madrid - Después de que el presidente del PP en Bizkaia, Antón Damborenea, aludiera al hartazgo testicular por los casos de corrupción que acosan a su partido, el último episodio en este apartado, la detención de Alfonso Grau, no ha provocado que Mariano Rajoy endurezca su discurso en su intervención ante el Comité Ejecutivo, reunido para aprobar la composición de la gestora en Madrid donde Cristina Cifuentes ha situado a personas de su completa confianza. El presidente español en funciones no quiere que en sus filas se pierdan los nervios hasta el punto de que el asunto pueda acabar sobrepasándoles, y es que él entiende que existe un intento de deslegitimar a la formación conservadora en medio de las negociaciones para formar Ejecutivo. “No nos dejemos llevar por la histeria”, vino a decir en referencia a los reproches que reciben desde otras fuerzas y sectores políticos y sociales. Para más inri, el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, se despachó ayer con una insinuación personal porque le “llama la atención” que un momento tan “sensible” para la configuración de un Gobierno se esté dando “una proliferación de iniciativas judiciales”, exclusivamente contra el PP, respecto a los escándalos de corrupción, una especie de teoría de la conspiración que ha llevado a PSOE y Podemos a exigir la dimisión inmediata del titular de este departamento.

Rajoy manifestó que la corrupción es “letal” para sus siglas porque “sepulta todo lo demás” y evitó profundizar en el tema durante la hora de reunión con los suyos, en la que no se hizo una sola referencia a la detención de quien fue mano derecha de Rita Barberá en Valencia por un presunto delito de cohecho. La exalcaldesa, que forma parte del Comité del partido, tampoco acudió a la cita, amén de llevar sin aparecer por el Senado desde que se constituyeron las Cortes el pasado 13 de enero. El líder del PP reconoció el daño que les hace la corrupción pero insistió en que hay que actuar “caso por caso” para no condenar a “inocentes”. Según fuentes del partido, Rajoy recordó que los estatutos fijan la apertura de juicio oral como el momento de la expulsión para los implicados en supuestos casos de esta índole y que en algunos es demasiado “tarde” mientras que en otros, si se actúa antes, se pueden cometer injusticias.

Solo Cifuentes tomó la palabra tras las intervenciones de su máximo dirigente y de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, señalando la presidenta de la Comunidad de Madrid que “a quien haya cometido un delito en el PP, que lo detengan, que lo metan en la cárcel si hay que hacerlo, y que la Justicia actúe” con celeridad, precisando que la mayoría de gente que compone sus filas son personas “honradas”. Mucho más contundente fue el portavoz popular, Pablo Casado, al afirmar que “estamos indignados, hasta las narices” con la corrupción. “Muy cabreados”, verbalizó. “Me parece vomitivo y abominable, y me siento directamente perjudicado”, resumió, harto de tener que “dar la cara” todas las semanas por “cuatro golfos”. Interpelado sobre las insinuaciones de Fernández Díaz, Casado rebajó el tono y se limitó a apuntar que los escándalos “pasan factura” al PP pero no tanto a otros. “Podría enumerar todos los casos de corrupción del PSOE. La gente sabe que cuando Susana Díaz o Felipe González hablan de corrupción no tienen ninguna credibilidad. Que caiga el peso de la ley, pero sobre todos. El eco tiene más foco en nuestro partido porque el PSOE lo está utilizando muy hábilmente”, argumentó el portavoz del PP, partidario de la “purga” interna y de que los jueces aceleren sus investigaciones. “Solo así acabaremos con esta pesadilla”, zanjó.

peticiones de dimisión Las palabras del ministro del Interior no pasaron desapercibidas después de que en una entrevista en Telecinco considerara que “lo llamativo es que los únicos casos que salen en estos momentos tan sensibles son los que afectan al PP”. “Solo digo eso, que interpreten como quieran”, concretó Fernández Díaz -de cuya cartera dependen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado-, antes de recordar que cuando Policía y Guardia Civil practican detenciones en estos asuntos actúan como policía judicial y lo hacen con una orden de un juez. La réplica desde el PSOE no tardó en llegar. “No es casualidad, es causalidad, y la causa es la corrupción generalizada en el PP durante veinte años de financiación irregular”, contestó el portavoz socialista en el Senado, Óscar López, puntualizando que se trata del mismo ministro que dijo hace poco que “ETA se alegraría si hubiera un gobierno de izquierdas” en el Estado español. López lamentó que Fernández Díaz haya reaccionado “exactamente igual que Rajoy en 2009 ante el caso Gürtel, acusando a jueces, fiscales, Policía y Guardia Civil de montar poco menos que una persecución al PP”. Podemos se sumó a la demanda socialista ya que, según su líder Pablo Iglesias, las palabras del ministro son “gravísimas” y hacen “más imprescindible que nunca” que haya un Gobierno que “saque al país de esta situación”. “Por eso decimos nunca más el PP, nunca más corrupción. No llegaremos a acuerdos con señores que han convertido la corrupción en una forma de gobierno”, valoró.

persona non grata Todo ello ocurrió el día en que Rajoy fue declarado persona non grata por el Ayuntamiento de Pontevedra, ciudad en la que creció personal y profesionalmente, tras un pleno bronco y lleno de tensión que reprobó, con los votos a favor de PSdeG-PSOE, Marea y BNG, la prórroga concedida a la factoría Ence (Energía&Celulosa) para mantener su actividad en la ría durante 60 años más. Uno de los impulsores de esta moción, el socialista Agustín Fernández, lamentó la “traición” a esta ciudad de un vecino de Pontevedra “conocedor de este rechazo social”, esperando que esta declaración sirva para que Rajoy “sienta vergüenza cada vez que venga esta ciudad”. Casado describió esta iniciativa como ejemplo del “comunismo más anaftalinado”.