madrid - La Iglesia española entró ayer de lleno en la cuestión catalana criticando de forma directa el proceso soberanista, defendiendo la unidad del Estado y advirtiendo del riesgo que se cierne sobre la sociedad si las pretensiones de los independentistas llegan a buen término. Fue el máximo representante de los obispos, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez, quien aseguró que los miembros de este colectivo están “grandemente preocupados” ante la “grave situación” creada por quienes “al margen y en contra de la ley, pretenden romper la unidad de España”. Alertó por ello del peligro de “caos y división de la sociedad” que pueden generar quienes, según describió, están dando pasos decididos hacia la independencia de Catalunya.
Blázquez se pronunció en estos términos en el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, en el que dedicó un gran espacio a la situación en Catalunya después de que los partidos independentistas, con mayoría absoluta en el Parlament, aprobaran el pasado día 9 una moción de desconexión. Así, en el cónclave celebrado ayer en el que se discutieron las cuestiones que más preocupan a los obispos, su presidente opinó que poner en cuestión “de manera unilateral” la transición al régimen constitucional introduce “inseguridad, inquietud, incertidumbre, riesgo de caos y división de la sociedad”.
“Desde este espíritu de lealtad constitucional y de cristiana colaboración al bien común en un Estado de Derecho, como es el nuestro, nos preocupa grandemente la grave situación creada por quienes, al margen y en contra de la ley, pretenden romper la unidad de España”, admitió el también arzobispo de Valladolid. Insistió en que, hace décadas, los españoles hicieron la transición a un régimen “realmente democrático con satisfacción de los ciudadanos e incluso con la admiración de muchos no españoles”. Se preguntó, por tanto, “cómo ha sido posible que unas actitudes y unos hechos hayan llevado hasta pretender cambiar el sentido de la historia secular”.
La 106 reunión de los obispos, que comenzó con un minuto de silencio por los atentados islamistas que tuvieron lugar el pasado viernes en París, se abrió con la afirmación de Ricardo Blázquez de que la Constitución fue “refrendada por todos”, por lo que censuró los intentos, a su juicio, de subvertirla. “El deseo de un futuro compartido por todos, el acercamiento de unos a otros, el diálogo auténtico, fueron fraguando un consenso con el que se elaboró la Constitución, refrendada por todos, que regula nuestra vida en común, abiertos a un perfeccionamiento constante”, sentenció. Siguiendo con su referencia a la Transición democrática, añadió que “con clarividencia y magnanimidad, ganó en nuestra sociedad la esperanza al miedo, la serenidad a la inquietud, la reconciliación al distanciamiento”.
Por ello, los obispos presentes en la asamblea centenaria, entre los que se encontraba el expresidente de la Conferencia Episcopal Española y exarzobispo de Madrid Rouco Varela, pidieron a Dios “que otorgue a los gobernantes la luz, la serenidad y la fortaleza necesarias para acertar en esta complicada situación”. De este modo, rezaron por “la regeneración ética” de todos y por “la imprescindible confianza en las instituciones para garantizar la justicia, el progreso, el orden y la paz social”.
Voces excluyentes A la espera de que se clarifique la elección del nuevo president de la Generalitat, abortada hasta en dos ocasiones por la falta de apoyo de la CUP al candidato de Junts pel Sí, Artur Mas, los obispos españoles tomaron partido en este asunto a través de la voz de su presidente, monseñor Blázquez. Previamente, realizaron un homenaje a las víctimas de la “enorme masacre terrorista” del viernes en París, que ha producido, según el prelado, “una profunda conmoción”.
Ya durante su discurso, y además de referirse a la convulsa situación en Catalunya, el cardenal mostró su sorpresa ante la aparición de “voces excluyentes del hecho religioso, especialmente de la fe católica en la vida pública y social”. El presidente de la CEE se refirió en concreto a “pretensiones políticas que, además de separarse del espíritu y letra de nuestro marco constitucional, que es aconfesional, manifiestan una clara tendencia al laicismo”. Blázquez también habló de la futura cumbre de París sobre el cambio climático y de la Asamblea del Sínodo de la Familia del pasado octubre.