madrid - Entre el España va a bien de Aznar y el milagro económico de Rajoy hay casi veinte años de diferencia y un mismo objetivo: vender la gestión del Gobierno como fortaleza de partido ante el electorado. Hoy en día hasta los socialistas reconocen que cuando a finales de la década de los 90 el entonces candidato popular sacaba pecho por la salud de la economía tenía razón. La clave es que entonces la estructura del Estado estaba saneada gracias a un discreto nivel de deuda pública, a lo que se unía que las familias no estaban tan endeudadas como lo están ahora. De hecho, la situación económica era tan favorable que los hogares iniciaron una carrera de consumo financiado a crédito y uno de los grandes problemas del escenario actual es precisamente el dinero que deben los ciudadanos. Algo similar les ocurre a las empresas.

Es lo que se denomina en términos financieros el apalancamiento, elevar el grado de endeudamiento, una dinámica habitual y razonable cuando los préstamos se destinan a inversión, pero que si llega a ciertos niveles se convierte en un problema. Y en el caso de España se puede decir que el agua ya ha pasado del cuello.

Se ve claramente en el ámbito de la deuda pública, que ha crecido constantemente durante la crisis pero que se ha desbocado en la última legislatura. Al mismo tiempo, los Presupuestos se han vuelto ingobernables, hasta el punto de que el próximo presidente del Gobierno español se sentará en su despacho de La Moncloa con la amenaza real de una multa de hasta 2.000 millones a causa del incumplimiento del objetivo del déficit del año pasado, a lo que hay que unir el recorte de 8.000 millones que reclama el aparato comunitario.

Además, a pesar de que desde el récord del paro del primer trimestre de 2013 (6,3 milones personas sin empleo) se ha mejorado notablemente, todavía hay casi 4.800.000 parados. Los gráficos de esas estadísticas se apoyan en líneas inclinadas y en este caso no se percibe que se trate de una mala interpretación de los datos como apunta la célebre oración los renglones torcidos de Dios.

A las puertas de las elecciones que se repiten este domingo, un estudio del Centre for European Reform ?un think tank británico? desmontó pieza por pieza el milagro de la recuperación económica de España. Esa deconstrucción de las debilidades patrias pasó casi desapercibida durante la anterior campaña electoral. Ahora son el BCE, la Comisión Europea y los ministros de Finanzas de la Unión los que cuestionan la gestión y afirman que la pulcritud con la que se ha aplicado el Ejecutivo de Rajoy en el proceso de consolidación fiscal, ?el tecnicismo con el que se disfraza la política de recortes presupuestarios,? desapareció de la agenda del PP en el tramo final del año, cuando fue necesario sacar punta al lápiz del gasto de cara a las elecciones locales de junio y las generales de diciembre. Al final, la obsesión del Ejecutivo español actuar por vender la recuperación como un prodigio casi inexplicable ha dejado en evidencia que en el fondo solo se estaban poniendo en el escaparate expectativas.

Durante este campaña se ha vivido otro capítulo de esa dinámica cuando uno de los nuevos hombres fuertes del PP Pablo Casado, defendió durante un debate que su partido ha aumentado el gasto social durante toda la legislatura. Para ilustrarlo, presentó ante las cámaras un gráfico en el que la barra crecía año a año, pero en la era digital fue muy fácil para los internautas detectar que la representación de 2014 estaba falseada para que fuera mayor que la del año anterior cuando se había gastado casi un millón de euros menos. La barra del año 2015 había sido a su vez sobredimensionada para dar la imagen de gran dinamismo cuando estaba por debajo de los parámetros de 2013.

No es casualidad que el autor de la manipulación sea el vicesecretario de Comunicación del PP, porque es precisamente la imagen, la idealización de la recuperación, lo que busca el equipo de Mariano Rajoy. Tomando como referencia el paro, el déficit y la deuda pública el escenario no reluce tanto como se pretende hacer ver.

récord de deuda pública Tras varios meses a punto de romper su techo, la deuda pública española superó el Producto Interior Bruto del país en febrero y en marzo se marcó el récord con 1,095 billones de euros de endeudamiento de las administraciones, un 100,5% del PIB. En términos estadísticos, cada español debía en el primer trimestre de este año 23.543 euros. Según los datos provisionales de abril, la situación ha mejorado ligeramente después de encadenar cuatro meses al alza y la deuda ha bajado hasta el 99% del PIB, pero la barrera del billón de euros de deuda se intuye como referencia a medio plazo.

En lo relativo al porcentaje sobre el PIB, el dato alemán ronda el 71% de la riqueza del país, unos 2,15 millones de euros. La comparación con el dato de Euskadi es todavía más llamativa: la deuda pública de la CAV es de 15% de su PIB, algo más de 10.000 millones, lo que supone que cada vasco tiene una deuda simbólica de 4.585 euros, cinco veces menos que los españoles.

En la referencia del déficit, el desajuste entre los ingresos y el gasto de las administraciones, España tiene en estos momentos su mayor quebradero de cabeza. El mensaje, casi un mantra de la campaña electoral, ha sido tan insistente como recurrente: Bruselas no va a multar a España por incumplir el objetivo del año pasado y haber pedido una prórroga de un año para situar la desviación por debajo del 3%. El caso es que la Comisión Europea ha aplazado su decisión hasta después de las elecciones en un gesto interpretado como un intento de no debilitar la posición de Rajoy, mejor visto en la capital comunitaria que los partidos emergentes y seguramente que el socialista Pedro Sánchez. Los ministros de Finanzas de la Unión no han querido respaldar la decisión de la Comisión y han pedido a Bruselas que sea un "árbito real" en el terreno de juego de las tensiones del déficit y que sancione a los que no cumplan las reglas.

La gran transgresión de España se produjo el año pasado, cuando las administraciones del conjunto del Estado gastaron casi 60.000 millones más que lo recaudaron, un 5,52% de su PIB cuando ese porcentaje debería haberse situado en el 4,6%, y dejaron un agujero presupuestario de 50.600 millones. El Gobierno vasco en cambio cumplió con sobresaliente el objetivo y desbordó solo en 454 millones su nivel de gasto, un 0,69% de su PIB.

Y en el ámbito del empleo, mientras que España continúa con tasas de paro del 20%, con cerca de 4,8 millones de personas sin empleo, muy lejos del 10% de media de la UE o del 12% de Euskadi y cinco veces más que el dato de Alemania.

Volviendo al escenario del milagro económico español y a los dogmas de la iglesia católica, es posible que la fe mueva montañas, no ha conseguido hacerlo con la economía y habrá que esperar a mañana para saber si lo hace con los votos.

-5,52

España cerró 2015 con un déficit de 59.730 millones de euros. Gastó casi 60.000 millones más que lo que ingresó, lo que supone una desviación presupuestaria del 5,52% frente al objetivo del 4,2% pactado con la UE. El incumplimiento del objetivo de déficit podría acarrear una multa de hasta 2.000 millones de euros.

Los déficits de Rajoy

% pib objetivo %

2012-10,4 6,3

2013 -6,9 6,5

2014 -5,9 6,0

2015 -5,5 4,6

2016 -3,6 * 2,8

(*) Previsión del Gobierno