Barcelona - Las urnas de las generales han deparado el reflejo de una Catalunya soberanista y de izquierdas. Un giro ideológico que, dado el carácter de estas elecciones, ha encumbrado a En Comú Podem por la propuesta social que abandera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, así como a ERC en el ala independentista. Escenario que ya ha aprovechado la CUP para intervenir en el horizonte inmediato de la gobernabilidad de la Generalitat al invalidar a Artur Mas como candidato para que fructifique el pacto entre Junts pel Sí y la fuerza anticapitalista. Aunque se ausentó en el 20-D reclamando la abstención, algo que a tenor de la alta participación no surtió efecto, la sombra de la formación antisistema no ha dejado de planear y le han sobrado horas para emplazar a la coalición tricéfala a que, vista la victoria de la filial de Podemos y de los partidos secesionistas y “autodeterministas”, concluya el proceso de conversaciones de investidura con una oferta de “amplio consenso” que incluya una presidencia alternativa al líder de Convergència.
Democràcia i Llibertat, plancha que incluía al partido del Jefe del Govern para sacudirse la corrupción y la escisión de Unió, da por buenos los ocho escaños pese a perder otros tantos respecto a hace cuatro años y pasar del millón sobrado de votos a 565.501. Lo hace a tenor de los ataques recibidos desde el Estado y desde la propia CUP a la figura del president en funciones, tratando de desgastarle mientras no hubiera luz verde a su reelección, amén de las críticas vertidas por su anterior socio. El descenso se daba por descontado ante el temor de una desmovilización independentista, que no fue tanta, y a sabiendas de que en la pugna individual en el rupturismo quien más iba a ganar era ERC, como así fue, ya que triplicó los tres representantes que ostentaba.
La CUP prefirió agazaparse a la espera de acontecimientos y de la asamblea que celebrará el domingo para fijar su posición definitiva en una votación de la militancia que será secreta y en la que se deberá escoger entre cuatro planteamientos, dos de los cuales favorecen a Mas. Segura del golpe que iba a recibir CDC, solo tocaba redactar la posterior reacción. Y lo hizo ayer en una nota oficial donde explicaba que el hecho de que las dos primeras formaciones en voto defiendan desde la izquierda un referéndum que permita ejercer el derecho a decidir -por En Común Podem- y la hoja de ruta independentista -en el caso de ERC-, obliga a presentar una persona consensuada que no sea el líder convergente, además de mejorar el plan de choque social. Los cuperos llaman a la marca morada a subirse a la senda secesionista, si bien para los anticapitalistas “el único camino posible es la unilateralidad para hacer irreversible la construcción de la república catalana”.
Desde CDC relativizan que el resultado de las generales marque el proceso soberanista. El cabeza de lista, Francesc Homs, consideró ayer que “no debe afectar”, sobre todo porque la CUP lleva cuestionando a Mas “siempre y a todas horas”. “ Que quien ha promovido la abstención haga ahora según qué lectura me parece un poco contradictorio”, planteó el convergente, satisfecho de que la suma con ERC dé 17 escaños independentistas en el Congreso, y puede que retomando la fórmula de Junts pel Sí.