gasteiz - El portavoz del PSOE en el Congreso y coordinador del Comité Electoral, Antonio Hernando recaló ayer en Gasteiz para participar en un encuentro con los candidatos socialistas y participar en un acto de precampaña. Marca distancias con Podemos, el discurso socialista apela al voto útil. Al PNV también lo incluye en el saco de quienes “echaron el freno de mano” al cambio, pero deja las puertas abiertas. El sorpasso de Unidos Podemos y las encuestas no se los acaba de creer. “Las cosas pueden cambiar sin dar vuelcos”, advierte.

En el acto celebrado en Gasteiz hablaba de tres grandes temas que deberían centrar la campaña electoral: pobreza, empleo y pensiones. ¿Es posible celebrar ahora una campaña propositiva, después de cinco meses de falta de acuerdos y de crispación política?

-La cuestión es que los últimos cuatro meses han sido muy intensos. Nosotros lo hemos intentado, hemos trabajado mucho para que hubiese un gobierno de cambio, no ha sido posible. Creemos que la responsabilidad ha sido de otros y que hemos hecho el máximo esfuerzo en nuestras manos. Pero eso es pasado, esto son unas nuevas elecciones y los ciudadanos esperan que hablemos de sus problemas y de las soluciones que pone sobre la mesa el PSOE. Otras cosas, lo que yo llamo temas metapolíticos, me parece que sólo les interesan a algunos; nosotros queremos hacer esta campaña en positivo y hablando de programa y de proyecto.

Pero esos temas metapolíticos parece que son los que frustraron llegar a un acuerdo para formar gobierno...

-El cambio se frustró quizá debido a la intransigencia y las ambiciones de algunos. El cambio era posible y hubiese sido posible por ejemplo si Pablo Iglesias no hubiese sido tan intransigente y no hubiese puesto su ambición personal por encima de un interés superior que teníamos la inmensa mayoría de los ciudadanos; siete de cada diez votantes quería que hubiese cambio en España y yo creo que lo siguen queriendo. El cambio era posible, se le echó el freno de mano y quizás el día 26 tengamos la ocasión de quitarle el freno de mano al cambio y hacer posible un gobierno y mandar al PP a la oposición, entre otras cosas para que se regenere que falta le hace.

¿Y creen que la ciudadanía va a premiar al PSOE el 26-J su intento de formar gobierno?

-No me gusta entrar en el juego de a ver quién ha tenido la culpa. Lo que sí creo que va a valorar la ciudadanía es quién ha hecho el máximo esfuerzo, y lo ha hecho Pedro Sánchez y el PSOE. Yo he estado al frente de la Comisión Negociadora y hemos invertido muchas horas en buscar acuerdos y en dialogar a nuestra izquierda y a nuestra derecha. Hemos hecho más de 20 documentos, muchos de ellos en respuesta a otras formaciones políticas; hasta 24 horas de que acabase el plazo respondimos a Compromís. El 26 tenemos la oportunidad de apostar el cambio sin intermediarios, porque luego se vota a otras fuerzas políticas pensando que van a ser facilitadores del cambio y han sido los cerrojos del cambio.

Entiendo entonces que está de acuerdo con Pedro Sánchez cuando dijo el lunes que si depende de los votos de Pablo Iglesias, no será presidente.

-A las pruebas me remito. Pablo Iglesias pudo decir sí al cambio durante estos cuatro meses, durante los dos debates de investidura, y dijo no al cambio. En ese sentido he manifestado en otras ocasiones que Pablo Iglesias no me parece una persona de fiar, porque una cosa es lo que decía dentro cuando estábamos sentados para negociar y otra lo hacía fuera y, en ese sentido, Pablo Iglesias no me parece una persona fiable ni garantía del cambio.

No obstante, no parece que los resultados del 26-J vayan a ser sustancialmente distintos a los de diciembre si atendemos a las encuestas. ¿Estamos abocados entonces otra vez al bloqueo?

-Las cosas pueden cambiar sin dar vuelcos. El 26-J puede haber cambios sin vuelcos. Hay un conjunto de ciudadanos muy importante que apostó por Podemos en diciembre y que en estos momentos están indignados con la actitud de Podemos. Esos ciudadanos, que fueron en su momento votantes socialistas, me parece que pueden volver a confiar en el PSOE. Y hay quienes se quedaron en su casa en diciembre, a los que queremos darles razones para apoyar a Pedro Sánchez el día 26.

No se cree demasiado que la alianza de IU y Podemos esté en disposición de dar el ‘sorpasso’ al PSOE...

-Es que yo desconfío de los cocineros de las encuestas. Los cocineros de las encuestas nos han jugado muy malas pasadas en los últimos procesos electorales: nos dieron un cuádruple empate el 20-D, nos dijeron que en la Comunidad de Madrid Ángel Gabilondo iba a perder por diez escaños frente a Podemos y terminó ganando por once, nos dijeron que Javier Arenas iba a sacar mayoría absoluta en Andalucía. Tiendo a pensar que las cosas no son como nos cuenta esta cocina de las encuestas y veo lo que está pasando en la ciudadanía. Y veo ganas de que las cosas cambien. Siete de cada diez personas quieren el cambio: de lo que se trata es de que esas siete no dispersen su opción de cambio sino que la concentren para hacerlo posible.

Pablo Iglesias decía el martes que si Podemos gobierna va a depender de una decisión del PSOE.

-Recuerdo que escuché esta misma idea de Pablo Iglesias antes del 20 de diciembre. Dijo aquello de “Pedro Sánchez tendrá que elegir entre hacer presidente a Rajoy o hacerme presidente a mí” y resulta que fue al contrario, fue Pablo Iglesias el que pudo elegir entre hacer presidente a Pedro Sánchez o a Mariano Rajoy y decidió dejar cinco meses más a Rajoy. Es una lástima. La única garantía de cambio real es el PSOE.

El PP, Rajoy, se presentan como la opción frente al radicalismo. ¿Se sienten radicales?

-En estos momentos lo radical es engañar a la ciudadanía. Decir que se van a bajar más los impuestos y enviar una carta a Bruselas asegurando que va a haber más recortes. Lo radical es esconder la corrupción o cargar contra los jueces. Lo radical es seguir recortando el Estado de Bienestar. España ha vivido la radicalidad del PP con muchísima crudeza; el ministro de Exteriores lo dijo el otro día, que se habían pasado cuatro pueblos con la austeridad. El PP, en su política económica y social ha sido muy radical y eso ha perjudicado mucho a las familias españolas.

Hablando de corrupción, las últimas encuestas incluso apuntan a una tendencia al alza del voto ‘popular’, parece que la factura que le pasa eso al PP está amortizada...

-La corrupción no ha penalizado lo suficiente al señor Rajoy, cierto es que el PP tuvo una bajada importante de voto en las elecciones del 20 de diciembre, pero en estos cuatro meses se han dado más motivos para castigar al PP: Rita Barberá, otra vez Gürtel, Granados desde la cárcel contándonos toda una trama de financiación ilegal y de enriquecimiento ilegal... Tenemos aquí en Vitoria episodios que no son muy edificantes respecto al comportamiento de los exalcaldes Alonso y Maroto en el Tribunal de Cuentas... Estoy convencido de que eso les va a volver a pasar factura.

Al nuevo Gobierno le espera la demanda de Bruselas para un recorte extra de 8.100 millones de euros y una multa pendiente por el déficit. ¿Qué piensa hacer el PSOE al respecto si llega a La Moncloa?

-Lo primero es la sorpresa de que este multazo no se haya dado a conocer en la campaña electoral para que los ciudadanos supiesen a qué se atenían y tuvieran conocimiento de las consecuencias de los incumplimientos del PP. Lo segundo es decir que nuestra intención es negociar con Bruselas. Ha habido gobiernos europeos como el griego que han ido a intentar imponer a Bruselas una serie de condiciones y han salido escaldados porque a Bruselas hay que ir con propuestas serias y solventes. Ha habido gobiernos como el español que han ido a Bruselas a decir sí bwana. La posición intermedia en este caso es la correcta: ir a negociar a Bruselas que la senda de déficit se cumpla en dos años más y no en uno. Y decir la verdad: y la verdad es que no se pueden bajar los impuestos en España. A las clases medias y trabajadoras no se les pueden subir los impuestos, pero hay otro tipo de impuestos que sí hay que subir. Hay que crear un impuesto de grandes fortunas, que las sociedades paguen el tipo efectivo que les corresponde y, sobre todo, perseguir el fraude fiscal. Con eso tenemos medios para evitar más recortes al Estado de Bienestar.

Parece que el PP va a rechazar un debate cara a cara entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. ¿Qué le parece?

-Estamos dispuestos a un debate a cuatro entre los candidatos de los cuatro grandes partidos pero ha habido medios que nos han pedido también un cara a cara entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy. Nosotros estamos dispuestos. No es de extrañar que el PP o Rajoy no quiera debatir, hay que tener en cuenta que Rajoy es partidario firme del plasma o de hacer vídeos electorales desde La Moncloa, pero los debates yo creo que son un derecho de los ciudadanos.

El lunes se firmó el acuerdo para la entrada del PSE en el gobierno del Ayuntamiento de Gasteiz con el PNV, que viene a completar el mapa de pactos forales y municipales entre ambos partidos en la CAV. ¿Cómo lo valora?

-Lo valoramos positivamente, en el sentido de que somos un partido de gobierno que sabe que las cosas se cambian desde el gobierno y las instituciones. No eludimos nuestra responsabilidad.

¿Es el PNV un aliado potencial para el PSOE a la hora de negociar la posible formación de gobierno en Madrid?

-Yo he estado durante cuatro meses hablando con el PNV y tengo una buena relación con sus dirigentes y en concreto con Aitor Esteban. Hablamos de la agenda vasca, ampliamente, y creo que habría sido posible llegar a un acuerdo sobre la agenda vasca pero creo que el PNV al final tuvo un poco de miedo y que estuvo mirando todo el tiempo de reojo a Podemos, para ver si Podemos daba o no daba el paso y al final el PNV hizo lo mismo que Podemos u otras fuerzas, que fue votar no al cambio y eso ha supuesto cuatro meses más de Mariano Rajoy. Esperemos que en el futuro se alíe con el cambio.

Pero el PNV se queja, lo ha hecho durante las negociaciones y lo hace ahora, precisamente de que los partidos de ámbito estatal no escuchan ni tienen en cuenta esa agenda vasca.

-No sé qué conversaciones tuvo el PNV con otras formaciones, sé las que tuvo con el PSOE y desde luego con el PSOE sí se habló de la agenda vasca, incluso se intercambiaron documentos, y por supuesto que nosotros seguimos comprometidos con la agenda vasca, sabiendo que agenda vasca es también el futuro de las pensiones o la ley Mordaza o la ley Wert.

¿Pero cree que era factible o que podría serlo el acuerdo que alcanzó el PSOE con Ciudadanos, una formación que por ejemplo ha cuestionado el Concierto Económico, con lograr un pacto con el PNV?

-Nuestra posición en relación con el Concierto es absolutamente indiscutible, un modelo que hemos defendido y defenderemos y así lo recogimos en la Declaración de Granada. En las conversaciones que tuvimos con el PNV les dejamos claro que esa iba a ser nuestra posición y que si Pedro Sánchez era presidente nada iba a cambiar respecto a nuestra posición tradicional del PSOE.

El proceso soberanista en Catalunya ¿condiciona de algún modo la posición del PSOE a la hora de llegar a acuerdos con el PNV, en la medida en que en el Parlamento Vasco también esta abierto el debate sobre la actualización del nuevo estatus?

-Me parece una posición razonable una mejora del autogobierno siempre que sea positivo para la administración y la gestión. Lo único que pedimos es que se haga con consenso suficiente, no de unos frente a otros, y que cuente con la pluralidad necesaria para hacerlo posible.

¿Cómo valora la ratificación por las bases de EH Bildu de la candidatura de Arnaldo Otegi a lehendakari?

-Lo que somos es absolutamente respetuosos con el Estado de Derecho y si los jueces declaran que Otegi se puede presentar a las elecciones nosotros lo respetaremos. Cuando se cumplen las condenas se han cumplido. Yo no tengo ninguna simpatía por el señor Otegi, no creo que haya sido ni un hombre de paz ni un preso político, y además escuchándole últimamente me da la sensación de que no ha cambiado nada, que tiene un discurso muy del pasado. No sé qué va a aportar al discurso de la izquierda abertzale pero es un problema de la izquierda abertzale.