La melodía ya sonaba conocida de la campaña electoral de 2011. Rebaja de impuestos para todos. Empleos a precios de saldo y el milagro de los panes y los peces que permitirá al Estado seguir ofreciendo un modelo de bienestar sin ajuste del gasto público en los servicios sociales aunque todos paguen menos IRPF. Rajoy se ha atrevido de nuevo a poner el caramelo ante los votantes, aunque estos deberían recordar que no se puede tener la bota llena y la suegra borracha, con perdón. De hecho, la rebaja de impuestos que Rajoy prometió en 2011 no llegó hasta 2015, con las urnas a la vista, y fue uno de los factores que impidieron al Estado cumplir su compromiso de déficit y aumentó la deuda que cada ciudadano tiene a sus espaldas y que ya supera los 23.000 euros.

Vuelve a oler a urna y ya está aquí la nueva oferta tributaria. Sostiene el PP que es capaz de cumplir el déficit, contener la deuda, mantener la calidad de los servicios al ciudadano, rebajar dos puntos del IRPF en todos los tramos, lo que dejaría a las rentas más altas pagando cuatro puntos menos en el plazo de un año, y crear empleo reduciendo las cotizaciones a la Seguridad Social. Sin olvidar eso que eufemísticamente llama fomentar el ahorro y la inversión por medio de la fiscalidad que, en esencia, consiste en que las rentas de capital coticen aún menos por sus beneficios. La cuadratura del círculo. Mucho IVA hace falta recaudar, mucho espera que fumen los parados que ya se comen las uñas esperando un empleo o el PP ha decidido que nos demos todos a la bebida y conduzcamos después como descosidos al grito que popularizó el propio Mariano Rajoy: “viva el vino”. Sólo por esa vía, incrementando exponencialmente los ingresos por los antiredistributivos impuestos indirectos y los especiales que se pagan en alcohol, tabaco y carburantes, se puede compensar una nueva rebaja de recaudación de dos puntos de media en el IRPF. La reforma del pasado año ya mermó más de 1.600 millones en el primer trimestre y el IVA no los compensó. Pero dice Luis de Guindos que, si la tendencia económica no se mantiene, habrá que hacer ajustes en el gasto público. De Guindos sabe que la tendencia no se mantendrá porque el propio gobierno revisó su objetivo de crecimiento a la baja hace un par de meses. De modo que a ver de dónde saldrán los 2.000 euros anuales de apoyo a la maternidad que también promete el PP -¿recuerdan el denostado cheque bebé?-. Sobre el papel, se pretende reactivar la demanda interna dando más dinero a los ciudadanos; el empleo rebajando sus costes sociales; el gasto público... ¿privatizando servicios? Pero esa vía no ha creado empleo de suficiente calidad como para que el consumo tire con fuerza y la Seguridad Social no parece capaz de soportar una rebaja de ingresos aún mayor. Hay que acompañar esas propuestas de su memoria económica. Y contrastar ésta, con la evolución reciente de las variables de la ecuación -recaudación, consumo, empleo-. Porque para todo no da.