teherán - Irán abrió ayer un “nuevo camino” en sus relaciones con la comunidad internacional, particularmente con Occidente, tras el anuncio del acuerdo alcanzado con las potencias del Grupo 5+1 sobre su programa nuclear, recibido como un triunfo en el país e interpretado como un trampolín para el cambio.

Tras 13 años de desencuentros, el pacto de Viena entre los negociadores iraníes y sus pares de EEUU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania despertó en la República Islámica una sensación de satisfacción, particularmente entre los sectores moderados y reformistas. Éstos habían puesto muchas esperanzas en el mismo y sobre todo en el Gobierno de Hasán Rohaní, el gran triunfador con la consecución del acuerdo a nivel interno. A falta aún de la aprobación del líder supremo Alí Jameneí, cuya palabra es siempre la última en cualquier asunto político y religioso del país, pero que se da por descontada dado su apoyo continuado a las negociaciones nucleares, el acuerdo promete cambiar sustancialmente la realidad política en el país.

Al menos así lo valoró el propio Rohaní, que en una larga comparecencia en directo en la televisión pública dijo que el histórico día de ayer no era el final de nada sino el comienzo “de un nuevo movimiento, un nuevo regocijo, una nueva esperanza, un futuro mejor para los jóvenes, un movimiento más acelerado para el crecimiento y desarrollo de nuestro país”.

Rohaní, un clérigo chií de tendencia moderada que asumió el poder en agosto de 2012 con la promesa explícita de lograr una solución a la cuestión nuclear de su país, reconducir las relaciones de Irán con el mundo y mejorar la situación económica se mostró muy satisfecho con este logro, que a su juicio se basó en la premisa de que “todos ganen”. Así, Irán logró “que las grandes potencias anunciaran que todas las sanciones serán eliminadas” y que cancelarán “todas las resoluciones crueles y empezará unas relaciones normales en los lazos con Irán”.

En ese sentido, Rohaní indicó que su país estará dispuesto a cumplir completamente su parte del pacto nuclear siempre que “la otra parte” también se atenga a sus promesas.

El entusiasmo de Rohaní por el pacto fue también seguido por la inmensa mayoría de los medios de comunicación y los analistas políticos del país asiático, que alabaron el pacto y ensalzaron la labor de los negociadores, particularmente la del ministro de Exteriores Mohamad Yavad Zarif.

En la calle las opiniones fueron más diversas, aunque siempre en una escala que iba de la indiferencia a la más completa satisfacción, ya que muy pocas personas se mostraron contrarias al acuerdo.

las claves del acuerdo El acuerdo se concretó en un documento de más de 100 páginas cuya redacción ha costado miles de horas de discusión de cientos de expertos en siete capitales. Pese a su complejidad, el contenido puede resumirse en dos aspectos principales. Por el primero, Irán se compromete a reducir enormemente su programa atómico durante 10 años para que, en ese plazo, le sea imposible fabricar un arma atómica en menos de 12 meses.

Para ello, recortará su programa de enriquecimiento de uranio, que no sólo fabricara mucho menos de ese combustible sino que lo hará a una pureza inferior al 3,67%, apta para aplicaciones civiles pero insuficiente para un arma nuclear. También se deshará de la mayor parte del uranio que tiene almacenado, sólo usará su maquinaria de tecnología más antigua y destinará una de las instalaciones que usaba para enriquecer uranio sólo a la investigación.

La otra vía hacia el arma nuclear, la del plutonio, quedará cortada con la remodelación de la planta de agua pesada de Arak, que quedará inutilizada para posibles usos militares.

Además, todo el circuito del programa nuclear iraní, desde la extracción de uranio en la mina, a la compra de materiales en el extranjero a la maquinaria y las instalaciones, estará estrechamente vigilado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Si cumple todos esos compromisos, Irán se verá recompensado de forma escalonada con el levantamiento de las sanciones que ahogan su economía. - Efe