La haya - El antiguo líder serbobosnio Radovan Karadzic fue condenado ayer por el Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) a 40 años de prisión por el genocidio de Srebrenica y por otros nueve crímenes de guerra y lesa humanidad, dos décadas después de la guerra de Bosnia (1992-1995).
El conocido como “carnicero de Sarajevo” fue declarado culpable de genocidio en la masacre de Srebrenica, cinco crímenes de lesa humanidad por persecución, exterminio, asesinato, deportación y actos inhumanos y cuatro crímenes de guerra por asesinato, terror, ataques ilegales a civiles y toma de rehenes.
Karadzic, de 70 años, fue absuelto de otro cargo de genocidio, porque el alto tribunal de la ONU no pudo identificar o inferir una intención genocida en las municipalidades en 1992 “más allá de la duda razonable”, dijo el juez presidente, O-Gon kwon, quien leyó el veredicto, que se dio a conocer ocho años después del arresto. El TPIY sostuvo que Karadzic cometió estos crímenes con su participación en una organización criminal conjunta.
Los bombardeos y asesinatos de francotiradores llevados a cabo durante la guerra entre abril de 1992 y noviembre de 1995 tenían como objetivo extender el terror entre la población civil, dijo. En Srebrenica unos 30.000 mujeres, niños y ancianos bosnios musulmanes fueron desplazados forzosamente y más de 8.000 hombres asesinados, la mayor masacre en Europa desde la II Guerra Mundial.
ejecuciones en masa Karadzic era el líder de los serbios de Bosnia cuando esa ciudad fue tomada por las fuerzas del jefe militar, Ratki Mladic. El TPIY también consideró probado que las fuerzas serbobosnias llevaron a cabo ejecuciones en masa y que muchas de las víctimas, bosnios musulmanes y bosnios croatas, fueron tiroteadas y asesinadas mientras estaban detenidas.
Durante el juicio, Karadzic había afirmado que él no sabía de la masacre de Srebrenica ni de los crímenes que estaban cometiendo sus tropas durante la guerra. Sin embargo, el TPIY afirmó que el exlíder serbobosnio recibía continuamente información de lo que estaba pasando, informes escritos incluidos.
La alta corte mencionó una conversación el 13 de julio de 1995 entre Karadzic y uno de sus subordinados, Deronjic, en la que ambos hablaron en código refiriéndose a miles de bosnios musulmanes detenidos en Srebrenica como “bienes” que tenían que ser colocados “en los almacenes mañana, antes de las doce”.
El TPIY consideró evidente que en aquel momento ya se había tomado la decisión de matar a los detenidos, y aclaró que tras esa conversación los subordinados discutieron dónde asesinar a los detenidos, sin cuestionarse en ningún momento la acción.
Karadzic también fue condenado por su responsabilidad como comandante supremo, ya que, según el TPIY, “sabía o tenía razones para saber que estos crímenes se iban a cometer o se estaban cometiendo por fuerzas bajo su control efectivo, no previniéndolos ni castigando a sus perpetradores”.
Respecto al argumento de Karadzic de que los bosnios musulmanes habían disparado a su propia población, la corte aceptó que estos “intentaron provocar una intervención de la comunidad internacional para que actuara en su favor” y que las tropas bosnias musulmanes “abrieron fuego en territorios bajo su control para culpar a los serbobosnios”.
No obstante, el TPIY indicó que las ocasiones en las que esto ocurrió “palidecen” en comparación con los crímenes de las tropas serbobosnias, que “cometieron asesinatos, ataques ilegales contra civiles y violaciones de las leyes de la guerra”.
Sobre el cargo de la toma de rehenes, la corte aclaró que el 26 mayo de 1995, después de que la OTAN bombardeara objetivos serbobosnios, miembros de la ONU fueron retenidos por tropas serbobosnias. Estos solo fueron liberados “cuando quedó claro que la OTAN no volvería a bombardear objetivos serbobosnios”. La corte consideró que los miembros de la ONU no eran parte del conflicto armado, y que por ello no estaban tomando parte en las hostilidades.
El fiscal Serge Brammertz se felicitó por la sentencia y recordó que “miles de víctimas vinieron a contar sus historias y confrontar con coraje a sus verdugos”. Añadió que la decisión tomada por el TPIY se alzará “contra los continuos intentos por negar el sufrimiento de miles de personas y los crímenes cometidos en la Antigua Yugoslavia”.