que ha sido responsable de cuatro años de recortes y que no ha podido enderezar a su partido ante los constantes casos de corrupción que lo habrían salpicado, menos aún cuando en las últimas horas han resurgido los casos del extesorero Luis Bárcenas y de la trama Gürtel. Sin embargo, Rajoy no contempla otra vía que no sea el acuerdo con el socialismo, puesto que no pretende negociar con los nacionalistas vascos y catalanes, y la suma con Ciudadanos no le reporta los escaños necesarios. Por ello, ayer dobló la presión sobre Sánchez para avisar de que, si mantiene su veto, “volveremos a repetir las elecciones”. Rajoy persigue al menos la abstención del PSOE, que Sánchez rechaza por ahora. El socialista evitó entrar en “elucubraciones” sobre un cambio de postura.
Tras una reunión de una hora, quedaron en el aire muchos interrogantes como, por ejemplo, si Rajoy está dispuesto a prolongar la ronda de contactos a sabiendas de que no va a tener recorrido, si va a presentarse a la investidura aunque sea para perderla, o si está explorando los resquicios jurídicos para convocar las elecciones automáticamente saltándose el paso intermedio de la votación de investidura. El clavo ardiendo al que se aferra Rajoy para no arrojar ya la toalla es el encuentro que mantendrá hoy a primera hora con Albert Rivera.
ganar tiempo La coincidencia ideológica casi total con Ciudadanos y que el partido naranja comparte la necesidad de evitar las elecciones le hacen albergar la esperanza de que se pueda activar un canal de comunicación que mantenga viva la ronda. Seguramente Rivera cerrará la puerta a la opción de abrir una mesa de negociación sobre medidas, porque tampoco quiere explorar acuerdos si el PP no cambia de candidato y Rajoy no da un paso atrás; pero podría dejar algún resquicio abierto a las conversaciones informales sobre los Presupuestos y los retos económicos más inmediatos, y propiciar así que Rajoy gane tiempo y mantenga viva la ronda. Rivera solo se abstendrá para evitar las elecciones y no votará a favor, aunque es previsible que presione estos días para que el socialismo se abstenga y se propondrá para algún tipo de mediación, algo que rechaza el PSOE. En cualquier caso, esos movimientos pueden ser suficientes para que Rajoy gane un tiempo precioso y siga presionando al socialismo. Es más, convocará a otros partidos (en alusión velada al nacionalismo) solo por hablar, ya que no les piensa plantear un acuerdo porque “no es posible”. La maniobra le permitirá dilatar la ronda para que el PSOE reflexione.
De todos modos, Rajoy no descartó decisiones inmediatas. Cuando se le preguntó hasta cuándo mantendría la ronda, dijo que, “si hay partidos que quieren negociar un programa, eso lleva días; si nadie quiere negociar, estaríamos en una situación diferente”. Es decir, si el veto de C’s es total, el escenario podría cambiar. Hoy mismo, tendrá un despacho veraniego con el rey Felipe VI, a quien podría poner al corriente de sus próximos movimientos tras haber recibido de sus manos el encargo de buscar apoyos. Cabe recordar que Rajoy no ha aclarado si se presentará a la investidura sin avales, y tampoco lo hizo ayer, aunque cada vez parece más claro que el socialismo quiere que pase por el trance de la votación fallida para poder justificar más tarde una abstención de última hora por responsabilidad y para evitar unas elecciones. Es decir, presentarse a una investidura fallida puede ser clave para desatascar la formación de gobierno, un sapo que tendrá que tragar Rajoy y un peaje a pagar para lograr la abstención socialista. De ahí el interés que ha mostrado Sánchez para que Rajoy aclare ya si se presentará. El presidente en funciones espera, en todo caso, que la investidura quede resuelta en la cuarta semana de agosto.
Sánchez compareció tras el encuentro para relatar que Rajoy le había ofrecido una gran coalición y que no puede prestarse a ello porque “es la alternativa y no va a apoyar lo que quiere cambiar”. Cualquier tipo de diálogo lo pospone al futuro, una vez proclamado el nuevo presidente. Se comprometió a ejercer una oposición leal cuando el gobierno eche a andar. Además, se zafó de las presiones dejando ver que no es su problema que fracase la investidura, sino de los partidos conservadores que podrían llegar a acuerdos de manera más natural con el PP, en alusión al nacionalismo vasco y al catalán. “Si nadie quiere pactar con el PP, es problema será de Rajoy. Como líder de un partido de izquierdas, digo que se pongan de acuerdo las derechas”, zanjó. No obstante, al hilar fino en las preguntas, no llegó a descartar una abstención de última hora de los socialistas, sobre todo si Ciudadanos termina votando a favor. Sánchez se resistió a “hacer elucubraciones” sobre un cambio de postura, pero también puntualizó que cualquier decisión tendría que acordarla el Comité Federal “en última instancia” porque las decisiones en el PSOE son “colegiadas”.
La abstención podría lastrar su bagaje en el futuro congreso del PSOE par revalidar su liderazgo, pero con la matización de ayer deja ver que la responsabilidad sería compartida y la decisión no podría atribuirse solo al secretario general. También pidió a Rajoy que aclare si va a presentarse a la investidura. De todos modos, su discurso no casa del todo con la contundencia de su portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, quien avisó ayer de que el rechazo “es definitivo” y no puede modularse en función del voto de Ciudadanos.
Rajoy, por su parte, ofreció a Sánchez cuatro grupos de trabajo (sobre reformas institucionales, política económica y presupuestaria, educación y medidas sociales) para abordar reformas para toda la legislatura. El acuerdo podría llevar “a un gobierno de coalición u otras vías de colaboración parlamentaria”. “La única alternativa es repetir elecciones”, dijo, para añadir que no vio a Sánchez “receptivo” y que se negó incluso a “intentar” el acuerdo. No aclaró si habrá terceras elecciones porque no quiere contemplar un escenario que le precería un “disparate”. Dejó ver que no acudirá a una investidura fallida porque esa votación “es para formar gobierno, y Sánchez la reclama para que no haya gobierno”.