Gasteiz - La izquierda abertzale abrió ayer un resquicio al entendimiento con el PNV sobre el nuevo estatus de autogobierno al ofrecerse a explorar la vía del acuerdo con el Estado. La propuesta, en cualquier caso, la subordina a que los jeltzales se comprometan primero a poner fecha de caducidad a los intentos de negociación con Madrid en lugar de esperar indefinidamente a que se preste a dialogar para ensanchar el autogobierno vasco y reconocer el derecho a decidir, y les pide un compromiso con la vía unilateral si fracasan esos intentos. De todos modos, que brinde al menos una oportunidad al pacto con el Estado supone una novedad de primer orden que aparca temporalmente su apuesta por la ruptura unilateral. Ese posicionamiento llega en un momento en que la izquierda abertzale está buscando la centralidad y virando hacia posiciones más favorables al acuerdo en cuestiones de país, tan solo un día después de que pactara la Ley Municipal con el PNV y cuando también está reciente el acuerdo entre ambos para renovar la asociación de municipios Eudel y propiciar la histórica incorporación de ese sector político a su ejecutiva.

La propuesta salió a relucir en una reunión mantenida la pasada semana entre la izquierda abertzale y el PNV, en el marco de las citas bilaterales que propusieron impulsar los jeltzales para ir desbrozando acuerdos en paralelo a las convocatorias de la ponencia de autogobierno. El anuncio verbalizado ayer por el parlamentario de la coalición Pello Urizar ni sorprende ni disgusta a los jeltzales, aunque se desconoce el recorrido que tendrá la apuesta bilateral de EH Bildu, máxime cuando contradice el mensaje que lanzó Arnaldo Otegi el fin de semana en el acto del velódromo de Anoeta, cuando propuso que los partidos y agentes vascos construyeran un Estado sin esperar a que Madrid reconozca el derecho a decidir. Incluso lanzó un llamamiento a Podemos para que fuera consciente de la dificultad que entraña introducir cambios en el Estado y se uniera a los independentistas para impulsar procesos constituyentes en otros territorios. No es un dato menor, ya que Otegi está llamado a ser el candidato a lehendakari de la izquierda abertzale.

Además, en las últimas horas Pernando Barrena ha puesto en duda el pedigrí democrático del PNV al acusarlo de aprovecharse de los años de ilegalización de la izquierda aber-tzale y de aplaudir la dispersión de los presos. Por otro lado, cabe preguntarse si el compromiso de intentar en algún momento la vía unilateral supone un problema para el PNV. Planteada en abstracto, sin fechas, no tendría por qué suponer mayor inconveniente, porque los jeltzales han mencionado en alguna ocasión que, si España no deja resquicios para el acuerdo, habría que explorar otras alternativas. En esas declaraciones, no obstante, parecía que lo planteaban a largo plazo, pero resulta difícil clarificarlo porque el PNV siempre ha huido de fijar fechas con el argumento de que tener en la recámara la amenaza velada de la ruptura da bazas a Madrid para rechazar y demonizar cualquier propuesta que se presente por posibilista que sea.

Podría ser que los dos partidos chocaran en la necesidad de fijar una fecha, aunque no escapa a nadie que es una decisión muy comprometida que puede pesar igualmente a la izquierda abertzale porque obligará a cumplir la palabra dada y arrancar un proceso unilateral, con todo lo que ello conlleva, en la fecha que se decida. De momento, EH Bildu no ha lanzado su propuesta de fecha y la quiere pactar en el contexto de sus conversaciones con el PNV.

las dos vías Los jeltzales plantean acordar el nuevo estatus entre los partidos vascos y reconocer a Euskadi un ámbito de acción exclusiva en materias sociales que afectan al día a día de los ciudadanos, como la sanidad o la educación. Ese texto deberá contar con el aval del Congreso pero, antes de dar ese paso, el PNV propone que se someta a una consulta entre los ciudadanos vascos con la intención de reflejar su amplio apoyo social y presionar así a Madrid para que negocie, no lo desfigure hasta dejarlo irreconocible y no lo arroje a la papelera como hizo con el nuevo estatuto impulsado por el lehendakari Ibarretxe. La propuesta se inspira en los pronunciamientos de la Corte Suprema de Canadá, que reconoció que Quebec podía convocar un referéndum independentista y que el resultado obligaría a negociar, pero no a aplicar automáticamente el resultado y declarar la secesión. La izquierda abertzale, por el contrario, ha defendido que en España no hay nadie al otro lado de la mesa para dialogar. Se ha inspirado en la vía catalana hacia la independencia unilateral, aunque en su génesis el camino de los catalanes también arrancó intentando el acuerdo y ahora vuelve a hacerlo pidiendo un referéndum al Estado tras el ajustado resultado de las elecciones plebiscitarias del 27-S.

La vía unilateral se recoge en la propuesta de nuevo estatus presentada por EH Bildu en enero, cuando el parlamentario Unai Urruzuno aseguraba que “se ha terminado el tiempo de esperar resultados de la relación bilateral, tenemos que hacer el camino por nuestra propia cuenta”. La ponencia parlamentaria del nuevo estatus se reunió ayer para examinar la propuesta de EH Bildu, pero fue en ese contexto cuando la coalición introdujo un cambio fundamental. El parlamentario Pello Urizar se abrió a intentar primero un acuerdo con el Estado si el PNV promete que se adentrará en la vía unilateral si fracasan esas tentativas.

Argumentó que, si la bilateralidad no es posible y el Estado se decanta por la imposición, “este pueblo tiene legitimidad para optar por la vía unilateral” porque “en algún momento habrá que determinar que la paciencia se ha agotado”. “Si el PNV muestra un compromiso claro y disposición a avanzar junto con EH Bildu de manera unilateral, EH Bildu también estaría preparada para intentar juntos antes un acuerdo bilateral con el Estado, siempre poniendo fecha límite a ese intento”, detalló.

El anuncio de ayer abre una nueva puerta al acuerdo en la ponencia, una puerta que de otra forma hubiera estado cerrada a cal y canto a tenor de su apuesta por crear un Estado vasco sin atender lo que diga Madrid. Cabe recordar que EH Bildu amagó incluso con dejar la ponencia porque los plazos se estaban dilatando y el articulado del estatus de autogobierno vería la luz la próxima legislatura, tras las elecciones de otoño, y no durante este mandato. Al mismo tiempo, presentaba una propuesta de ley de consultas que parecía emular el proceso catalán y dar carpetazo a su participación en la ponencia. Además, arrancó la campaña de las elecciones generales de diciembre con una manifestación multitudinaria a favor de la independencia.

Esos comicios arrojaron un resultado muy decepcionante para la izquierda abertzale, que asistió además al meteórico ascenso de Podemos hasta la primera plaza. El resultado ahondó en la precaria situación de EH Bildu desde las municipales y forales de mayo. En las últimas semanas está recuperando protagonismo con acuerdos que pueden situarla en la centralidad, como el pacto sobre la Ley Municipal y Eudel.

El presidente de Sortu, Hasier Arraiz, anunció tras el acuerdo sobre la norma local que EH Bildu estará “en todos los acuerdos que conlleven avanzar en la construcción de este país”. Desde el PNV, Koldo Mediavilla vio “mucho camino” por explorar con la izquierda abertzale. De todos modos, los jeltzales persiguen que el acuerdo sobre el nuevo estatus sea transversal y aglutine también al socialismo vasco.

contenidos Está por ver si cuaja un acuerdo con EH Bildu sobre contenidos más allá de coincidir en la metodología del pacto con el Estado. En el lado positivo de la balanza, cabe mencionar que el jueves los dos partidos se unieron en el Parlamento para reclamar un sistema de pensiones vasco. En el lado negativo, EH Bildu ha planteado la independencia mientras que el PNV no se encuentra ahora en esa fase, precisamente porque busca un acuerdo amplio que concite el apoyo del socialismo vasco. El debate va al corazón de la pugna por la hegemonía en el nacionalismo vasco, máxime en puertas de las elecciones de otoño.

Urizar apostó ayer por una “soberanía plena” que garantice condiciones de vida dignas a los vascos, pidió respetar la voluntad mayoritaria de la ciudadanía y planteó la vía del acuerdo. En cualquier caso, volvió a defender el proceso catalán. La ponencia estudiará el texto del PNV el 6 de abril.

El desenlace de la apuesta por el pacto con el Estado dependerá de la receptividad del nuevo gobierno, una incógnita teniendo en cuenta que podría haber elecciones el 26 de junio por falta de acuerdo entre los partidos para la investidura. La izquierda abertzale no ha ocultado las expectativas depositadas en un gobierno en el que influya Podemos, que defiende el derecho a decidir.