bilbao - La decisión de Mariano Rajoy de colocar las elecciones en pleno periodo navideño puso en pie de guerra a la oposición. ¿Quién iba a pensar en votar en una época del año marcada por las compras y los encuentros familiares? Poca gente, según su análisis. Aunque los partidos han podido mantener su poder de convocatoria en los mítines, detectan poca tensión electoral a pie de calle. El arranque de campaña, para más inri, ha coincidido con el puente del día de la Constitución. En ese contexto, en una maniobra poco habitual, los partidos han comenzado ya a pedir a sus votantes que acudan a las urnas el día 20 de diciembre, alertando de que cada voto cuenta y de que más tarde podrían lamentar no haber depositado su papeleta. Unos mensajes que tradicionalmente se han reservado para el tramo final de la campaña.

Hasta ahora, la abstención había sido la principal rival a batir en otras elecciones menos queridas por el votante, como los comicios europeos, percibidos hasta hace poco con gran distancia y desapego. Pero las navidades no han sido las únicas causantes de que hayan pisado el acelerador pidiendo el máximo número de votos. En varios casos, han pesado incluso más unas modestas previsiones electorales o las circunstancias internas de cada partido, por no mencionar la irrupción de nuevas formaciones, que estrecha el espacio de cada partido, eleva el nivel de competidores y obliga a redoblar esfuerzos.

El intento de movilización resulta más evidente en el caso socialista. Las encuestas a nivel estatal cuestionan que vaya a ocupar siquiera la segunda plaza por detrás del PP, ya que podría adelantarlo Ciudadanos y, tras las aplaudidas intervenciones de Pablo Iglesias en debates electorales, nadie se atreve a vaticinar cuántos votos más podrá arañarle Podemos. El PSOE se ha marcado la misión de concentrar en sus siglas el voto contrario al PP y, para ello, repite con insistencia que el único voto útil contra Rajoy es la papeleta socialista. Da igual que el mitin tenga lugar en Madrid o en Euskadi. El mensaje es el mismo.

eh bildu y pnv La izquierda aber-tzale también ha dado muestras de inquietud. Los candidatos de EH Bildu han repartido folletos electorales a pie de calle en las últimas jornadas, y Marian Beitialarrangoitia se ha fotografiado llamando a la puerta de una simpatizante para entregarle en mano la papeleta de la coalición. Como partido exclusivamente vasco y no de adscripción estatal, sabe además que las elecciones generales no le son propicias porque el ciudadano puede decantarse por una formación que vaya a tener opciones de gobernar o, al menos, de lograr un grupo influyente en el Congreso. Esa dificultad la comparte el PNV pero, en el caso de EH Bildu, el riesgo parece más claro porque le ha surgido un rival que comparte muchos de sus planteamientos económicos (rechazo a las grandes infraestructuras como el tren de alta velocidad, y apuesta por fijar un impuesto para las grandes fortunas) y el derecho a decidir.

Los sondeos dejan en el aire la segunda plaza de EH Bildu en Euskadi, ya que empataría a cuatro escaños con Podemos. Como gancho electoral, argumenta que los votos de la izquierda abertzale se leerán en clave plebiscitaria en Madrid. En definitiva, plantea que, si logra el máximo número posible de votos, los vascos mandarán a España el mensaje de que Euskadi quiere arrancar su camino hacia la independencia.

El PNV también reconoce a nivel interno la dificultad de estas elecciones. Tiene las encuestas de cara, ya que auguran su victoria en suelo vasco, pero la convocatoria en periodo navideño le provoca desazón, y no descarta que a algún despistado se le pase la fecha sin acudir al colegio electoral. “Tenemos la decoración navideña en Sabin Etxea, pero no parece época festiva porque estamos trabajando en las elecciones. ¡Pero tampoco parece campaña, porque estamos en Navidad! Esto es raro”, confiesan quienes trabajan estos días desde la sede del partido. El PNV trata de activar el voto avisando de que el autogobierno puede estar en peligro por los mensajes que piden derogar el Concierto Económico, el sistema que permite a las instituciones vascas recaudar sus impuestos.

En un primer momento se interpretó que la convocatoria electoral en periodo navideño iba a desincentivar el voto del cambio, por la euforia que inyectan las fiestas en buena parte de la población. Dicho de otra forma, el PP sería el principal beneficiario de la convocatoria en Navidades, de modo que Rajoy no habría dado puntada sin hilo. Pero las previsiones podrían cambiar. Es cierto que el presidente español sigue figurando como ganador en los sondeos, pero el PP no descarta que la oposición pueda articular un bloque “de perdedores” para desbancarlo.

El PP vasco tiene fresca la experiencia de Javier Maroto en Gasteiz y repite machaconamente ese mensaje. Los populares vascos aspiran a salvar los muebles. El partido, en caída libre, intenta amarrar a su votante tradicional avisando de que, si no acude al colegio electoral ni propicia que Mariano Rajoy tenga el apoyo más amplio posible, una mayoría alternativa lo desbancará como le sucedió a Maroto en Gasteiz.

podemos y la remontada Podemos sufrió un bache emocional hace unos meses, cuando su candidato Iglesias dio señales de agotamiento y las encuestas rebajaron su presencia en el Congreso. Sin embargo, en las últimas horas ha llegado a la conclusión de que puede remontar, sobre todo rascando votos al socialismo. Las intervenciones de Iglesias en debates electorales en televisión están insuflando energías renovadas e ilusión a su equipo y militancia, que ya han acuñado el lema de la remontada para activar el voto hasta el 20 de diciembre. En cualquier caso, la remontada podría ser limitada, ya que hay demasiados partidos en liza y la primera plaza del PP parece firmemente asegurada.