barcelona -El Partido Popular mantiene su calendario previsto para presentar a la candidata del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, como candidata a la Generalitat a pesar de que no se hará oficial hasta el próximo 3 de agosto, fecha en la que el presidente Artur Mas ordene la disolución del Parlament y convoque las elecciones catalanas del 27-S. Enric Millo, portavoz del PPC en el Parlament y vicesecretario del partido, afirmó ayer en rueda de prensa en Barcelona que, por su parte, “nunca han tenido ninguna duda” de que la mejor candidata para aspirar a presidir la Generalitat es Sánchez-Camacho ya que “es la que ha tenido mejores resultados y ha sido la más atacada por parte de los independentistas” declaró. En realidad, desde distintos ámbitos se ha apuntado el descontento del partido con los resultados de Camacho, que ha llevado al PP a la irrelevancia en Catalunya. Si los resultados volvieran a ser negativos el 27-S, todo apunta a que se producirá su relevo. De momento, la consigna es cerrar filas ante las elecciones.

Millo sostiene que Alicia Sánchez-Camacho representa al Gobierno que ha hecho posible la estabilidad y la concordia y asegura que es “la garantía de que la ruptura en Cataluña no se producirá”. El portavoz aprovechó estas declaraciones para cargar contra la lista unitaria independentista de CDC, ERC y entidades soberanistas calificándola como “la suma de la corrupción de la época pujolista y la incompetencia del tripartito”, en alusión al Govern de PSC, ERC e ICV-EUiA.

SILENCIO EN GÉNOVA Por su parte, el vicesecretario general de Sectorial del PP, Javier Maroto, evitó hablar de la designación de Sánchez-Camacho en la rueda de prensa celebrada en la sede de Génova ya que este asunto aún no se había abordado en ese momento en el Comité de Dirección del partido que presidió ayer Mariano Rajoy. En su comparecencia, Maroto señaló tras varias preguntas de los informadores que durante la reunión no se había hablado de los candidatos para los comicios catalanes, aunque sí se había analizado la situación en Catalunya ante el desafío soberanista del presidente de la Generalitat, Artur Mas. - DNA