madrid - El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, descolgó el teléfono el lunes por la noche para dirigirse a Iñigo Urkullu, una “llamada de cortesía” con mucho de escenificación y escaso recorrido político. El lehendakari aconsejó al líder del PP hablar con Andoni Ortuzar como máximo responsable del PNV, aunque desde el Gobierno Vasco le llegó ayer una respuesta nítida con tres premisas de cara a una eventual investidura. El nuevo Gobierno español que se constituya deberá reconocer la plurinacionalidad del Estado, respetar el autogobierno vasco y acabar con la “imposición unilateral”.

El portavoz del Ejecutivo vasco, Josu Erkoreka, fue el encargado de trasladar este mensaje al líder popular después de que unas horas antes estableciese contacto telefónico con el lehendakari. La distancia de los populares con respecto a estos criterios es tal que las posibilidades de que ese contacto pueda tener una traducción política de cara a la formación del próximo Gobierno son mínimas. De hecho, Rajoy no pidió apoyo al PNV de cara a una posible investidura y se limitó a trasladar a Urkullu su valoración sobre cada una de las reuniones mantenidas con los principales líderes políticos del Estado durante los últimos días. Por eso, la llamada se puede interpretar en primer lugar como un gesto para camuflar la distancia que separa al PP de la mayor parte de actores políticos.

Este contacto llega, además, tras cuatro años de impulso recentralizador e incomunicación favorecida por el hoy presidente en funciones. Una situación que hace poco más de un año llevó al lehendakari a hacer público que no pediría nuevas reuniones con Rajoy y a mostrar su perplejidad por “la carencia absoluta de diálogo” del Ejecutivo popular. “No ha habido avances en nada”, valoraba hace un año acerca de la legislatura.

Después de estos precedentes, en la recta final del cuatrienio el presidente Rajoy buscó atenuar tímidamente esa incomunicación y utilizó sus escasos contactos con el lehendakari para contraponerlos con su actitud en relación al nacionalismo catalán. Lo hizo en la ronda de contactos que siguió a los atentados yihadistas de noviembre en París, y lo volvió a hacer ayer. El líder popular indicó que hablará con el PNV y con otras fuerzas políticas, pero no con Democràcia i Llibertat, la nueva marca de CDC, porque “lógicamente es muy complicado” dialogar con partidos que “lo que quieren es la ruptura de España”.

Respuesta Después de que trascendiera esa llamada de Rajoy, Erkoreka remarcó que el Gobierno Vasco no tiene preferencias personales sobre quién debe conformar el Ejecutivo, sino condiciones de contenido programático y político. Además, el portavoz del gabinete de Urkullu eludió responder a la pregunta de si el PNV apoyaría un Gobierno presidido por Pedro Sánchez e indicó que esa cuestión compete a los portavoces de la formación jeltzale.

“Nosotros, como Gobierno, lo único que pedimos al Ejecutivo que vaya a constituirse, si puede constituirse aún en el tiempo establecido a ese efecto, es que atienda la agenda vasca formulada por el lehendakari la pasada legislatura, que respete el autogobierno vasco y no nos obligue a presentar recursos de inconstitucionalidad y conflictos de competencia que suman 20 a lo largo de todo el mandato”, indicó en su comparecencia de ayer.

A partir de ahí, el portavoz del Ejecutivo vasco solicitó al nuevo Gobierno que se pueda formar que “reconozca y respete la plurinacionalidad del Estado español, y actuar desde el diálogo y no desde la imposición”, actitud que achacó al gabinete popular de los últimos cuatro años.

Finalmente, Erkoreka indicó que “se está poniendo excesivo énfasis en los vetos y las líneas rojas por parte de los partidos políticos que están trabajando en la búsqueda de acuerdos”. “Los vetos no son el camino idóneo para construir algo positivo de cara al futuro. Nos gustaría más que los partidos formularan propuestas constructivas del tipo que fuera”, concluyó.