No son capaces de elegir un Gobierno y se ponen a tratar de zanjar el debate sobre la unidad de España, un problema que lleva siglos sin ser resuelto. La política española es una caja de sorpresas. La última es este enfrentamiento institucional que Patxi López advierte que puede ser, ojo al calificativo, “grave”. Más bien, podría haber dicho que será “inútil”. Resulta que el Gobierno de Rajoy no se deja controlar por el Legislativo, lo cual es grave, cierto; pero López propone recurrir al Constitucional para que resuelva el conflicto que jamás fallaría antes de que se convocaran elecciones o se eligiera nuevo Gobierno. No parece muy eficaz el remedio para tan “grave” problema.
Pero sí, es grave. De hecho, a mí me parece muy peligroso dejar a Rajoy cual “incontrolado” cualquiera gobernando a todo trapo. No se asusten, ahora Rajoy va gastando toda su energía en que no se desmorone su partido, minado por una corrupción que esa sí que está descontrolada. Además, tiene serias dificultades para poner en práctica peligrosas ocurrencias porque antes de aprobarlas y aplicarlas necesita dictámenes previos y complejos mecanismos; es lo que tiene estar en funciones y no en esa mayoría absoluta que tanto añora y que permitía todo tipo de decretazos sin ni siquiera someterse al debate parlamentario.
Curiosa circunstancia: hay nuevo Congreso y no hay nuevo Gobierno. Y el segundo dice al primero que tururú. Y ahí, para tratar de defender uno de los pilares fundamentales de la democracia, el mandato de la soberanía popular española frente a las tentaciones tiranas de Rajoy, aparece nuestro nuevo héroe: Patxi López. Si me lo cuentan, no me lo creo.
Pero cuidado con crear nuevos problemas sin solucionar los anteriores. Al final tendremos que coincidir con esa madre valenciana, concejala del PP en la capital, que confiesa a su hijo con absoluta sinceridad: “Como tú me dijiste una vez y tienes más razón que un santo, en este país lo único que funciona es la corrupción”.