Bilbao - El libro de Pedro Luis Uriarte dedica todo un capítulo a analizar las perspectivas de futuro de la economía vasca y las capacidades, pero también obligaciones, que implica el sistema de Concierto Económico.
No parece muy optimista.
-Yo lo que digo es que tenemos un problema de futuro complicado. No dramático, pero sí un problema de desgaste. Euskadi pesaba el 7,53% del PIB del Estado cuando yo negocié el Concierto y ahora pesamos el 6,07%. 15.500 millones de PIB se nos han largado. Pero, además, esa caída ha financiado más del 40% del crecimiento de Madrid. En la etapa democrática, el gran perdedor económico es Euskadi.
¿De dónde viene ese desfase?
-De los años 80, con todo el proceso de reconversión industrial. Todo lo que ha desaparecido ha sido sustituido por otro tipo de empleo y empresas más eficientes productivamente pero que no producen el mismo PIB.
Visto así, no parecemos muy privilegiados por el Concierto.
-Incluso con Concierto hemos perdido 30.500 millones de euros respecto a la economía mundial por no aguantar su ritmo de crecimiento. Además, España es el país 187 con peor perspectiva demográfica de 192. Y nosotros estamos peor. Y esa es una presión sobre el gasto público, tremebunda. Y, como asumimos el riesgo de recaudación por el Concierto, tenemos que soportarlo solos.
Habrá que recaudar más.
-¿Y eso se soluciona con aumento de impuestos? Pues, oiga, sí. Pero cuando sube usted los impuestos se producen dos efectos: aumenta el fraude fiscal y se te escapan contribuyentes. Aquí ha habido fuga de contribuyentes que están pagando impuestos en Madrid.
Las necesidades que ha traído la crisis también habrán limitado los recursos.
-Yo creo que hay una gran preocupación por la carencia de recursos económicos en políticas esenciales. El plan de internacionalización del Gobierno Vasco, que está muy bien concebido, tiene dotaciones económicas insuficientes. Clarísimamente y justificadamente porque se está atendiendo a lo urgente, que es lo asistencial, sobre lo necesario. El plan de I+D tiene el mismo problema. Estamos muy ahogados presupuestariamente.
Pero en los países que son referencia en I+D hay un fuerte componente privado, no todo es inversión pública.
-Al sector privado hay que apoyarle, incentivarle y exigirle. Sentarse con ellos y, con los números sobre la mesa, pensar conjuntamente. Ellos van a mirar por lo suyo, pero también les va en ello. Hay que movilizar al país.
¿Y qué hacer?
-El factor limitativo son los ingresos. Si son de 13.000 millones de euros, hay que repartir las cartas con ese techo, porque el endeudamiento lo tienes que devolver y te suma hoy pero te resta después. La otra opción es cómo conseguir que ese techo suba. Con mayor crecimiento económico, que reduce su tasa de paro y los consumos urgentes y de deuda. Pero ese escenario no pasa por más RGI ni por más camas de hospitales. Pasa por educación, I+D, internacionalización, etc. ¿Detrayéndolo de la RGI? Pues a lo mejor no, pero igual no tiene usted que hacer una carretera. Para saberlo hay que analizar cada partida de gasto y ordenar el presupuesto por prioridades. Lo urgentísimo: aquí la gente no se puede morir de hambre. Y determinar con qué ingreso no se muere de hambre. Después, identificar lo urgente, luego lo necesario, lo prescindible? Divídame el presupuesto en estas categorías. Y, a partir de ahí, a crear un consenso político.
Urkullu propuso consensuar prioridades y nadie le cogió el guante.
-Claro, pero igual hay que empezar a contarle a la sociedad vasca la verdad. Y la verdad es que, si no espabilamos, este país no va a tener futuro. Hay que cambiar percepciones. Vamos a dejar de decir que nuestro país es uno de los más ricos del mundo. Porque no lo da un mayor PIB sino una población estancada.