Bilbao - La futura salida del Reino Unido de la Unión Europea tendrá efecto directo en los ciudadanos comunitarios. En primer lugar, aquellos que residen en territorio británico y que ahora miran con incertidumbre su futuro. En segundo lugar, los británicos residentes en otros países del bloque europeo, como el Estado español. En tercero, los futuros turistas que ya no gozarán de la libre circulación. “Todavía no se sabe qué tipo de negociación se va a hacer, si va a existir algún tipo de convenio especial entre la Unión Europea y el Reino Unido. Lo que está claro es que no va a haber libre circulación, por lo tanto vuelven los visados, vuelven también los contratos de trabajo para la residencia”, explica Gorka Moreno, director de Ikuspegi.

“Habrá que ver cómo se gestiona la cuestión de las personas comunitarias que ya vivían en el Reino Unido, habrá que ver qué elementos se ponen para aquellas personas que quieren viajar al Reino Unido y no nos olvidemos del número importante de personas que viven en el Estado y a las que también les va a afectar porque dejan de ser comunitarias. Esto habrá que ver cómo se negocia, de momento hay incertidumbre”, prosigue.

La inmigración, tanto comunitaria como de otros países, ha jugado un papel protagonista en la campaña a favor del Brexit. Sin embargo, Moreno advierte de que “ciertas medidas no se van a poder llevar a cabo porque sería un suicidio para el Reino Unido, pero sí que se usan para tener contenta a la opinión pública”. Para el director de Ikuspegi, “una de las grande tragedias de la Unión Europea es que necesitamos inmigrantes pero no los queremos”. “Las actitudes hacia la inmigración nada tienen que ver, en muchos casos, con los datos objetivos, se sitúan más en el ámbito de las tripas y el corazón; muchos estereotipos y prejuicios tienen mucha más fuerza que los datos que nosotros podamos ofrecer”, lamenta, como ha demostrado la campaña del Brexit en el Reino Unido.

Otro grupo que miraba ayer con preocupación las noticias que llegaban de Reino Unido es el de los aspirantes a la beca Erasmus, que no se verán afectados a corto plazo, es decir, en los próximos dos años, porque siguen vigentes los acuerdos. Sin embargo, a partir de entonces la beca dependerá también de las negociaciones entre la UE y el Reino Unido.