donostia - La semana ha transcurrido marcada por la quema de los ocho autobuses en Derio y la reivindicación anónima que recibió EITB el miércoles.
¿Cuál es la veracidad de ese ‘mail’?
-Lo desconozco. No voy a entrar a debatir con un correo electrónico anónimo que no sé a quién representa ni quién está detrás de él.
¿Los autores del ataque son gente descolgada del MLNV?
-Lo desconozco también. Es gente que no está a día de hoy en la izquierda abertzale, porque es obvio que no comparten su estrategia.
¿Le preocupa que el texto recoja la defensa de la vía violenta?
-Obviamente sí, me preocupa que, transcurridos los años que han pasado desde que ETA decidió abandonar definitivamente su actividad armada, haya gente que piense que la violencia puede ser un medio útil para conseguir objetivos políticos.
¿Por qué ahora la quema de autobuses perjudica la defensa de los derechos de los presos?
-Hay dos razones: una es que aleja a gran parte de la sociedad vasca de las reivindicaciones que se pretenden hacer por el medio utilizado; y la segunda es que alimenta la estrategia de los inmovilistas y los que ven en la represión como única vía para solucionar este conflicto que vivimos.
Más allá de estrategia, hay quienes les piden una reflexión ética.
-Creo que en cualquier caso, y si hablamos de la utilización de la violencia de forma histórica, hay una evolución de la sociedad. Conocemos hoy situaciones que no se podrían haber dado nunca si no se hubiesen dado episodios de la violencia.
¿Por ejemplo?
-La Revolución francesa y la instauración de la democracia moderna. Decir que la violencia ha estado mal desde el principio de la humanidad como abstracción puede ser válido, pero tenemos que ser más realistas. Es una posición válida decir que en este país ha habido y por desgracia hay episodios de violencia desde diferentes partes, sobre todo por parte del Estado español, y es el momento de que acaben, de que nunca haya una expresión de violencia. Es la base sobre la que hay que construir. Nunca más.
¿Hasta dónde llegará esa “reflexión crítica sobre las decisiones adoptadas en el pasado” que anuncian?
-Tiene que ser una reflexión compartida, y que todos y todas debemos participar en ese ejercicio. No hay en este país ninguna opción ni cultura política que no haya amparado en algún momento de forma directa o indirecta expresiones de violencia. Creemos que ese ejercicio lo tenemos que compartir entre todos y construir esa base para una convivencia democrática verdadera.
¿Cómo piensa resolver EH Bildu la cuestión de los presos?
-Es necesario que cambie la posición del Estado español, pero desde Euskal Herria está en nuestra mano hacer la mayor presión posible para que quien esté en Madrid se vea obligado a cambiar esa política penitenciaria hacia parámetros de resolución. Ayudaría mucho, aliviaría mucha tensión. Toda esa frustración que existe y que algunos sectores pretenden alimentarse de ella se vería calmada. Serviría para avanzar a otro estadio diferente.
¿La aparición de Amnistiaren Aldeko Mugimendua (AAM) es una disensión interna?
-Creo que plantean una serie de cuestiones que le sitúan fuera de los parámetros de reflexión de la izquierda abertzale en este momento.
Les critican por renunciar a la defensa de la amnistía en el sentido amplio.
-Para nosotros la amnistía, como concepción histórica de la izquierda abertzale, es la desaparición no solo de la existencia de presos, sino de las causas por las que esos presos acabaron en la cárcel; hablamos de un estadio de reconocimiento del derecho a decidir del pueblo vasco. Nosotros no abandonamos esto. Planteamos que la vía real posible para que los presos salgan a la calle no es reivindicar que todos salgan el mismo día a la misma hora y vengan a casa en un mismo tren. Va a tener que ser de otra manera, de forma gradual e individual. Tenemos que ser capaces de unir fuerzas en torno a lo que es posible en vez de tratar de disgregar esas fuerzas en torno a reivindicaciones alejadas de la realidad.
¿Comparte la convocatoria de manifestación que ha realizado AAM?
-No. Hacemos un llamamiento a unir fuerzas en torno a lo que es posible y posibilita la acumulación de fuerzas.
Jonan Fernández...
-...Cómo os interesa a los del Grupo Noticias este tema, ¿eh?
Jonan Fernández ha anunciado que tres actos diferenciados recordarán en 2016 a víctimas del terrorismo, del franquismo y de los abusos policiales. ¿Cómo lo valora?
-Aún no he conocido la propuesta a fondo.
¿Qué debe esperar la sociedad vasca del proceso que la izquierda abertzale va a poner en marcha, ‘Euskal Herria zutik eta abian’?
-Respuestas claras a muchas de sus principales preocupaciones actuales. Para ello, la izquierda abertzale, entendida como la alianza estratégica de independentistas y socialistas de Euskal Herria, propone un proceso de reflexión y debate abierto a todo su cuerpo social para readecuar su estrategia y hacerla más eficaz con el objetivo de liberar todo el potencial de este nuevo tiempo político y, así, abrir en un plazo breve de tiempo las puertas a la creación del Estado vasco.
¿Espera más pasos de ETA en un futuro próximo?
-No lo sé, pero lo veo complicado cuando la actitud de los gobiernos es imposibilitar que se den esos pasos.
¿Qué conclusiones extraen en frío de las elecciones del pasado 24 de mayo?
-Son obvias, y la propia dinámica interna y lo que comunicamos externamente certifican ese proceso de autocrítica.
¿Qué escenario prevé tras el 20-D?
-No tenemos demasiadas esperanzas. La esperanza puede venir de que un grupo catalán independentista fuerte y otro independentista vasco en ese Congreso. Es nuestra esperanza para producir una ruptura democrática que, si no, es imposible.
Se han mostrado proclives a influir en un hipotético cambio de inquilino en La Moncloa. ¿Por qué?
-Es que no tenemos ninguna confianza en el inquilino de La Moncloa. Su posición respecto a Euskal Herria va a ser la misma. A diferencia de otros, no tenemos esperanza. Es un error pensar que ese inquilino puede favorecer otros escenarios teniendo en cuenta que hay un frente de Estado, un bloque del no, hacia Euskal Herria como nación y pueblo que reclama su derecho a decidir. El escenario pactista ha caducado. Catalunya lo ha terminado de dinamitar.
Entonces, ¿por qué ir a Madrid?
-Porque un grupo independentista catalán fuerte y otro independentista vasco fuerte son imprescindibles para hacer valer nuestra posición como país en el Estado español, hacer respetar nuestros derechos.
¿Teme una hipotética reforma constitucional?
-El tema es más bien si va a haber algún cambio con fundamento respecto a la identidad nacional del pueblo vasco y catalán, y su derecho a decidir. Y no, no lo va a haber. El Estado no va a reconocer nunca al pueblo vasco y tampoco como sujeto de decisión. Alimentar la ilusión de que pueda ocurrir es mentirle a la gente.
¿Qué le parece la propuesta de Albert Rivera?
-Quizás la música sea diferente, pero la letra es la misma de siempre. Rivera parece dispuesto a poner negro sobre blanco aquella vieja idea tan española de no reconocer lo diferente, de no querer asumir que vascos y catalanes somos naciones con derecho a decidir libremente nuestro futuro. Del mismo modo, pretenden hacernos retroceder casillas en nuestro autogobierno para asegurarse que no avanzamos ni una casilla más en el camino a la soberanía plena que nos corresponde.
¿Que haría si fuera Antonio Baños ante la investidura de Artur Mas?
-No soy Antonio Baños, por tanto...
Por eso le pregunto qué haría y no qué va a hacer.
-Lo que no voy a hacer es decir qué tendría que hacer la CUP. Sí apoyaría a Iñigo Urkullu si fuera un lehendakari que realmente planteara que el respeto a los derechos del pueblo vasco están por encima de otro tipo de cuestiones, y si tuviera voluntad política para llevar eso hasta el final. ¡Qué lástima que Iñigo Urkullu no esté en las posiciones de Artur Mas!
¿Ve amenazados el Concierto económico y el Convenio navarro?
-En una posición única de defensa nos veremos abocados a perder más terreno. El nivel de autogobierno que teníamos se está vaciando y de seguir por esa vía vamos a perder cada vez más. La única forma de mantener y ganar en capacidad de autogobierno es dar un paso al frente y actuar soberanamente desde nuestras instituciones basándonos en la legitimidad democrática que la ciudadanía nos ha dado con su voto para llevar a nuestro pueblo a un estadio diferente.
¿Con distintos ritmos?
-Sí, planteamos que las velocidades sean distintas según el punto de partida y la dinámica de cada cual. A día de hoy, Nafarroa va por delante de la CAV. Me gustaría que la CAV fuera más rápido, pero Nafarroa va por delante en el cambio político que está haciendo, las políticas que desarrolla, el acuerdo que sostiene el Gobierno...
Para la Ley de Empoderamiento se han inspirado en la que aprobó Catalunya, parcialmente anulada por el Tribunal Constitucional (TC).
-No, no es cierto...
¿Por qué?
-Porque no es cierto que tenga un texto anulado por el TC.
El TC anuló la parte de las consultas generales por ser referéndums encubiertos, y dejó las sectoriales.
-Si se lee la propuesta de ley que hemos hecho nosotros, no hay ninguna parte que no tenga recorrido en el actual marco.
Desde el punto de vista político, ¿qué recorrido le prevé a la ley?
-El que determine la voluntad política del resto de grupos. Creemos que hay posibilidades de llegar a acuerdos y estamos convencidos de que si alguien dice que está a favor del derecho a decidir y lee la propuesta, se dará cuenta de que recoge los instrumentos para llevar a la práctica ese derecho. EH Bildu estaría dispuesto a mejorar esa propuesta para poder propiciar el acuerdo.
Voces como la de Ibarretxe reclaman arrancar “cuanto antes” un proceso como el catalán. ¿Se dan las condiciones políticas y sociales?
-Juan José Ibarretxe dijo recientemente y dice habitualmente que “si queremos, podemos decidir”. En EH Bildu estamos completamente de acuerdo. Si hay voluntad, podemos decidir. No hay límite a la voluntad de la ciudadanía vasca si creemos en ello y lo queremos. Hay que testar cuál es la voluntad política de las partes.
¿Lo han podido hacer?
-Es obvio que el PNV no tiene voluntad y que este mismo debate no solo le estorba sino que le molesta.
Este debate tendría que ser en la ponencia de Autogobierno que ustedes sopesan abandonar.
-Hemos tenido tres años y no ha existido voluntad política para ello por parte del PNV. No hemos podido llegar a un acuerdo político porque el PNV no ha querido un acuerdo en torno al derecho a decidir en la CAV y no hemos podido tomar ninguna decisión efectiva. Se nos dice que, en la última parte de la legislatura, el Parlamento está políticamente amortizado, que el debate sobre el derecho a decidir y llevarlo a la práctica están fuera de lugar. EH Bildu se resiste: no solo reclamamos el derecho a decidir sino el de debatir en un parlamento. Si hay voluntad, existen posibilidades para el debate y llevarlo a la práctica.
Estos días se tramitan las cuentas. ¿Ve resquicio para negociarlas?
-Estos presupuestos ponen de manifiesto que el acuerdo entre PNV y PSE es un freno para este país. Para su desarrollo económico en clave de bienestar social para el conjunto de la ciudadanía y pensando en las clases más desfavorecidas; y un freno en clave de soberanía de este país. El acuerdo es el auténtico freno de mano. De ahí lo único que viene es más pasado y no nos traslada a ningún escenario de futuro.
¿Teme que ese acuerdo les deje, al menos numéricamente, en el alero en muchos escenarios salvo el Ayuntamiento de Vitoria?
-El PSE decidió tener ese papel de gregario. Al PNV le salen muy baratos los acuerdos con el PSE, pero al PSE le va a durar bastante poco tiempo. Es su futuro lo que está en el alero. De ahí vendrá que esos acuerdos pierdan fuerza, porque el propio PSE perderá un espacio que, paradójicamente, le ganará el PNV.
¿Se refiere a las elecciones autonómicas de 2016?
-Sí, y en las siguientes. El espacio del PSE y del PP será cada vez más minoritario en esta parte del país y ese tipo de alianzas hará que el PNV cope ese espacio,y el PSE quede reducido a la nada.
¿Camina el PP en esa línea al no dar el giro que pretendía Quiroga?
-Seguramente Arantza Quiroga, de forma precipitada, intentó solucionar esa situación que ya se evidenciaba que iba a ocurrir. Parece que los próximos tiempos se va a confirmar. Es evidente que el PP en Madrid no está preparado para que el PP del País Vasco tenga personalidad propia. Esto le hace ser un calco de lo que es en Madrid. En Euskal Herria a día de hoy le hace retroceder a posiciones marginales.
¿Cómo valora los 100 primeros días del Gobierno de Nafarroa?
-Con la esperanza e ilusión de que ese cambio político que queremos para Euskal Herria venga desde Nafarroa. El cambio político no está hecho, pero la semilla, el acuerdo programático que sostiene al Gobierno, está sembrada. Me gustaría que muchas de esas cosas que son posibles en Nafarroa fueran posible en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, empezando por el pleno monográfico del derecho a decidir y la situación de Catalunya.
¿Por qué?
-Es evidente, por la actitud de Sabin Etxea.
¿Visualiza una reunión en 2017 entre Uxue Barkos y Arnaldo Otegi?
-¿En 2017? Me encantaría que se diera esa imagen.
¿Apuesta pues por Otegi como candidato de EH Bildu a lehendakari?
-En primer lugar hay que conocer su disposición, que no hemos tenido ocasión para hablar con calma sobre ello. Por otro lado, los simpatizantes y militantes de EH Bildu tendrían que ser quienes decidan su candidato a lehendakari. Yo no tendría ningún problema para votar a Arnaldo Otegi como candidato de EH Bildu, pero soy uno más que participará en ese proceso.
¿Cuándo fue la última vez que habló con Otegi?
-La última vez de forma directa fue antes de que me detuvieran a mí, antes de 2007.
¿Y noticias mutuas aunque sea de manera indirecta?
-Sí, de forma indirecta es habitual la comunicación.
¿Le ve cierta disposición, capaz de asumir el reto de la candidatura?
-Desde EH Bildu tenemos muy claro que Arnaldo Otegi es un activo, no solo para el espacio político que representamos sino para el proceso que vive Euskal Herria. Teniendo en cuenta todo eso, sería razonable pensar que debería tener un papel protagonista en esta nueva etapa que vivimos. Hay que conocer su disposición y qué es a lo que estaría dispuesto.