Madrid - Con el convencimiento de que sin el apoyo del PP la investidura de Pedro Sánchez será “fallida”, Podemos afronta el debate de esta semana desde un papel de novio despechado pero con la esperanza de que tras su primer fracaso el PSOE deje atrás su “idilio” con el partido de Albert Rivera.
Podemos acude a ese debate lamentando la “traición” del PSOE, al que reprocha que, mientras se reunía con ellos en busca de un acuerdo en materia económica, sellaba con Ciudadanos en la sala de al lado un pacto “lesivo” para la mayoría social. El rechazo al acuerdo entre los socialistas y C’s tendrá que estar entre los argumentos con los que Pablo Iglesias en su primer gran discurso en el Congreso explique las razones de Podemos para votar en contra de la investidura de Sánchez. Un pacto con C’s que, según la dirección de Podemos, les obligó a levantarse de una mesa de negociación con la izquierda que el PSOE había “dinamitado” al elegir “las políticas del Ibex 35” y, por eso, Iglesias tendrá que volver a defender que ese no es el cambio que votaron los españoles en las pasadas elecciones.
“Cambio no es sólo sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa, sino sacar también a sus políticas de las instituciones”, insisten en el partido morado, que todavía confía que los socialistas entren en razón después de esta “investidura fallida”.
el coste de coincidir con el pp La formación morada está dispuesta a asumir el coste que pueda suponer coincidir con el PP en la votación de la investidura del candidato socialista, sabiendo incluso que desde el PSOE trasladan el mensaje de que votar no a Sánchez es votar sí a Mariano Rajoy. Una presión que, si cumplen lo que han mantenido hasta ahora, aguantarán sin modificar su decisión de no apoyar un Ejecutivo de Sánchez en solitario que sólo traería inestabilidad al país, y de no favorecer “ni por activa ni por pasiva”, es decir ni siquiera con su abstención, un gobierno que no sea de coalición y de cambio. Es el PSOE el que “ha elegido”, insisten, y su elección “no es compatible” con Podemos porque está pensada para “esperar” al PP.
A lo largo de las últimas semanas Podemos no ha parado de recordar que la aritmética parlamentaria hace imposible que el voto de 90 diputados sea suficiente para aupar a Pedro Sánchez a La Moncloa, y que sólo hay dos alternativas: un gobierno de cambio o una “gran coalición”, como la que persigue C’s al intentar atraer al PP a su acuerdo.
Habrá que ver tras este debate si se cumplen las intenciones de Pablo Iglesias de seguir negociando para conseguir ese gobierno en el que quiere ocupar la vicepresidencia o se alarga el ataque de cuernos pensando ya en la convocatoria de nuevas elecciones. Una hipótesis que en Podemos dicen no desear, aunque tampoco están dispuestos a dar “cheques en blanco” para que gobierne Sánchez y exigen “garantías” de que las políticas frente a la desigualdad y la emergencia social se van a cumplir.
En lo que puede que Iglesias tenga desventaja en el debate de investidura frente a los líderes de otros partidos es en los tiempos, ya que si se cumple lo pactado con las confluencias tendrá que repartirse con sus socios territoriales de En Comú Podem y En Marea, quienes ya han confirmado también que no apoyarán la investidura de Sánchez. Podemos definió a su grupo parlamentario como un “grupo plurinacional de organización confederal”, una organización que puede trasladarse también a las intervenciones en el pleno, lo que haría que Iglesias tenga que repartirse la media hora de discurso inicial y los cinco minutos de réplica que le corresponden con los representantes de En Comú Podem, Xavier Domenech, y de En Marea, Alexandra Fernández.