MADRID - Un día después de haber pedido al PP que aparque las cuestiones irrelevantes, en referencia a las luchas internas, Mariano Rajoy intentó proyectar ayer una imagen de normalidad en Castilla-La Mancha, escenificando el cierre de filas con la presidenta del territorio, María Dolores de Cospedal, al menos hasta después de las elecciones de mayo. Aunque algunos sectores del partido cuestionan que pueda compatibilizar su cargo con la Secretaría del PP, Rajoy se desplazó ayer a Castilla-La Mancha para avalar in situ su gestión y pidió apoyarla por haber estado “a la altura”.
También pidió enarbolar el “orgullo” de pertenecer al PP. En su intervención ante los candidatos del PP de la zona, quiso “dar las gracias a María Dolores por lo que ha hecho estos cuatro años”. “Ya no hablo de la Secretaría General, que es apasionante. Hablo de la Presidencia de Castilla-La Mancha”, dijo. Según dijo, Cospedal ha tenido que “superar muchas dificultades” porque “recibió la peor de las herencias”, con un “déficit público descomunal” y “miles de facturas sin pagar”. “Tuvo que hacer encaje de bolillos y lo hizo”, dijo. - DNA