pocas veces se han visto y se verán las calles de Barcelona teñidas de blanco, color, en términos futbolísticos, propio del enemigo, el Real Madrid. Pero a medida que avanzaba el “puntero”, la gran flecha gigante que se dirigía hacia el Parlament por la avenida Meridiana de Barcelona, los colores fueron haciendo acto de presencia en la Via Lliure, coloreando los 5, 2 kilómetros de recorrido. “Esto parece un capítulo de Oliver y Benji, cuando el balón parecía que no llegaba nunca a la portería”, comentaba un joven con su hijo en brazos, haciendo alusión al puntero que movían un grupo de deportistas de élite que se tomaron su tiempo para hacerlo rodar de punta a punta. Durante cuarenta minutos, los manifestantes mantuvieron sus posiciones para acompañar el paso del puntero y finalmente para participar en el mosaico general que desveló una de las imágenes más emocionantes y espectaculares del recorrido. Como viene siendo habitual, el ambiente resultó ser festivo y sobretodo familiar. Gente de todas las edades y procedencia se encontraba concentrada para visibilizar el anhelo de una parte de la ciudadanía catalana de convertir Catalunya en un nuevo estado independiente de España.

Contra todo pronóstico, el tiempo acompañó más de lo esperado. Las previsiones meteorológicas amenazaban lluvia, motivo por el cual muchos de los participantes acudieron ataviados con paraguas y mangas largas que finalmente sobraron, ya que un sol de justicia hizo acto de presencia durante toda la tarde. La elevada e inesperada temperatura y la afluencia de gente provocó el agobio de más de uno, desmayos incluidos. Los vendedores ambulantes hicieron su agosto con las bebidas, aunque su apuesta fueron los artículos de merchandising independentista.

Quim Torra, el presidente de Òmnium Cultural, comparecía emocionado señalando que “habían desbordado la Meridiana”. Transitar por el espacio que ocupaba la manifestación resultó complicado y, en ocasiones, imposible a causa de la multitud congregada: 2.000.000 de personas según la organización. La Guardia Urbana, sin embargo, rebajó la participación considerablemente, aportando la cifra de 1.400.000 participantes. Independientemente de los números y como viene siendo habitual, el ambiente resultó ser festivo y, sobre todo, familiar. Gente de todas las edades y procedencia se encontraba concentrada para visibilizar el anhelo de una parte de la ciudadanía catalana de convertir Catalunya en un Estado independiente. Muchos desearon que la marcha de ayer fuera la última, porque significaría que el objetivo está cumplido.

Así lo expresaba Robert Pastor, profesor de música de 36 años. Robert ha participado en todas las movilizaciones con su familia pero espera que el próximo año puedan celebrar la Diada desde su casa, en Figueras. “Espero que el próximo año no tengamos que volver a venir a Barcelona y podamos celebrar la diada desde casa”, dijo. En la misma línea se pronunció Joan Saus, de 65 años. Llegó a Barcelona desde Girona en autobús con varios vecinos. “Hemos venido porque queremos liberarnos de este país, son muchos años de lucha, esta no es una causa de hace 4 o 5 años, nuestras reivindicaciones son históricas” explicó.

Los hubo que acudieron en familia, con niños pequeños, aunque supusiera todo un reto mantenerlos bajo control. Coral Raurell y su marido trataban ayer de entretener a sus hijas como buenamente podían. “Cada vez que pasa el tren, hacemos jolgorio. Así a las niñas no se les hace tan pesado esperar”, comentaban. Coral cree que es importante hacer partícipes a sus hijas de un momento histórico como este, que vivan una manifestación reivindicativa y alegre a partes iguales.

Pero no todos los participantes en la vía eran independentistas convencidos. Ángel Luis, de Ciudad Real, vivió la Diada casi por casualidad en Barcelona. Este estudiante de geopolítica se encontraba alojado en casa de un amigo y, como él y su familia participaban en la Via, decidió participar también para ver y vivir en primera persona un movimiento como este. “Yo creo en el derecho a decidir de todo el mundo, pero no estoy de acuerdo en la manera en que lo están haciendo, no creo que las elecciones autonómicas sean la herramienta más propicia”, dijo. A lo largo de la Via se instalaron diferentes pantallas gigantes para poder seguir desde todos los puntos lo que pasaba en los distintos tramos del recorrido. Las redes sociales también se convirtieron, en la medida en que la cobertura lo permitió, en una herramienta clave para compartir las imágenes de la jornada. A través de tuits y fotos, personajes mediáticos como el futbolista Gerard Piqué, el ex presidente del Barça Joan Laporta, el economista Xavier Sala i Martí o la periodista Karmele Marchante hicieron pública su participación en el acto. El acto culminó, acabados los parlamentos, con una interpretación del himno de Catalunya por parte del Orfeó Català. La organización respiraba tranquila. El ritmo de inscripciones estas últimas semanas había sido lento y en algunos momentos, reconocen, hubo incertidumbre acerca de si el cansancio del proceso haría mella en la movilización. Las imágenes aéreas, que quedarán para la história, corroboran que no ha sido así y que la ciudadanía volvió a responder activamente.

La junta electoral La celebración de la Diada eclipsó todos los actos que los partidos tenían previstos realizar en ese primer día de campaña electoral para los comicios del 27 de septiembre. Los medios de comunicación públicos catalanes se verán obligados por orden de la junta electoral central a compensar a las formaciones que no son favorables a la independencia de Catalunya y deberán cederles minutos los próximos días para contrapesar la cobertura informativa de los actos ayer acontecidos.