Bruselas - Los líderes de la Unión Europea (UE) cerraron ayer su última cumbre del año exhibiendo sus divergencias sobre un asunto estratégico para el bloque, como es la dependencia energética y el nuevo gasoducto ruso Nord Stream II, con Alemania como defensora del proyecto e Italia y Bulgaria, como detractores.

En la segunda y última jornada de la cumbre europea se abordaron también otros asuntos como la unión económica y monetaria, la lucha antiterrorista y los procesos políticos en Siria e Libia. En las discusiones sobre unión energética varios líderes quisieron tratar los planes de Rusia de duplicar el bombeo de gas a Alemania a través del mar Báltico, un punto no incluido en la agenda.

El presidente del Consejo europeo, el exprimer ministro polaco Donald Tusk, sugirió que ése es un proyecto que no interesa al bloque europeo. “A mi juicio, Nord Stream II no ayuda a la diversificación ni tampoco reduce la dependencia energética”, dijo Tusk en la conferencia de prensa con la que se cerraron los dos días de debate.

El factor geopolítico tiene un papel determinante es este debate, en el que la UE está dividida entre quienes, como Berlín, defienden el proyecto, y otras capitales europeas como Roma y Sofía, que se oponen. También influye en la complejidad del debate la posición dominante de Gazprom y el que Rusia, con la oposición de la UE, haya cancelado otro proyecto importante, el South Stream, que debía suministrar gas ruso a países europeos como Italia, Austria y Hungría a través de Bulgaria.

“Hemos abordado el contexto geopolítico y los problemas que Nord Stream crearían al no transitar a través de Ucrania”, dijo Tusk, que subrayó que “para Italia, pero también para Bulgaria y otros Estados miembros, era importante aclarar por qué South Stream no fue posible y Nord Stream sí”.

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, y la canciller alemana, Angela Merkel, escenificaron sus divergencias en la conversación sobre un futuro sistema europeo de depósito, por estar el primero a favor y la segunda en contra. Merkel apuntó a los vastos intereses económicos en la infraestructura, con participación de inversores privados, y consideró que ahora queda intentar crear una base jurídica que satisfaga, entre otros, a la Comisión Europea (CE), que tiene que verificar si cumple con la legislación.

El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, presionó durante los últimos días en sus reuniones en Bruselas con Tusk y con el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, en contra del proyecto, al igual que el mismo jueves lo hicieron los líderes del llamado Grupo de Visegrado (Hungría, Eslovaquia, República Checa y Polonia). Además, varios países de Europa Central y del Este escribieron una carta a la Comisión para expresar su rechazo al gasoducto.

Para calmar las aguas, Merkel expresó su deseo de que “se encuentre una solución en la que Ucrania como país de tránsito no se convierta en totalmente insignificante, sino que siga desempeñando un papel” en este sentido para Europa.

Renzi mostró su desacuerdo al apoyo de Berlín al gasoducto: “Tengo algunas ideas diferentes a las de Angela, la primera de ellas sobre North Stream, porque me parece increíble que hace un año se parase South Stream y luego se acepte North Stream. Veremos la decisión de la Comisión, la espero”, dijo Renzi, quién afirmó que durante la cumbre, por primera vez, la posición de Alemania y Holanda -que suelen alinearse- “no fue mayoritaria”, ya que “muchos países han mostrado su oposición” al proyecto. En concreto, mencionó a Lituania, Portugal y Bulgaria.

Tusk también fue muy crítico con el gasoducto e insistió en que la CE evaluó que Nord Stream II “aumentaría la dependencia energética de Europa de un solo suministrador y concentraría el 80 % de las importaciones de gas ruso en una ruta”. También llevaría a una posición dominante de Gazprom en el mercado alemán, al aumentar su cuota de mercado por encima del 60 %, explicó el político polaco, que subrayó, no obstante, que corresponde a la CE ver si el proyecto está en línea con las conclusiones adoptadas ayer por los líderes.

“Lo que hemos acordado es que cualquier nueva infraestructura debería estar plenamente acorde con los objetivos de la unión energética, tales como la reducción de la dependencia energética y la diversificación de suministradores, fuentes y rutas”, indicó Tusk. También subrayó que existe la “obvia obligación” de que todos los proyectos cumplan todas las leyes comunitarias y las normas energéticas de la UE, que incluyen favorecer la independencia energética además de la diversificación.

“Esta es una clara condición para recibir apoyo de las instituciones europeas o de cualquier Estado miembro, ya sea político, legal o financiero”, insistió el presidente del Consejo Europeo.

Seis meses de sanción Asimismo, los Veintiocho también decidieron extender por otros seis meses las sanciones económicas a Rusia, que vencen el 31 de enero, por su implicación en la crisis en el este de Ucrania. La decisión será ratificada oficialmente por el Consejo de la Unión Europea el próximo lunes a través de un procedimiento escrito. Tusk había propuesto que los embajadores comunitarios adoptaran esta medida y por ello no fue abordada en la cumbre de líderes que concluyó ayer en Bruselas.

El Consejo Europeo vinculó en marzo pasado la duración de las medidas restrictivas a la plena implementación de los Acuerdos de paz de Minsk entre Kiev y los rebeldes prorrusos que controlan el este del país. Esos acuerdos incluyen, entre otros, aspectos un alto el fuego, la retirada del armamento pesado y la devolución de la gestión de la frontera este a Kiev.

Fuentes diplomáticas indicaron que si la evaluación de la situación es positiva para la próxima cumbre europea de marzo, los líderes podrían levantar entonces las sanciones, que ya fueron prolongadas por primera vez en junio pasado. Este tipo de medidas restrictivas impuestas a Rusia en julio de 2014 afectan a los mercados de capital, defensa, productos de uso dual y tecnologías sensibles. En concreto, las sanciones impiden a personas o entidades europeas comprar o vender nuevos bonos, acciones o instrumentos financieros similares con un vencimiento superior a 30 días y que fueran emitidos por cinco grandes bancos estatales rusos, sus filiales fuera de la UE o quienes actuasen en su nombre o bajo su control. - Efe