Barcelona - Pedro Sánchez reunió ayer en Barcelona a todas las viejas y las nuevas glorias de su partido para escenificar la unidad del partido en torno a su candidatura y su liderazgo. Los socialistas celebraron ayer un acto en Madrid ante unas 2.000 personas, entre las que estuvieron presentes sus generales y barones, en un momento en el que los malos augurios empiezan a cernirse sobre Ferraz con la llegada de los primeros sondeos tras la unión electoral entre Podemos e IU (Unidos Podemos) y que pronostican el temido sorpasso o adelantamiento al PSOE por parte de la alianza Pablo Iglesias-Alberto Garzón. Ante esa amenaza, Sánchez se aferra al mantra del “cambio” como principal argumento de la campaña electoral para combatir a sus rivales por la derecha y la izquierda.
“Si no ganamos las elecciones, no habrá cambio”, señaló Sánchez, que se reivindicó como la garantía de un nuevo tiempo político. El miedo al sorpasso de Unidos Podemos está cada vez más presente entre los socialistas y especialmente en su líder, cuyo futuro al frente del PSOE pendería de un fino hilo si, como parece previsible, no gana las elecciones. El horizonte se nublaría aún más si, además, es sobrepasado en las urnas por Unidos Podemos.
Así las cosas, los socialistas intentan desacreditar a la coalición electoral presentándola como una amalgama de partidos -en total son 16 formaciones, entre ellas Equo- con intereses variopintos. En tono irónico, subrayó que el PSOE solo necesita sus “cuatro letras”, burlándose de que otros “se van a tener que presentar con papeletas apaisadas” para que puedan entrar todos los partidos que forman la coalición.
Sánchez quiso presentar ante su militancia a los miembros del “gobierno del cambio” que ocuparían los ministerios de su gabinete si alcanza la presidencia. Y lo hizo ante los ex secretarios generales Joaquín Almunia, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero y casi todos los barones, con algunas ausencias como las del expresidente Felipe González, el presidente manchego, Emiliano García-Page, y el líder del PSC, Miquel Iceta, que tenían otros compromisos. También estuvo la secretaria general del PSE, Idoia Mendia.
En su intervención, Sánchez tiró de orgullo socialista y sacó pecho de los logros en su historia pero también de los gobiernos autonómicos, a cuyos presidentes elogió, destacando su apuesta por la sanidad, la educación o el empleo. En su discurso, centró sus críticas en las políticas que ha puesto en marcha el PP estos últimos cuatro años y, sin mencionar a Unidos Podemos, aludió al partido de Pablo Iglesias cuando defendió que los españoles deben castigar en las urnas el “bloqueo” institucional que provocaron, junto al PP, al no permitir su investidura. Sánchez ha recalcado que, aunque el próximo 26 de junio se presentan a las elecciones “los mismos”, a los “ojos de los españoles” no son “iguales” porque unos han trabajado por el cambio y otros lo han “bloqueado”.
De entre los expresidentes del Gobierno español, el más aplaudido fue Zapatero, que fue presentado con el recuerdo de algunas de las medidas sociales de sus dos legislaturas y recalcó que este es el PSOE que “cohesiona democráticamente” a España para decir “sí” al cambio con “la fuerza de la convicción y la humildad” para que el próximo 26 de junio gane el PSOE.
VENEZUELA, A LA CAMPAÑA Zapatero estuvo la semana pasada en Venezuela con la intención de abrir un espacio de diálogo entre el Gobierno y la oposición, en medio del estado de excepción impuesto por el presidente Nicolás Maduro. Ahora son el PP, Ciudadanos y UPyD los que han metido la situación de Venezuela en la precampaña electoral. Dirigentes de estas formaciones acompañaron ayer al padre del opositor venezolano encarcelado Leopoldo López en una marcha celebrada en Madrid y secundada por cientos de personas para recaudar fondos y medicamentos para el pueblo venezolano. - DNA