las elecciones generales arrojaron tal fragmentación de fuerzas que aún se desconoce quién será el próximo presidente español y con qué aliados conformará su gobierno. Ahora lo está intentando el socialista Pedro Sánchez y, para ello, está tocando casi todas las puertas. Aspira a pactar con Ciudadanos y Podemos, pero el desenlace no está nada claro y también está tanteando al PNV. Los jeltzales condicionan su apoyo a que se respete el autogobierno y no vuelvan a repetirse las constantes invasiones competenciales que tuvieron lugar con mayor intensidad en la pasada legislatura de Mariano Rajoy, cuando se aprobaron recortes en sanidad y educación interfiriendo en el ámbito vasco. Por el momento, el PNV se maneja con cautela y recelo por algunos mensajes que podrían suponer invasiones en potencia de las competencias vascas. Pero, ¿qué dicen en concreto las propuestas de los socialistas, Ciudadanos y Podemos?
De los tres partidos, quien ha desplegado un discurso más restrictivo con el autogobierno vasco ha sido Ciudadanos. La formación de Albert Rivera propuso suprimir el Concierto Económico que permite a las instituciones vascas recaudar sus propios impuestos, argumentando que supone un privilegio y que esa figura por sí misma permite que los vascos vivan mejor y gocen de unos servicios de mejor calidad. Esa propuesta de máximos ha desaparecido de su programa negociador, un desenlace previsible porque ya avisó de que no iba a insistir si carecía de apoyos. Sin embargo, precisó que no renunciaría a exigir que Euskadi pague más a España en concepto de Cupo por servicios como el Ejército o en solidaridad con otros territorios. En ese sentido, el programa negociador, sin ninguna alusión expresa a Euskadi, desliza constantes referencias a la igualdad en la prestación de servicios en todo el territorio estatal. Habla de un sistema sanitario “sin diferencias sociales o geográficas” y apuesta por una reforma constitucional que asegure “la igualdad real entre todos los españoles independientemente del territorio”.
unidad de españa Pero esas alusiones tienen un alcance que va mucho más allá del Cupo. Al parecer, Ciudadanos pretende fijar como condición irrenunciable para cualquier pacto el rechazo a convocar un referéndum independentista en Catalunya. Quiere arrancar por escrito el compromiso de todos con “un marco constitucional actualizado que garantice la igualdad real de todos los españoles en una España unida y en una Europa unida”. Ese principio también choca con la posibilidad de conceder un trato diferenciado a las nacionalidades históricas, como Catalunya o Euskadi, otorgándoles más competencias o una relación de igual a igual con Madrid. Con esos preceptos, parece complicada la adhesión de Podemos y del PNV.
Además, aunque no pida ya la supresión del Concierto, su documento plantea eliminar el Senado y las diputaciones provinciales. Quedaría por aclarar si se refiere también a las forales vascas y si está dispuesto a modular esas iniciativas como ya ha hecho sobre la marcha con otras como el contrato único para los trabajadores. Rivera se ha mostrado dispuesto a realizar concesiones para llegar a un acuerdo. Cabe recordar que PSOE y Ciudadanos serían los dos partidos más perjudicados si hubiera que repetir las elecciones, según las encuestas. El socialismo también habla de las diputaciones provinciales (no forales) para “redefinir” su estructura.
Por otro lado, no solo Ciudadanos empuja a favor de que Euskadi pague más por el Cupo, sino también varios barones socialistas. El próximo presidente español tendrá que renovar la ley quinquenal en esas condiciones. Pero el programa negociador de Sánchez no aclara nada al respecto. No aparece ninguna alusión al Cupo. Sí figura la reforma de la financiación de las comunidades autónomas, que en teoría no debería afectar demasiado a Euskadi porque goza de un régimen especial. Sin embargo, en ese punto se habla de “solidaridad e igualdad”, conceptos azuzados por esos barones que criticaban el Concierto, entre ellos Susana Díaz, presidenta de la poderosa federación andaluza. Podemos, por su parte, no cree que el Concierto sea insolidario y avisa de que el Cupo no puede modificarse sin acordarlo con Euskadi.
En la propuesta socialista, por su parte, el PNV ha detectado un abuso a la hora de proponer organismos supervisores, agencias estatales, planes nacionales y legislación básica aplicable en todo el territorio. En el documento figuran, por ejemplo, un plan estatal de rehabilitación sostenible de viviendas y edificios y regeneración urbana; un plan de restauración de ríos y humedales; un plan nacional de depuración, saneamiento, eficiencia, ahorro y reutilización del agua; una agencia pública de empleo y cualificación (en ese punto se incluye la apuesta por respetar las competencias de las comunidades en políticas activas de empleo); o una agencia para la protección de los consumidores. Por otro lado, propone varias prestaciones sociales que se desconoce cómo se complementarán con las ayudas vascas. Entre ellas destaca la propuesta de un ingreso mínimo vital para las familias que carecen de otros medios, con el que los socialistas aspiraban en un principio a armonizar las distintas ayudas que se prestan en el Estado. En suelo vasco existe la renta de garantía de ingresos. Los socialistas han aclarado al PNV que no pretenden interferir en las competencias vascas, pero las conversaciones han quedado muy abiertas.
Podría surgir otro foco de conflicto de mayor alcance. Tanto PSOE como Ciudadanos proponen en su programa reformar el sistema electoral para mejorar la “proporcionalidad”. Los socialistas no entran en mayores detalles, pero Ciudadanos añade como coletilla que debe garantizar “la igualdad de voto de todos los españoles”. Aunque desde los sectores más centralistas llevan años criticando el sistema de elección por provincias, que permite que el nacionalismo vasco y el catalán tengan una representación influyente en el Congreso, no parece que la propuesta de Ciudadanos vaya por ahí ni que esté a favor de la circunscripción única estatal. En teoría, quiere mantener la circunscripción por provincias y se centra en proponer una doble urna: una para votar a un partido, y otra para votar a un diputado que no tiene por qué ser de la misma formación.
avances Podemos ha lanzado propuestas más generosas sobre el autogobierno. Ha pedido un Ejecutivo de coalición a Sánchez con un ministerio encargado de asuntos de plurinacionalidad, que para mayores señas lideraría el candidato de la confluencia catalana, Xavier Domènech, partidario del referéndum independentista. El derecho a decidir es también una condición irrenunciable para En Comú Podem en las negociaciones con el socialismo, aunque otras marcas territoriales no lo pedirán y algunas voces de Podemos han negado que sea una línea roja porque ven prioritaria la agenda social. Las visiones divergentes siembran incógnitas sobre su posición, sobre todo cuando dio algún bandazo en ese sentido en su programa electoral. Todo ello se suma a la situación de interinidad o conflictos internos en Euskadi, Catalunya, Galicia, Cantabria y La Rioja. Además, en otros ámbitos creen que busca fijar condiciones inasumibles al PSOE con intención de ir a las elecciones y no llegar a un acuerdo.
La reforma federal socialista, por su parte, fue concebida como guiño a Catalunya pero ahora aparece sin concreción y relegada al final de su documento. En el pasado propuso blindar la lengua catalana y respetar la singularidad vasca, algo que choca con sectores centralistas del propio PSOE.