barcelona - El peso específico de Javier Maroto se hace notar en el PP después de que Mariano Rajoy se haya decantado por dar un golpe de timón en Catalunya al elegir como candidato para las elecciones del 27-S al controvertido Xavier García Albiol, en detrimento de Alicia Sánchez-Camacho. A nadie se le escapa la semejanza entre el exalcalde de Gasteiz y quien fuera regidor de Badalona hasta que perdieron el bastón de mando pese a vencer en votos en las urnas, puesto que uno y otro reforzaron su figura con un mensaje de línea dura con la inmigración que provocó una fractura social en sus respectivos municipios. En un momento donde el PP catalán se desangra y necesita hacer frente al independentismo, por un lado, y a la emergencia de Ciutadans, por otro, el presidente español ha cortado por lo sano abrazándose a la opción más beligerante aprovechando que la hasta ahora líder de la formación le había transmitido su “cansancio y hartazgo”.
Su apuesta tiene en paralelo otra lectura que conecta con Euskadi, en tanto que tras haber premiado a Maroto con un cargo de relevancia en la dirección nacional y comprobar su ascendente de cara a decisiones territoriales como esta última en Catalunya, su nombre gana enteros en clave electoral de la CAV erigiéndose en el mayor frente que se le pueda presentar en los próximos meses a Arantza Quiroga, tan débil como lo estaba Sánchez-Camacho, ya que el PP de Araba, una vez descabalgado del poder foral y municipal, podría reclamar un mayor peso interno en la organización vasca en consonancia con su fuerza en las urnas.
García Albiol, de 47 años de edad, exjugador de baloncesto del Joventut y 2,01 metros de altura, se dio a conocer en el Estado por su discurso extremo contra dos colectivos de inmigrantes, gitanos rumanos y musulmanes, con declaraciones extemporáneas y rayando la xenofobia, amén de su nacionalismo español a ultranza. Podía haber elegido Rajoy a Enric Millo, número dos del partido, de perfil continuista aunque gris y con escasas dotes dialécticas pese a su capacidad de gestión. Y sin embargo lo ha hecho por un dirigente que se supo fuera de la Alcaldía de la tercera ciudad de Catalunya en número de habitantes cuando un consenso con tintes similares al que en Gasteiz entregó el Consistorio al jeltzale Gorka Urtaran sentó en el sillón a la agrupación de Podemos (Guanyem Badalona), que gobierna junto a ERC e ICV con el permiso del PSC. Maroto, que en la capital vasca puso el énfasis en su cruzada contra la forma de reparto de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI), y García Albiol reaccionaron de igual forma censurando que habían sido relegados por culpa de un “pacto de perdedores”, pero en el caso del catalán su pataleta fue a mayores al calentar las redes sociales. Mientras que en 2011 consiguió 26.890 votos, esta vez obtuvo 30.559 tras una campaña personalizada en él, como hizo el gasteiztarra, y que aludía a “limpiar” la ciudad, encendiendo los ánimos en la localidad pero reteniendo y acrecentando las simpatías en un electorado que por contra abandonaba al partido en otros municipios. La misma fotografía que en Euskadi lastraba a Quiroga con la excepción del ahora vicesecretario sectorial del PP. E incluso la jornada de traspaso de poderes se vivió en Gasteiz y Badalona con simpatizantes y detractores de sendos dirigentes manteniendo un enconado enfrentamiento verbal.
contra rivera Ayer, en su primera reacción como candidato a la Generalitat, lanzó ya una andanada contra el líder de Ciutadans. “Con los resultados excepcionales que tuve podía haberme ido a Madrid a que me aplaudieran y me pasaran la mano por la espalda, pero no haré como Albert Rivera. Yo estoy aquí en unos momentos complicados para Cataluña y para el partido, y estoy convencido de que los resultados el día 27 serán una sorpresa para algunos”, espetó quien ante los comicios de 2003 pidió denegar el empadronamiento a los extranjeros en situación irregular; el mismo que en 2007 sacó rédito de las protestas por la existencia de pisos patera donde se hacinaban familias del colectivo de gitanos rumanos; o quien en 2010 repartió en el mercadillo semanal de La Salut, junto a Sánchez-Camacho, unos panfletos con el lema “no queremos rumanos”, donde los vinculaba a la delincuencia. “Es prisionero de su personaje”, dicen de este hijo único nacido en una familia humilde del barrio de Morera. Su madre, de Badalona, fue peluquera; su padre, de Vélez Rubio (Almería), conducía un camión de la brigada municipal badalonesa. Promesa del básket y estudiante de Derecho, carrera donde dejó pendientes nueve asignaturas, curiosamente García Albiol no reside en Badalona pese a estar empadronado allí porque dejó su piso de soltero tras casarse y tener gemelos, Sandro y Nadia, desplazándose a Les Corts en Barcelona; y cuenta la leyenda que tras lograr el acta de concejal en 1991 dedicó sus primeros sueldos a comprar un cochazo y un Rolex. Pero él matiza y niega: “Me compré un BMW 316 de segunda mano, con 70.000 kilómetros. ¿El Rolex? No. Ese lo compré en 1993”.
El fulgurante descenso a los infiernos de Sánchez-Camacho ha hecho el resto. Desde que aterrizara el 6 de julio de 2008 para reconducir un partido en estado de shock por la destitución fulminante de Daniel Sirera por parte de Génova los dientes de sierra han terminado por herirla. De los 18 escaños de 2010 y los 19 de 2012 (471.197 votos), superando la marca de Alejo Vidal Cuadras, la polémica de Método 3 y la conversación de la Camarga fueron minando su influencia a la par que Ciutadans se comía la tarta del constitucionalismo en Catalunya, y los sondeos auguraban un desastre sin paliativos que Rajoy busca enmendar, no tanto para salvar los muebles en el territorio donde le amenaza la secesión, sino para tratar de que el previsible estropicio no le pase factura poco después en las generales. Junto a García Albiol, como número dos de la candidatura estará Andrea Levy, recientemente nombrada vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, por lo que se convertirá en el enlace del PP catalán con Génova y Moncloa.
“Es necesario el cambio para que el ciclo de éxitos continúe y que el proyecto político esté por encima de los intereses personales”, se consoló Sánchez-Camacho; antes de que Maroto defendiera que García Albiol “ha tenido la valentía de hablar de lo que se comentaba en la calle de una forma sosegada y moderna”, lo que “algunos han querido traducir de forma torticera”. Los halagos llegaron también por parte de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, valorando que el nuevo candidato “sabe que cuenta con todo el apoyo entusiasta del PP de toda España”, al tiempo que la vicepresidenta del Ejecutivo español, Soraya Sáenz de Santamaría, terminó de cerrar filas destacando el “discurso claro” de “una persona muy enérgica”. El Govern se limitó a “respetar” la decisión del PP.