Jerusalén - Israel salió ayer a la ofensiva antes de que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU publique sus conclusiones sobre la última guerra en Gaza (2014) y, en un informe propio para contrarrestar de antemano las críticas internacionales, ha volcado en Hamás toda la responsabilidad de la contienda. “Hamás cometió crímenes de guerra”, concluye un documento israelí de 242 páginas redactado por una comisión de funcionarios de la Oficina del Primer ministro israelí y de los ministerios de Asuntos Exteriores y Justicia.

El informe analiza los aspectos legales, políticos, de derechos humanos y de contexto histórico durante 51 días de guerra, y se convierten un acta de acusación a las milicias palestinas sobre las razones y consecuencias de la que fue la tercera ofensiva israelí de gran envergadura desde 2007.

El movimiento islamista, principal blanco de los ataques, no ha tardado en rechazarlo y alega que “forma parte de los intentos de la Ocupación (Israel) para cambiar su imagen y darle la vuelta a los hechos con el objeto de mostrar que no cometió crímenes de guerra”.

Para la ANP el informe es “coherente” con lo que “Israel hizo en Gaza” entre julio y agosto de 2014 y uno de sus portavoces aseguró que los palestinos seguirán exigiendo una investigación internacional.

Según las conclusiones israelíes, Hamás y las otras milicias adoptaron una estrategia destinada a trasladar el campo de batalla a zonas urbanas para conseguir “una ventaja táctica” en las hostilidades y anotarse “un logro político”. Así lo indican “los manuales de combate y entrenamiento de Hamás que cayeron en poder del Ejército israelí en Gaza”, señala el documento al volcar en ese movimiento toda la responsabilidad de un conflicto en el que murieron unos 2.100 palestinos y 73 israelíes. Según organismos internacionales, la mayoría de los muertos en Gaza fueron civiles, dato que el informe desafía al denunciar que Hamás “ocultó la verdadera identidad de milicianos” e “infló las cifras para beneficiarse estratégicamente”. “El Ejército estima que al menos 936 eran milicianos, y 761 civiles; los esfuerzos siguen para clasificar a los 428 restantes”, asevera el informe. Atribuye además las víctimas civiles a la táctica de Hamás de “entremezclar operaciones militares con el entorno civil”, como por ejemplo con el uso de mezquitas por francotiradores, la utilización de escuelas como almacenes de armas y el lanzamiento de cohetes desde posiciones anexas a población civil. Durante la guerra las milicias palestinas llegaron a disparar más de 4.500 cohetes y proyectiles de mortero que amenazaron a más de un millón de israelíes en un radio de más de cien kilómetros alrededor de la franja.