Washington - La exsecretaria de Estado Hillary Clinton mira ya a las elecciones presidenciales de noviembre en EEUU tras un largo periodo de primarias enfrentada al senador Bernie Sanders y apelando a la historia al convertirse en la primera mujer candidata a la Casa Blanca.
Tras los resultados del último supermartes, jornada en la que los demócratas se disputaban los delegados de seis estados, Clinton ya superó los 2.383 necesarios para asegurarse la nominación, contando con los superdelegados (cargos electos u orgánicos del partido con libertad de voto que no tienen que seguir el dictado de las urnas).
En concreto, Clinton ganó en California, Nueva Jersey, Nuevo México y South Dakota, mientras que Sanders lo hizo en Montana y North Dakota. Como resultado, la exsecretaria de Estado alcanzó los 2.184 delegados y 571 superdelegados (2.755 de los 2.382 necesarios) frente a los 1.804 delegados y 48 superdelegados de Sanders (1.852 delegados en total).
Después de su derrota en 2008 ante el actual presidente, Barack Obama, Clinton reivindicó el pasado martes haber logrado romper con las barreras de género y conseguir que EEUU esté más cerca de tener una presidenta por primera vez en la historia.
“Hemos logrado algo histórico esta noche”, dijo ante miles de seguidores en la sede de su campaña en Brooklyn (Nueva York). “Pero aunque esta noche hemos hecho historia, tenemos que seguir trabajando para continuar escribiéndola”, aseveró, aludiendo a los comicios de otoño.
No obstante, el camino de Clinton de aquí a noviembre no será tan sencillo tras un periodo de primarias completamente inusual para el país con la sorprendente victoria del magnate Donald Trump del lado republicano y la presión ejercida por el movimiento de Sanders, aupado por los jóvenes, y que tampoco se esperaba.
Con el magnate inmobiliario en la esquina opuesta del ring, Clinton peleará con un aspirante que ha dejado atrás cualquier regla de corrección política, que no tiene miedo al ataque y que promete unos debates presidenciales inéditos, claves en las campañas presidenciales estadounidenses.
Pese a su retórica incendiaria, Trump se alzó con la victoria republicana casi un mes antes que Clinton, y lo hizo además con gran parte del aparato de su partido en contra y una alta movilización del voto a su favor, dejando patente el nivel de descontento social con la política clásica.
sanders resiste Por otra parte, el hecho de que la ya virtual nominada demócrata no haya alcanzado los 2.383 delegados necesarios únicamente a través del voto popular, teniendo que contar también con los superdelegados, ha hecho que el senador por Vermont insista en continuar batallando hasta la convención demócrata de julio.
Según aseguró en su campaña, el senador tratará de convencer al mayor número posible de superdelegados en las semanas que restan para la cita de julio, con el objetivo de que los más de 10 millones de personas que le han dado su apoyo vean reflejadas sus políticas en el proyecto del partido que allí se discutirá.
Sanders, por quien nadie apostaba cuando presentó su candidatura hace más de un año a los pies del Capitolio y apenas rodeado por unas decenas de seguidores, ha sido capaz de movilizar al electorado más joven y de sostener una larga campaña de la mano de cientos de miles de pequeñas donaciones.
Los analistas coinciden además en que su postura ilusionante con una defensa desvergonzada del “socialismo”, estigmatizado en EEUU, ha obligado a Clinton a alinearse más a la izquierda, con propuestas mucho más progresistas.
Muchos de los votantes de Sanders y de Trump tienen en común el descontento con el sistema establecido, con el que identifican a la también exprimera dama, por lo que Clinton tendrá que continuar apelando a ese sector del electorado que se inclinó por el senador en las primarias para asegurarse ser la próxima inquilina de la Casa Blanca.
Ahí jugará un papel clave el compañero o compañera que la exsecretaria de Estado elija para ser candidato a la Vicepresidencia, una decisión que suele decantarse en función de la estrategia electoral en la recta final de la campaña.
Posible vicepresidente El propio Sanders no se ha descartado como candidato vicepresidencial y suenan nombres como la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren, uno de los mayores látigos contra Trump en las últimas semanas, o el del senador por Nueva Jersey Cory Booker, también del ala más progresista.
Además de los cálculos demográficos y las estrategias electorales, la exsecretaria de Estado tendrá que sortear las posibles consecuencias derivadas de su uso de cuentas privadas de correo electrónico cuando estaba al frente de la diplomacia, un caso que está en manos de la Justicia y que aún puede traer cola. Así pues, es indiscutible que Clinton marcó esta semana un hito de la historia estadounidense, pero le queda aún un largo e impredecible camino durante los próximos cinco meses. - Efe