La constitución de los gobiernos locales ha marcado la semana política. Demasiada rabia al perder determinadas alcaldías y muy malas maneras en quienes deben esforzarse más que el resto pues el juego democrático es un ejercicio de mayorías. Mejor dejar atrás las airadas, y de mal gusto, declaraciones de líderes del PP tras perder la alcaldía de Gasteiz o de UPN en Iruña, por poner dos ejemplos.

Siempre es mejor avanzar que estancarse en el terreno estéril del enfrentamiento y, lo quieran o no, las ganas de retrotraernos a fantasmas del pasado se van a quedar en eso, en pretensiones de liarla nada más, porque este pueblo avanza, mal que le pese al inmovilismo español. Por eso me ha parecido bueno traer aquí dos iniciativas ciudadanas protagonistas estos días: Sare y Gure Esku Dago. Ambas son, sin duda, muestra de la vitalidad y fortaleza de la sociedad comprometida con la solución al conflicto vasco en su doble vertiente de paz y reconciliación y de reconocimiento de los derechos de la nación vasca. Una vez más, la ciudadanía aporta soluciones y deja al descubierto a quienes pretenden paralizar la inaplazable solución al conflicto que sufrimos desde hace ya tanto tiempo.

Además, han coincidido con otra esperanzadora reunión, celebrada en la Asamblea de Paris el pasado día 11 de junio, donde personalidades francesas de distintos ámbitos políticos, intelectuales y profesionales pidieron a los Estados español y francés que se involucren de manera real en la resolución del conflicto en el País Vasco y se ponga fin a la dispersión de los presos y presas vascas.

Precisamente contra la dispersión, contra esa vulneración de los derechos de las personas presas, nació hace un año Sare. Debemos felicitar, felicitarnos, por la existencia de un movimiento plural contra esa doble pena impuesta por los distintos gobiernos centrales españoles. Los derechos de las personas deben ser el valor supremo de referencia en democracia, están por encima de la ley y no deben ser manipulados, parcializados o minorados por intereses partidarios que, sabemos, persiguen mantener sine die el conflicto político vasco.

Me encanta el lema de Gure Esku Dago: Jende zoriontsua herri libre batean (Gente feliz en un pueblo libre). Mañana domingo los distintos territorios de nuestro país se llenarán de telas de colores para reivindicar el derecho de la ciudadanía vasca a tomar el camino que quiera, a pronunciarnos sobre nuestro presente y nuestro futuro como nación. Otra acción colectiva y masiva, seguro exitosa, como la que hace un año reunió a miles y miles de personas en aquella cadena humana en pro de nuestro derecho democrático a decidir. Clarísimo el mensaje: somos un pueblo, tenemos derecho a decidir y es el momento de la ciudadanía.