Dar una imagen a la desesperada en el primer día de campaña. Es lo que le sucedió ayer al candidato del PSOE a La Moncloa, Pedro Sánchez, que decidió acudir a la localidad madrileña de Móstoles, territorio tradicionalmente socialista de unos 200.000 habitantes, para pedir el voto puerta por puerta en las propias viviendas de los vecinos. “Lo importante es hacer una campaña de cercanía, donde podamos explicar nuestras propuestas”, afirmó el secretario general del PSOE a los periodistas que le siguen en campaña para justificar esta iniciativa, diferente de los tradicionales mítines, en la que estuvo acompañado del alcalde del municipio del llamado cinturón rojo y cabeza de cartel al Senado, David Lucas.
La sensación generalizada, apoyada por la encuesta del CIS del pasado jueves, de que Unidos Podemos culminará el día 26 su sorpasso al PSOE y le relegará a la tercera posición, está detrás de la búsqueda de este contacto directo con los militantes tradicionales socialistas para tratar de movilizarles. Pedro Sánchez comenzó su recorrido en un parque en el que entró en algunos comercios donde repartió propaganda electoral. Entonces dio inicio a su primera acción de puerta a puerta con vecinos. Junto a su equipo y un grupo de periodistas, se dirigió al número 27 de la avenida Simón Hernández, situada en un barrio obrero de Móstoles, donde tocó el telefonillo para poder acceder al edificio de siete plantas. El candidato visitó tres casas, después de que otras cuatro familias declinaran abrirle sus puertas alegando que no querían aparecer en los medios.
En la primera vivienda le recibieron Ramón, jubilado, y Mercedes, interventora electoral del PSOE en más de una ocasión, que le invitaron a abrir la nevera y servirse un vaso de agua fría para aplacar el sofocante calor. Consciente de la preocupación que ha despertado la encuesta del CIS, Ramón compartió el mensaje de Sánchez de que es preciso agitar al electorado socialista para que vaya a las urnas. “El que no vota es como si estuviera muerto”, sentenció el hombre en lo que fue una de las frases de la jornada. Mercedes, para no dejar dudas de su socialismo, se puso del lado del líder del partido: “Veo a Rajoy en televisión y me pongo malita”, dijo.
En la siguiente casa, Pedro Sánchez fue recibido por la extremeña María Antonia y su hija Laura, enfermera de profesión, que no ocultaron ser de izquierdas. “Me gustaría pediros que votéis al PSOE porque durante estos cinco meses hemos intentado de verdad un cambio de gobierno. Si el 26 de junio los socialistas de corazón salen a votar, será el último día de Rajoy”, les prometió.
“Te veo algo cortada”, trasladó el candidato a María Antonia. “Es que sabes lo que pasa, que llevo esperando toda la mañana y pensaba que no ibas a venir”, confesó la mujer, levantando alguna sospecha de que la visita podía estar preparada. Sánchez se excusó asegurando que había tenido que atender un asunto familiar al que no podía faltar.
La siguiente parada fue en el domicilio de Ángel y María Dolores, votantes socialistas que también le invitaron a charlar en el sofá del salón, ante las fotos de comunión de sus hijas, para comentar la actualidad y lo que les cuestan los medicamentos. “¿Están animados?”, les preguntó Sánchez, a lo que el vecino, con la televisión delante hablando del CIS, le respondió: “Yo lo estoy, pero hay que dar la vuelta a las encuestas. Hay que pelear”.
Pedro Sánchez destacó el hecho de que las mujeres sean más abstencionistas que los hombres, por lo que concluyó que este colectivo es el que “puede lograr el cambio”. Al término de la visita al edificio, que se prolongó durante unos 40 minutos, el líder del PSOE dijo que, pese a las encuestas, no tira la toalla. “Siempre estoy animado. Nos va a ir mucho mejor”, vaticinó.