Bruselas - Cuarto Eurogrupo en ocho días y cuarto fracaso que terminó ayer en ultimátum para Grecia. Ningún país de la zona euro quiere levantarse de la mesa de negociación y tirar la toalla pero la crisis griega tendrá que resolverse como muy tarde probablemente mañana en una nueva reunión extraordinaria de ministros de economía y finanzas de la Eurozona en la que Atenas recibirá una oferta final. “La distancia con las autoridades griegas en una serie de cuestiones todavía está lejos”, explicaba ayer el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, poco antes de informar a los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE sobre el fallido intento.

Atenas está dispuesta a dar la batalla hasta el último minuto disponible. Sigue resistiéndose al ajuste en pensiones e IVA que le exigen el trío de instituciones acreedoras y quiere un compromiso mucho más explícito sobre la reestructuración de la deuda helena. Considera “un terrible error aceptar las propuestas de los acreedores porque destruirán la confianza”, según un alto cargo griego, de ahí que el Eurogrupo extraordinario celebrado ayer se saldará de nuevo sin acuerdo. Habrá un último intento y será probablemente este sábado a tiempo para evitar una suspensión de pagos y garantizar el acceso de Atenas a parte de los 7.200 millones que se perderán el martes si no hay para entonces prórroga del rescate.

Pese a la enorme presión, la delegación griega no pierde el optimismo. “La historia europea está llena de desacuerdos, negociaciones y compromisos. Tras la propuesta griega confío en que llegaremos a un compromiso que ayude a Grecia a superar la crisis”, aseguraba Tsipras ayer a su llegada ayer a la cumbre de jefes de estado y de gobierno de la UE. Por segundo día consecutivo, el líder de Syriza volvió a reunirse con los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, del Banco Central Europeo, Mario Draghi, del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. De estas reuniones salió una nueva oferta de los acreedores con algunas cesiones.

Grecia consideró el documento insuficiente y su ministro de economía, Yanis Varufakis, se presentaba en el Eurogrupo con otro papel que llegaba media hora antes del inicio de la reunión y que no serviría para cambiar la dirección de las negociaciones. “Hemos recibido el papel hace dos minutos”, se quejaba el austríaco Hans Jörg Schelling, advirtiendo que este fin de semana es el plazo límite. “Permítanme no volver a ser optimista aunque me gustaría equivocarme”, añadía el eslovaco Peter Kazimir. “Nada nuevo sobre la mesa. Grecia ha dado marcha atrás”, proclamaba a su llegada el ministro alemán Wolfgang Schäuble que nunca da puntadas sin hilo. La canciller alemana Angela Merkel hacía minutos después el mismo balance. “No hemos conseguido el avance necesario y, en algunos aspectos, incluso, tenemos la impresión de volver atrás”, indicaba.

Con este ambiente, la reunión se saldaba con la constatación de que los ministros tendrán que volver a negociar el sábado. El Eurogrupo ha encargado a la troika que examine el último documento griego y que determine si hay margen para incorporar alguna de estas ideas a la oferta de los acreedores. Un plan que es visto en Bruselas como el definitivo porque, según apuntan otras fuentes cercanas a la troika, “no habrá más negociación”. La reunión del sábado será en este sentido un “o lo tomas o lo dejas” porque lo que se espera de Grecia es que “diga si acepta la propuesta o no”, aseguran. Desde la delegación griega insisten en que están dispuestos a cerrar un trato y añaden que la diferencia “no es muy grande” y que si hay acuerdo el sábado no habrá problemas para que su parlamento de el visto bueno. Algo vital porque el Bundestag alemán, que debe ratificar el acuerdo, no lo hará si el parlamento heleno no da vía libre primero al pacto.