Londres se despertó ayer llevándose una buena sorpresa. La mayoría de sus ciudadanos se habían ido a la cama con una encuesta a pie de urna publicada por la cadena Sky News que daba una ligera ventaja de cuatro puntos a los partidarios de seguir en la Unión Europea y además el líder del euroescéptico UKIP, Nigel Farage, parecía aceptar una derrota cuando comenzaba el recuento.

Nada más lejos de la realidad, pasada la media noche las cosas empezaron a ponerse serias, pese a la abrumadora victoria en Gibraltar. A partir de las cinco de la madrugada, los resultados daban ya la victoria al Brexit en la mayoría de las ciudades inglesas, apuntando a una salida del Reino Unido del bloque común. Finalmente, se confirmó el resultado, un 52% a favor de la salida y un 48% partidario de seguir. El Brexit era oficial y la libra cotizaba a su nivel más bajo desde el año 1975.

Las cosas eran bien diferentes en Londres, al igual que en Escocia, donde la mayoría quería seguir en la UE. La media de apoyos en la capital británica fue del 59,9% (2,26 millones de personas), pero en algunas áreas el porcentaje subió al 79%. En 33 barrios apoyaron a la UE, pero Barking and Dagenham, Bexley, Sutton, Havering y Hillingdon fueron las excepciones para apoyar la salida.

Pronto el recién elegido alcalde, el laborista Sadiq Khan, dijo que no tenía dudas de Londres “seguiría siendo una ciudad de éxito”, pero pidió que Reino Unido siguiese formando parte del mercado único. “Dejando de acceder a los beneficios del libre comercio con 500 millones de personas sería un error”, puntualizaba, a la vez que decía a los extranjeros que eran bienvenidos en la capital británica.

Algunos se animan a firmar una petición para pedir que Londres fuese independiente del resto del país y poder seguir en la UE. “Estoy tan enfadado”, escribía uno de los firmantes, poniendo sobre la mesa cómo “una generación a la que se le ha dado todo: educación gratuita, pensiones de oro y movilidad social han votado despojar el futuro de mi generación”.

Así, mirando con detalle la demografía de los ciudadanos a nivel nacional, destaca como los mayores de 65 años, fueron los que más apoyaron la salida de la UE con un porcentaje del 58%, frente a los jóvenes entre 18 y 24 años que apostaron con un 64% por quedarse. Fue así una decisión que los abuelos británicos tomaron en contra de los deseos de sus nietos.

23-J, día de la independencia Un Nigel Farage pletórico llamaba a nombrar el 23 de junio como el “día de la independencia” del Reino Unido, si bien sus argumentos de la campaña se veían puestos en evidencia en un programa matinal de televisión, donde reconocía que los 350 millones de libras semanales que Londres presuntamente enviaba a Bruselas no existían como tal y no acabarían en las arcas del sistema sanitario NHS, tal y como había defendido por activa y por pasiva durante las semanas de campaña.

Las bolsas abrían una hora más tarde y muchos pedían al primer ministro David Cameron una comparecencia urgente para calmar las dudas de los mercados. Otros expertos rumoreaban la posibilidad de que éste anunciase su dimisión. Y así ocurrió, de la mano de su esposa Samantha, Cameron hizo oficial su salida en una declaración a las puertas de su residencia oficial en número 10 de Downing Street.

En un cafetería en el barrio de Portobello, Tony y Elizabeth Cahillane confiesan que han votado salir. “Estamos muy contentos con el resultado. Habrá un breve período de problemas económicos, pero Reino Unido a la larga será más fuerte”, explica Tony. Para él, la UE controlaba demasiado el comercio británico y otras actividades económicas como la industria del hierro. “Cuando el Gobierno quiso poner dinero en esta última no pudo porque Bruselas no se lo permitía. En el caso del fabricante de coches Ford, recibe millones de libras para tener sus fábricas aquí, eso no tenía que ser así”.

Tony no tiene miedo a una subida de los productos o a perder la libertad de movimientos. “Antes de entrar en la Comunidad Económica Europea, se usaba pasaporte y se pedían visados y no pasaba nada. La única diferencia es que podremos elegir al tipo de inmigrante que queremos que venga a trabajar a este país, en base a sus cualificaciones y no a los que solo vienen a pedir ayudas”, dice.