Sirte - Sentados bajo el sol que cae a plomo en las calles desiertas de Sirte, un grupo de hombres barbudos, sudorosos y bien armados no tiene apenas tiempo para llorar a los que hoy no regresaron del frente. Hace un mes que comenzó el asalto a la ciudad -hasta hace un año principal feudo yihadista en la costa del Mediterráneo- y solo este fin de semana parece que la fortaleza de los fanáticos comienza a presentar fisuras. “La resistencia del Daesh (Estado Islámico en árabe) ha empezado a debilitarse poco a poco”, explica a Efe con un entusiasta optimismo el portavoz de la Alianza de milicias formada por el llamado gobierno de unidad libia, Mohamad al Jasri. “Nuestras fuerzas han logrado ya entrar en el hospital central de Ibn Sina y no encontraron huella algunas de los grupos de francotiradores yihadistas” que hasta hace muy poco poblaban sus ventanas y tejados, añade. El hospital, un viejo y ajado edificio, no funciona desde hace casi un mes, pero su posesión es un bien estratégico muy preciado para el objetivo final de la Alianza: ocupar el centro urbano de la ciudad y clamar victoria. Según Al Jasri, la ofensiva para la conquista final comenzó esta misma semana después de que sus unidades lograran entrar en el denominado “barrio 700”, un enclave a medio camino entre el centro de la ciudad y el puerto, conquistado hace más de dos semanas por la Alianza. Sin embargo, el coste en vidas ha sido muy elevado para el conjunto heterogéneo de milicias a las que apoya la ONU y a las que asisten expertos castrenses extranjeros. “Cerca de 240 soldados han perdido la vida en los combates de los últimos días”, algunos de ellos formaba parte del comando de hombres que ahora trata de descansar en una de las calles desiertas que conduce a la playa, explica el militar.