Palma - La ex secretaria personal de Iñaki Urdangarin, Julita Cuquerella, manifestó ayer durante su declaración como testigo en el juicio del caso Nóos que eran el exduque o ella misma quienes decidían qué facturas cargar a Aizoon, empresa de la que son copropietarios la infanta Cristina y su marido y que según las acusaciones sirvió de tapadera para tributar gastos que nada tenían que ver con la actividad de la mercantil y con ello defraudar a Hacienda. Así, la testigo desvinculó a la hermana del monarca español de la toma de estas decisiones y apuntó que en ningún momento le pasó factura alguna.
Tal y como explicó a preguntas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, había gastos que “directamente cargaba yo directamente con la visa de Aizoon”, como viajes o comidas, y también se daba la circunstancia de que los escoltas de Urdangarin le pasaban a final de mes los gastos en que habían incurrido para ella “discriminarlos” posteriormente. Además, Cuquerella aseguró que utilizó la tarjeta bancaria de la empresa Aizoon a nombre de la infanta, sin autorización expresa de ella y sin ser consciente de que era de Cristina de Borbón hasta que ya la había usado para pagar en cuatro o cinco ocasiones.
En su declaración, la secretaria del exduque detalló que esa visa a nombre de la infanta correspondiente a una cuenta de Aizoon estaba guardada bajó llave en un cajón del despacho de la empresa, pero ella tenía los datos apuntados desde que en una ocasión tuvo que utilizarla porque la de Urdangarin estaba caducada. Precisó que nunca hizo “compras físicas” con esa tarjeta, pero sí la utilizó para pagos por teléfono o por internet, el primero de los cuales fue para un encargo “muy gordo” de papelería, y desde entonces la utilizó “alguna vez” en que no llevaba el cuaderno donde tenía anotados los números y claves de todas las tarjetas de Urdangarin.
sobres en mano Por su parte, uno de los sobrinos de Iñaki Urdangarin, Jan Gui, confirmó que su tío le entregaba “sobres” para dárselos a los trabajadores de la trama Nóos, si bien aseguró desconocer que contuvieran dinero dentro puesto que se limitaba a “hacer de mensajero”. Negó, asimismo, que su labor consistiese en pagar a trabajadores que en realidad no prestaban sus servicios para el entramado empresarial urdido por Urdangarin y Diego Torres.
Gui señaló que acudía a las oficinas de la empresa y allí cogía los sobres. En cada uno de ellos, según apuntó, ponía los nombres de las personas a quienes había que dárselos, si bien incidió en que no sabía que había dentro puesto que “estaban cerrados”. Eran cuatro o cinco los trabajadores a quienes entregaba los sobres al mes.
El Ministerio Público sostiene que ambos exsocios fingieron la contratación de empleados en la entidad y en otras empresas de su entramado en aras a simular la actividad de estas entidades así como justificar y “ennegrecer” los ingresos que obtenía que de forma irregular obtuvieron de las Administraciones.
Según las acusaciones, estos trabajadores ni trabajaban ni cobraban nómina de las entidades a pesar de haber sido dados de alta en la Seguridad Social, lo que permitía aumentar los gastos deducibles a Hacienda además de disminuir la base imponible y la cuota a pagar en el Impuesto de Sociedades. - E.P.