LONDRES - El arquitecto vasco Sergio Olavegogeascoechea es responsable del estudio TW10, una empresa de arquitectura especializada en extensiones del residencias en los barrios londinenses de Richmond y Surrey. Lleva en la capital británica casi ya dos décadas, donde durante años trabajó en la empresa PRP, una de las líderes en el sector de la vivienda social, hasta que decidió abrir su propio negocio..
¿Cuál es tu experiencia en el mercado británico?
-Trabajé durante 14 años en arquitectura residencial, en viviendas de bloque masivo. En un 90% de los casos era vivienda social y también había un poco de proyectos privados.
¿Cómo es la vivienda social aquí?
-En ese caso eran viviendas de dos, tres o cuatro habitaciones, en las que tienes un mínimo de áreas que proporcionar. Los 50 metros cuadrados para una habitación, 70 para dos, 86 para tres, y así sucesivamente. Es un poco matemático, pero tienes que meterlo todo como calzando el bloque que tengas. Y además tener presentes todas las legislaciones de Inglaterra, que están muy descoordinadas. Pero por ejemplo el apartado de sostenibilidad lo han quitado.
¿Y qué era importante en sostenibilidad?
-Pues teníamos que tener en cuenta, por ejemplo, el sitio para tender la ropa, eso te daba un punto, las zonas para la basura eran otro punto. Eso ahora lo quitaron el año pasado, después de invertir millones y horas para llegar a este desarrollo. Ahora está más basado en un gráfico con colores llamado Certificado de Eficiencia Energética (EPC, por sus siglas en inglés), muy similar que te dan cuando compras una lavadora. Proporciona información sobre el uso de energía de una propiedad y los costes típicos de energía, con recomendaciones sobre cómo reducir el consumo de energía y ahorrar.
¿Y cuál es el posicionamiento de su empresa anterior en vivienda social?
-Durante los últimos años, PRP está siempre entre las cinco principales empresas del sector en Reino Unido, por proyectos y premios recibidos.
¿Cómo cree que está la vivienda social en Londres ahora?
-Pues mal. De hecho, desde 2010 hasta el 2016, el número de indigentes en Londres se ha duplicado. Hay mucha gente buscando vivienda asequible. El ministro de Hacienda, George Osborne, ha anunciado que pondrá ayudas y 2.000 localizaciones para indigentes en Inglaterra. Hay mucha gente aquí que vive en vivienda social, pero en régimen de propiedad compartida con el gobierno. Es como el segundo tipo en la cadena, pero muchos solo acceden a las rentas asequibles y les resulta muy difícil hacerse dueños de la propiedad.
¿Ve una falta de vivienda social?
-No es una cosa que se pueda ver. Por ejemplo, yo estuve trabajando durante cuatro años en una de las zonas de mayor crimen de Inglaterra, Myatts Field. Parte de la regeneración era para hacer el segundo parque más grande de Londres después del parque olímpico. Es decir, una regeneración total, en una zona muy peligrosa. El gobierno municipal puso allí unas cámaras y alguien fue y las quitó todas.
¿Qué tipo de arquitectura se daba allí?
-Era muy de los años 50, con mucho hormigón y escaleras que subían y bajaban, con niveles intercomunicados. Arquitectónicamente era muy interesante. Los parkings llevaban cerrados muchos años. La nueva regeneración funcionó y era necesario darle ese impulso, pero a primera mano no se percibía que era necesaria la vivienda.
¿Y cómo recuerdas tu etapa trabajando en Eibar, antes de mudarte definitivamente a Londres?
-Venía de hacer una vuelta al mundo visitando 17 países en año y medio. Abrí mi estudio en Eibar y fue súper bien. Al segundo día de abrir el estudio, un amigo de mi hermano vino para explicarme que ponía suelos y me fueron presentando gente y proyectos. Eran en muchos casos transformaciones de espacios industriales en dos o tres viviendas. Entré en un momento en el que el Código Técnico de la Edificación había cambiado y todo el mundo estaba súper perdido. Eso para mi supuso una ventaja, porque yo venía de Inglaterra, de seguir siempre las reglas, y me resultaba muy natural.
¿Cuánto tiempo duró ese proyecto?
-Unos tres años. Empecé de cero, pero los proyectos salieron. Hacía mucho cambio de industria a vivienda, hasta que empezó la crisis en 2008 o por ahí. El teléfono dejó de sonar, literalmente. Me dije, no tengo trabajo, no podemos cobrar el paro porque era autónomo, bueno, pues habrá que estudiar. Así que fui a Madrid a estudiar un máster y estando allí me llamó para decirme que había un puesto en su empresa, y así acabé en Londres.
¿Qué aprendió en esa etapa?
-Ahí aprendí todo el tema de las normativas en Reino Unido. El espacio que necesitas. Yo cuando dibujo un apartamento, lo hago con su cama, su sofá, cómo se abren las puertas, con todo. Las normativas las tengo ya grabadas en la cabeza. Parecen tonterías, pero todas ellas vienen de la normativa para la vivienda social.
¿Y cómo compara la situación en el estado español y aquí?
-Cuando hice el máster en Vivienda Colectiva de la Universidad Politécnica en Madrid vi muchos proyectos de vivienda social. El ayuntamiento de Madrid tenía muchos concursos y arquitectos locales e internacionales nos los venían a presentar. Las habitaciones eran mucho más pequeñas y estrechas de las que se hacen aquí en Reino Unido. Allí igual era más importante la estética del proyecto que lo que pasaba dentro. Al final, metían lo que tenían que meter, pero igual era un poco más el nombre de los arquitectos, que la distribución interna.