BILBAO - El recién inaugurado Instituto de la Memoria del Gobierno Vasco, Gogora, presentó ayer uno de sus primeros trabajos en recuerdo de los estragos de la Guerra Civil en Euskadi. Se trata del informe Senderos de la Memoria, donde se recogen cientos de espacios y lugares donde transcurrió la contienda, desde las sedes del Ejecutivo del lehendakari Aguirre hasta los campos de batalla donde las tropas del Eusko Gudarostea se enfrentaron al ejército franquista.

El documento, que ha sido elaborado por un grupo de investigación de la UPV/EHU dirigido por los catedráticos de Historia Contemporánea Joseba Agirreazkuenaga y Mikel Urquijo, funciona como un censo de lugares físicos de la Guerra Civil y “no se limita al frente bélico”. En cifras concretas, Senderos de la Memoria recopila alrededor de 600 bombardeos sobre poblaciones vascas, 71 empresas y obras que emplearon presos republicanos para trabajos forzados, y 46 edificios que fueron utilizados como cárceles o campos de concentración, como es el caso del Teatro Arriaga o el Colegio Escolapios de Bilbao. “La memoria es un problema de hoy en día, no del pasado”, señaló Agirreazkuenaga, y recordó que “en Europa ya se han hecho” estudios similares.

El informe consta de seis capítulos principales. El primero de ellos se centra en la “identificación de los espacios sociales vivos de memoria contemporánea”, es decir, un listado de las asociaciones, fundaciones y organizaciones que realizan una actividad de recuerdo de los ocurrido en la contienda y de homenaje a sus víctimas. El segundo está dedicado a los espacios que ocupó el primero Gobierno Vasco, que tuvo sus sedes principales en Bilbao. En este listado se encuentran edificios emblemáticos de la capital vizcaína como el Hotel Carlton, la Sociedad Bilbaína o las oficinas de la naviera Sota-Aznar.

El tercer capítulo, el más extenso, recoge los lugares de Euskadi donde se produjeron enfrentamientos bélicos entre los dos bandos y las poblaciones que fueron bombardeadas. El informe recopila 200 combates en los tres territorios vascos, que se saldaron con 10.000 soldados muertos, la mayor parte de ellos del Eusko Gudarostea. Respecto a los bombardeos, los investigadores han recopilado alrededor de 400, pero según estudios recientes del profesor de la Universidad de Nevada, Xabier Irujo, estos ascienden a más de 600. Según Joseba Agirreazkuenaga, “es increíble que en un solo año y en un territorio tan pequeño” se realizaran tantos ataques desde el aire. “El ejército vasco no tenía armas para hacer frente a los aviones”. Mikel Urquijo recuerda que fue un “ensayo de una nueva táctica que en la Segunda Guerra Mundial se desarrolló en toda su atrocidad”.

En cuarto lugar se encuentran los espacios habilitados como prisiones y campos de concentración. Las autoridades franquistas establecieron un total de 46 cárceles provisionales, 22 en Bizkaia, 15 en Gipuzkoa y 9 en Araba. Algunos edificios emblemáticos de las tres capitales fueron utilizados como centros de reclusión de presos de batallones vascos y republicanos. Es el caso de la Universidad de Deusto y el Teatro Arriaga en Bilbao, del Kursaal en Donostia o de la plaza de toros de Gasteiz.

El quinto capítulo está dedicado a los hospitales militares creados o utilizados por el Gobierno Vasco para dar asistencia sanitaria a los soldados del Eusko Gudarostea. En el listado aparecen 46 edificios como el Club Deportivo de Bilbao o el Palacio Mentxaka de Getxo. Finalmente, el informe recopila las 71 obras, empresas y lugares donde se utilizó el trabajo forzado de presos de guerra por parte del bando franquista. Es la primera vez que se trata este aspecto en Euskadi y los autores de Senderos de la Memoria recuerdan a los “trabajadores esclavos” que se vieron obligados a emplearse en los Astilleros Euskalduna, La Naval o Babcock Wilcox.

El estudio es uno de los doce proyectos estratégicos del Gobierno vasco, que se engloba en el Programa-Base de Prioridades 2015-2016 en materia de Memoria Histórica, que presentó en noviembre de 2014 el lehendakari, Iñigo Urkullu. Además, esta investigación da respuesta a un mandato parlamentario acordado en la Cámara vasca en junio de 2014.

El documento incluye además algunas recomendaciones para el futuro como crear una página web con todos los nombres de las víctimas y los represaliados por el franquismo, realizar rutas por los lugares donde se desarrolló la contienda, establecer los itinerarios que siguieron los exiliados vascos para huir de Euskadi y realizar un censo de estos últimos. Estas posibles actuaciones abren la puerta a un segundo volumen de Senderos de la Memoria.

Según explicó Monika Hernando, directora de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno vasco, este trabajo constituye una “herramienta importante para conocer y organizar los espacios” de la guerra y, posteriormente, permitirá “la preparación de itinerarios de memoria histórica”, ya que recoge una relación “exhaustiva” de lugares relacionados con la Guerra Civil en Euskadi.

600

Entre el verano de 1936 y agosto de 1937 se produjeron alrededor de 600 bombardeos, la mayor parte de ellos de la aviación franquista, alemana e italiana. La población civil se convirtió en objetivo prioritario de los ataques aéreos ante la impotencia de los batallones del Eusko Gudarostea, que no disponían de armas para hacer frente a los aviones enemigos.

200

Las batallones vascos y republicanos se enfrentaron a las tropas franquistas en 200 campos de batalla de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba. Algunos de los mayores enfrentamientos se dieron en lugares como Legutiano, Aramaio, Otxandio, Sollube, Artxanda, Sondika, Jata, Lemoa, Arrasate, Beasain, Eibar, Irun y Hondarribia.

46

Tras la ocupación franquista se establecieron 22 cárceles en Bizkaia, 15 en Gipuzkoa y 9 en Araba. Todo tipo de lugares fueron utilizados para recluir a los soldados de los batallones vencidos, entre ellos edificios emblemáticos como el Teatro Arriaga y el Colegio Escolapios de Bilbao o el Kursaal de Donostia.

Bajas en combate. Más de 10.000 soldados fallecieron en los 200 combates que se libraron en la contienda en Euskadi, la mayoría de ellos de los batallones del Eusko Gudarostea y de las tropas republicanas.

Trabajos forzados. Cientos de soldados capturados en el frente fueron empleados por las autoridades franquistas como trabajadores en condiciones de esclavitud en 71 obras y empresas como La Naval, el aeropuerto de Sondika o Babcock Wilcox.

Hospitales. El Gobierno Vasco empleó 46 edificios como hospitales militares para dar asistencia sanitaria a los soldados heridos en el frente. El Club Deportivo de Bilbao o el Palacio Mentxaka de Getxo tuvieron esa función.

Cunetas. El informe de Gogora no recoge la localización de las fosas comunes, pero próximamente se presentará un mapa realizado por la Sociedad Aranzadi.