El Reino Unido decide hoy su futuro: dentro o fuera de la Unión Europea (UE). Todo el continente contiene la respiración pendiente del resultado del referéndum y Euskadi no es una excepción. En nuestras calles hay vecinos a los que esta consulta afecta especialmente. Son los británicos que un día decidieron, por un motivo u otro, instalarse en Euskadi. Varios de ellos se han prestado para explicar a DNA cómo viven desde la distancia un acontecimiento tan importante.
En Donostia, por ejemplo, residen David Bumstead (57 años), Phil Ball (59 años) y Ainhoa Smithers (17 años). Los dos primeros son ingleses que llevan varias décadas afincados en Gipuzkoa. Ainhoa, sin embargo, es guipuzcoana de nacimiento, pero su padre es británico y el Brexit puede afectar de una manera importante a una nueva etapa de su vida que arranca ya mismo. Los tres tienen algo en común: quieren que en las urnas gane el Remain, la opción que aboga por mantener al Reino Unido dentro de la UE. “Si saliese de la Unión Europea, personalmente, a mí me haría la vida un poco más difícil”, se lamenta Ainhoa, “quiero ir a estudiar a Edimburgo y ahora mismo es muy fácil. No necesito visa ni nada. Si gana el Brexit, se complica un poco la cosa. No se sabe qué va a pasar ni cuándo”. David Bumstead, por su parte, entiende que la ruptura no sería inteligente: “En las excusas que están dando en la campaña del Exit no hay un argumento lógico: inmigración, tasa de empleo, sueldos? Nada de lo que he visto tiene lógica. Sería absurdo salir”. Además, advierte que no puede haber datos económicos sobre el futuro: “Nadie sabe lo que va a pasar en ningún país de Europa. Haciendo un cambio tan drástico, se sabe aún menos. Es algo que nadie ha hecho anteriormente, por lo que tampoco hay referencias. Lo único que se puede hacer es sembrar dudas y miedos”.
Phil Ball, que trabaja para la Federación de Ikastolas, comparte las ideas de David y lamenta que en su país muchos no adapten su ideario a los tiempos que corren: “Es un intento de algunos para volver a unas circunstancias en las que Inglaterra y el Reino Unido eran otra cosa. Creo que hay que aceptar que la realidad ha cambiado. No es tiempo para aislamiento, sobre todo porque la composición social y política de las islas han cambiado”. Como ejemplo de esas incongruencias, señala al líder del partido UKIP, Nigel Farage, líder de UKIP: “Quiere salir de la UE y su apellido es francés, su mujer es alemana?”.
Phil Ball señala que los mensajes alarmistas de la campaña han salido desde la prensa derechista, mientras que “los mensajes sensatos de la prensa de izquierdas son leídos por menos gente”. Bumstead le secunda: “Si hablas del futuro de una manera positiva, tu argumento debe ser más complejo. Si quieres hablar de violadores de Turquía, es un mensaje simple y fácil de vender”. Todo esto confluye en una idea que Ainhoa tiene clara: “En campaña han empujado mucho hacia los sentimientos, en lugar de enseñar datos válidos”.
La cuenta atrás para la votación ha estado sacudida por el asesinato de Jo Cox, partidaria de mantenerse en la UE. Phil Ball cree que este suceso ha nivelado las encuestas: “La prensa derechista ha acusado al Remain de usar esta muerte en su favor. Les acusan de politizarlo cuando son ellos los que politizan todo. Ojalá afecte al resultado, aunque es desafortunado que sea por una cosa así”. Bumstead, por su parte, señala que el debate ha tenido un toque racista: “Cuando se habla del control de inmigración no se está hablando de franceses, de alemanes? Hablan de personas a las que no afecta el Brexit. Es una especie de racismo. La economía británica va bien y es un imán para la inmigración. Si eso cambiase, la gente iría a Alemania o a otro país en el que haya trabajo. ¿Cómo controlas eso? Para mí es algo absurdo”. Ainhoa Smithers puntualiza que también “hay que pensar en que afecta a millones de británicos que están fuera”.
Tanto David como Phil coinciden en que es curioso que esta campaña no ha enfrentado a la derecha y la izquierda, sino que todo ha sido un pulso dentro del partido conservador. “Cameron ha decidido hacer el referéndum para complacer al ala derecha de su partido”, dice Ball. “Pierden votos a favor de un partido más a la derecha, el UKIP”, aclara David, “para frenar eso ofrece la posibilidad de este referéndum. Lo que no sabía es que el exalcalde de Londres, Boris Johnson, se iba a unir al Brexit. ¿Por qué? Porque quiere ser el líder de los conservadores”. Ball va más allá y apunta: “Se dice que Johnson tiene una espina clavada. Iba un curso por debajo de Cameron en Oxford y está celoso porque Cameron llegó primero. El tío es un poco berezi y ha montado todo esto a favor del Brexit por eso”. David Bumstead sentencia: “Si Boris Johnson no hubiese salido al lado de los que apoyan el Brexit, el Remain ganaba de goleada”.
el ‘lexit’ En Gasteiz vive John Hird, quien nació en Newcastle hace 54 años. Su visión es opuesta a la de Ainhoa, Phil y David: “Se llama Brexit, pero yo prefiero decir Lexit, salida desde la izquierda, no desde la derecha. Estoy a favor de salir de la UE, pero no por las razones que se dan en Inglaterra, por la inmigración. No creo que ese sea el problema. El problema es que la UE es antidemocrática, es un proyecto del neoliberalismo y hay mucha distancia entre los pueblos. Yo no estoy de acuerdo con ella porque está imponiendo la austeridad, por ejemplo, en Irlanda, Grecia, Portugal y España. No estoy de acuerdo, porque no es un proyecto democrático. Yo soy internacionalista y estoy muy a favor de la solidaridad, pero veo que no es posible en la UE”.
Hird ve de una manera muy diferente el modo en el que debe relacionarse su país con Europa: “La UE es un club del capitalismo. Los pueblos tienen que hacer los enlaces y poner en marcha la solidaridad. La gente de Gran Bretaña no está en contra de la gente de España, Portugal o Alemania. Está en contra de las medidas que está imponiendo la UE”.
John, que trabaja en una cooperativa de enseñanza de inglés, cree que hoy va a ganar el Brexit: “Esto va a suponer una crisis increíble en Gran Bretaña, porque el debate es, realmente, entre dos alas del partido conservador. Están utilizando argumentos muy racistas. Es horrible. Es una fiesta del racismo. La prensa no está escuchando la voz de las clases obreras. No todo el mundo es racista en Gran Bretaña. Muchos no lo son”.
Reconoce que hay dudas en su entorno sobre lo que ocurrirá si vence el Brexit (o Lexit): “En nuestra cooperativa estamos muchos británicos que llevamos años aquí y muchos tienen miedo porque no saben lo que va a pasar. Creo que se está exagerando un poco, porque antes de la UE los británicos también trabajaban en España. En mi caso, mi compañera tiene nacionalidad española, aunque no es española. Tal vez yo podría cambiar mi nacionalidad. Yo estaba esperando poder pedir la nacionalidad vasca, pero no es posible. Estoy valorando sacarme el pasaporte español”.
Lo que sí comparte John con Phil y David es que hoy no puede votar por llevar más de 15 años fuera de Gran Bretaña: “Es injusto, porque se decide mi futuro y no puedo votar”. David Bumstead piensa algo parecido: “Lo que es ilógico y me da rabia es que esta semana hay dos elecciones que me van a afectar bastante y no voto en ninguna de las dos. Aquí estamos pagando impuestos y no tenemos voz ni voto”. Phil comparte el desacuerdo: “Es un poco duro”.