madrid - “Conseguimos cerrar el búnker, estamos bien físicamente, pero fueron 12 horas de ráfagas, asaltos y granadas sobre nosotros”. Esta frase corresponde a uno de los agentes encargados de la seguridad de la embajada española en Kabul, atacada antes de ayer por talibán en un atentado en el que murieron dos policías.
Así lo resalta el sindicato Unión Federal de Policía (UFP) en un comunicado, en el que recoge el relato de uno de los policías españoles que vivieron el ataque en que murieron dos sus compañeros . “A mi subi (subinspector) lo asesinaron el primero cuando entraron en el edificio, su habitación está en la planta 0. Al oír las primeras ráfagas desde el búnker donde están nuestras habitaciones, cogimos las armas y cerramos la puerta”, añadía el agente.
“La otra puerta de escape quedó dañada por la onda expansiva y no la podíamos cerrar, así que no era seguro el sitio. Gabi (Gabino) salió con otro compañero a ver si encontraba al subi (subinspector) porque no nos contestaba y le dieron, creo que desde la azotea, donde ya se habían colocado para disparar a todo el que vieran”, continuaba. Y concluía: “Todo arrasado, calculado entró el coche bomba y al minuto los terroristas asaltaron la embajada”.
La UFP traslada en un comunicado estas declaraciones, en el que manifiesta su reconocimiento a los dos fallecidos y a sus familias y “a tantos otros que día a día prestan servicio en lugares de conflicto y guerra”. Para la UFP, el objetivo del atentado era “claramente” la sede diplomática española. “Que sepamos, el edificio atacado fue el nuestro y los muertos nuestros. ¿Por qué se empeñan en decir que no era un ataque contra nuestra embajada?”, se pregunta el sindicato. Además, denuncia la situación “casi cómica” de la legación española en Kabul, y que la embajada la conforman tres casas contiguas conectadas con un patio común y situadas a tan solo unos diez metros del muro que las separa de la calle.
Una de las casas se usa como embajada y consulado propiamente dicho, y la otra, como residencia del personal diplomático español. “La cercanía entre las dos casas y la calle es tal que algunas de sus terrazas tocan casi con el muro exterior del recinto, sin ningún tipo de distancia de seguridad. Eso hace que puedan ser fácilmente atacadas desde el exterior con un simple cóctel molotov o granada”, subrayaba el agente.
Además, añadía que la que era la puerta principal estaba “tapiada”, por lo que “se entra y se sale por una puerta lateral protegida por un portón de chapa, sin ningún tipo de protección o blindaje”. La puerta se abría “por medio de un motor eléctrico”, pero desde que se rompió hace meses, “el policía tenía que bajarse del vehículo y mientras lo empujaba con la espalda, seguía apuntando con el arma”.
Por todo ello, la UFP pide, además de los tres días de luto por los agentes, medidas de seguridad que les protejan en su quehacer diario. - Efe