bilbao - El PNV era consciente de que ayer se enfrentaba a unas elecciones muy complicadas, y de que podría cundir la llamada al voto útil a uno de los partidos estatales con opciones de ocupar la presidencia española. En las generales de diciembre ya ganó Podemos en número de votos en suelo vasco, probablemente por el deseo de desalojar a Mariano Rajoy y por su defensa del derecho a decidir. En esta ocasión, además, la coalición con Izquierda Unida le reportaba los votos adicionales de la formación de Alberto Garzón. La campaña ha estado muy polarizada y los cuatro grandes candidatos españoles han acaparado el protagonismo en la televisión, con el agravante de que estas elecciones se veían como una segunda vuelta de desempate de los comicios de diciembre. En ese sentido, los últimos sondeos a nivel vasco le concedían hasta siete escaños, frente a cinco del PNV. En esas circunstancias, los jeltzales se fijaron como objetivo conservar grupo propio en el Congreso, es decir, tener cinco escaños, que permite tener más turnos de intervención y mayor influencia. Ayer lo consiguió, logró los cinco escaños y solo bajó uno con respecto a diciembre. Otro dato que pusieron en valor en Sabin Etxea durante la noche electoral fue su subida en porcentaje de voto, al pasar del 24,72% al 24,91%. El número de papeletas puede despistar ligeramente porque la abstención fue mayor en los comicios de ayer y el PNV, por lo tanto, también perdió algún voto, pero aun así se mantiene en el entorno de los 300.000 que, en circunstancias normales, marcan su base electoral. Logró 286.215 sufragios. A todo ello se suma la certeza ya consolidada de que Podemos araña votos a la izquierda abertzale y no al PNV, que aguanta su empuje y mantiene casi intacta su base social.
Por territorios, la principal espina clavada que queda a los jeltzales es haber perdido la primera posición en Bizkaia, su feudo electoral por excelencia. Es ahí donde pierden un escaño y se quedan con dos, que ocuparán el portavoz Aitor Esteban y Pedro Azpiazu. Se queda fuera Pilar Ardanza. La victoria de Podemos, no obstante, ha sido muy estrecha, por unos 4.000 votos. Asimismo, el PNV conserva Bilbao. Donde sí arrasó la formación morada fue en Ezkerraldea, donde se hizo con las plazas más pobladas. En Gipuzkoa y Araba, la fotografía fue casi idéntica a la de diciembre. El PNV logró dos escaños en territorio guipuzcoano (Joseba Agirretxea e Iñigo Barandiaran) y continuó en la segunda plaza, y consiguió un asiento en Araba (Mikel Legarda), donde no pudo escalar más allá de la tercera posición de diciembre. Las noticias en el Senado fueron buenas para los jeltzales, que mantuvieron intactos sus resultados de diciembre, con tres escaños por Bizkaia y lograron dos por Gipuzkoa, que se suman al senador por designación autonómica, Jokin Bildarratz.
Uno de los datos más interesantes que arrojó la jornada para el PNV fue la presumible capacidad de influencia que tendrá en el Congreso, ya sea para investir al próximo presidente español, para decantar las votaciones a lo largo de la legislatura, o para ambas cuestiones. Ni el bloque de izquierdas ni el de la derechas tienen mayoría absoluta, y el PNV podría ser decisivo. Cabe recordar que los jeltzales están dispuestos a implicarse en la estabilidad en España y que no se han cerrado ninguna puerta: se abren a negociar tanto con Mariano Rajoy como con Pedro Sánchez siempre y cuando se atienda la agenda vasca. Fue uno de los mensajes más claros que lanzó ayer el partido en su comparecencia nocturna, donde incluso lanzó un llamamiento a los cuatro partidos españoles para que superen los vetos y lleguen a un acuerdo que evite unas terceras elecciones.
Los jeltzales tienen asumido que Podemos querrá extrapolar los resultados a las autonómicas, pero el PNV se va a agarrar a que ni una sola encuesta cuestiona su hegemonía en las elecciones vascas de octubre. Además, recordará que no es la primera vez que un partido estatal le gana unas generales. Ocurrió con el PSOE en 1993 y 2008.