bilbao - El PNV volvió a centrar ayer su campaña en la defensa del autogobierno, apelando a cuestiones que afectan al bolsillo de los ciudadanos y que están en juego los próximos cuatro años. El lehendakari fue uno de los grandes protagonistas del acto celebrado en Getxo, donde pidió que Euskadi pueda gestionar las pensiones, unas prestaciones constantemente zarandeadas desde Madrid desde que estalló la crisis. En los tres últimos años, el presidente Mariano Rajoy ha renunciado a subir las pensiones en la misma medida en la que suben los precios, y las ha actualizado un exiguo 0,25%. Por el contrario, Urkullu está convencido de que todo lo que se gestiona desde las instituciones vascas es sostenible y se toma incluso como ejemplo en otros lares, como el modelo sanitario de Osakidetza o la protección social (Podemos ha introducido en su programa medidas inspiradas en la Renta de Garantía de Ingresos vasca). El lehendakari se rebeló así ante los mensajes de PP y PSOE, que dudan de que Euskadi tenga suficiente dinero en la caja para mantener las pensiones, argumentando por ejemplo que no se daría abasto con una población tan envejecida. los jeltzales recuerdan que la transferencia está recogida en el Estatuto de Gernika.
El lehendakari presentó al PNV como el partido que mejor ha defendido el autogobierno en situaciones excepcionales (antes de la guerra puso en marcha el Gobierno vasco, y en la Transición arrancó el reconocimiento de los derechos históricos, el Estatuto de Gernika y recuperar el Concierto Económico arrebatado). Con vistas al proceso de reforma constitucional que podría arrancar tras las generales, volvió a poner sobre la mesa las credenciales de su partido, y alertó ante una eventual alianza PP-Ciudadanos en Moncloa, que vería letal para los intereses vascos. Si cuajara ese pacto, traería consecuencias “negativas” en el autogobierno, la consolidación de la paz y la convivencia y la salida de la crisis.
Urkullu habló de tres prioridades, en cuya cúspide situó la superación de la crisis (ahí introdujo la apuesta por unas “pensiones justas y dignas gestionadas desde Euskadi porque lo que gestionamos en Euskadi está garantizado”, como “la educación, la sanidad y la protección social”). También mencionó el reto de la paz y la convivencia, desde el diálogo y “con altura de miras”, y pidió un nuevo estatus de autogobierno que consagre unas relaciones de igual a igual con el Estado. “Euskadi no se va a supeditar”, avisó.
ESTATUS El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, por su parte, cargó contra los partidos estatales, que dedicarían fugaces visitas a Euskadi en campaña para después olvidarla, porque solo estarían interesados en llegar a Moncloa y son conscientes de que en territorio vasco se eligen pocos diputados. “Euskadi no existe para ellos. Somos una zona de segunda”, dijo. Ortuzar visualizó a esos partidos celebrando hoy el aniversario de la Constitución española y lanzó que al PNV esa norma y Moncloa le importan “poco”. Es más, opinó que ese marco tiene “poca legitimidad popular” en Euskadi porque ganó la abstención en el referéndum de 1978. Sobre la reforma que se otea en el horizonte, criticó que los grandes partidos pretendan poner puertas al debate rechazando hablar de que el Estado está compuesto por naciones diferentes que son sujeto de derechos políticos. “No quieren hablar del reconocimiento del derecho a decidir nuestro futuro”, criticó. Pidió que no haya temas tabú y avisó de que el PNV solo estará en el debate para defender el hecho nacional vasco y el derecho a decidir.
Pedro Azpiazu, número dos en la candidatura al Congreso por Bizkaia, apostó por defender en Madrid el Concierto, los plazos del tren de alta velocidad y las competencias pendientes, como pensiones y prisiones.