londres - La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, se apresuró ayer a celebrar la tercera victoria consecutiva del Partido Nacional Escocés (SNP) diciendo que había sido “histórica”, pero después los resultados confirmaron que su partido no había logrado la mayoría absoluta, por lo que la promesa de un segundo referendo independentista quedaría por el momento aparcada a un lado.

El SNP consiguió 63 diputados de los de los 129 en juego, mientras que en segunda posición ascendió el partido conservador que obtuvo 31 representantes, al tiempo que se confirmó que los laboristas perdieron seis escaños, lo que les llevó a tener que conformarse con ser solo la tercera fuerza más votada en un terreno que tradicionalmente fue su feudo.

“Hemos ganado un mandato claro e inequívoco y puedo asegurar que en él pondré en práctica el programa de gobierno audaz y ambicioso que propuse al país”, confirmó la nacionalista, partidaria de que el SNP gobierne en minoría a partir de ahora. Además, Sturgeon se comprometió a gobernar para todos los escoceses, en unas elecciones con una participación del 55,6% y donde estaban llamados a las urnas 4 millones de personas.

La felicidad era más evidente aún en filas conservadoras, donde la carismática Ruth Davidson consiguió registrar el mejor resultado en la historia reciente para su partido y eso que ni siquiera precisó de la ayuda del primer ministro, David Cameron. Así, la conservadora agradeció a los que pusieron la confianza en su partido, diciendo: “Vamos a trabajar duro para ser la oposición fuerte que necesita nuestro país”. El manifiesto conservador escocés para estas elecciones fue inusual, pues no eran partidarios de ganar, sino que apostaron por defender que harían una oposición que llamaron “real” y no “oficial”. Eso, unido a una defensa del Reino Unido frente al mensaje independentista de los nacionalistas, consiguió calar en el público escocés.

Sin embargo, el resultado del Partido Laborista en Escocia fue desastroso, con la pérdida de seis diputados y la consecuente bajada al tercer puesto de la tabla. El líder laborista, Jeremy Corbyn, reconoció que en Escocia “hay un montón de construcción que hacer”, pero dejó claro que su partido caminará de la mano para recuperar el apoyo perdido y restablecer el terreno perdido del laborismo en Escocia.

La líder laborista en Escocia anunció que no dimitiría, para no dar paso así al que sería el séptimo líder del partido en apenas una década. “No importa el resultado, puedo decir al 100% que seguiré siendo la líder”, dijo la joven Kezia Dugdale.

Prueba superada para Corbyn Corbyn afrontaba un gran test con el resultado de estos comicios, pero salió más fuerte de lo esperado en las predicciones de los analistas, quienes apuntaban a una hecatombe en filas laboristas e incluso a una dimisión forzada. Sin embargo, la caída sería de los votos sería de apenas un 6% respecto al registrado en las municipales celebradas en 2012, cuando lideraba Ed Miliband.

Su segundo, Tom Watson, pidió unión a los suyos antes de criticar por activa y pasiva el liderazgo laborista, explicando como incluso los rivales “opinan que sería injusto e impropio juzgar a Jeremy Corbyn tras apenas ocho meses en el cargo. Necesitamos más tiempo”, recalcó.

Finalmente, el partido mantuvo los municipios de Crawley, Southampton, Norwich y Hastings, considerados territorios vulnerables. También ganaron en ciudades más afines, como Liverpool y Sheffield, a donde precisamente se desplazó Corbyn para acompañar a la diputada Gill Furniss, quien ganó las elecciones al presentarse como candidata tras el fallecimiento de su marido, quien era el antiguo diputado de la zona. Corbyn hizo referencia a las quinielas que auguraban la pérdida de votos, diciendo “nos hemos mantenido firmes e incluso hemos crecido”. Aprovechó para hacer un llamamiento a mirar hacia delante, llamando a apoyar la industria del acero del país, luchar contra los recortes del gobierno de Cameron y oponerse a los niveles de desigualdad en el país.

fuerte Entrada del UKIP en gales El laborista también quiso felicitar a sus compañeros de partido en Gales, por sus “excelentes resultados”, donde consiguieron 29 escaños, perdiendo solo uno respecto a las últimas elecciones. El líder laborista en Gales, Carwyn Jones, señaló ayer que había sido una campaña dura, donde la gente le decía que iban a perder asientos, pero finalmente “no lo hicimos y ganamos todas las batallas donde nos retaron los conservadores”.

En Gales, la sorpresa de la jornada vino de la mano del euroescéptico UKIP, que pasó de no tener nunca representantes en la Asamblea galesa a tener 7. Mientras, el recuento de los 108 diputados en Irlanda del Norte, con un sistema de poder entre unionistas y republicanos, será uno de los que más tardará en confirmarse. La composición de la quinta asamblea desde la celebración del Acuerdo del Viernes Santo contó con una participación del 54,91%, con un total de más de 703.000 votos registrados.