donostia - La reacción de algunas víctimas tras la excarcelación de Lasarte no se hizo esperar. Consuelo Ordóñez, hermana del político del PP asesinado por ETA, la consideró injusta ya que, a su juicio, Lasarte “nunca ha querido colaborar con la Justicia para esclarecer otros atentados”, y recordó que en el caso de la muerte de su hermano aún no se sabe quién dio la orden para matarlo o quién disparó. Por eso Ordóñez censuró un “sistema judicial, policial, penitenciario y legislativo corrupto” que aplica “las leyes en beneficio de los etarras” con “negligencias intencionadas”, mientras que las víctimas sufren una “indefensión total y absoluta”. “No puede ser que en este país sea lo mismo matar a uno que a cinco que a mil”, denunció la presidenta del Colectivo de Víctimas de Terrorismo, Covite.
Paralelamente, Rubén Múgica, hijo del dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado también por la banda armada, afirmó que el “arrepentimiento del que algunos etarras hacen gala no es sino el medio con el que intentar burlar la ley, para conseguir beneficios penitenciarios y acelerar su excarcelación”. En este contexto, Múgica describió el “arrepentimiento” de Lasarte como “una coña” porque, según entiende él, “en el ADN criminal de los etarras están el totalitarismo, la violencia y el racismo”. “De ese ADN ninguno se ha desprendido nunca, lo llevan dentro y por lo tanto el arrepentimiento es incompatible con su mentalidad y con su naturaleza puramente criminal”, argumentó.
Rubén Múgica, abogado igual que su padre, dijo sentir ante la excarcelación de Lasarte “una sensación de desasosiego que cualquier vecino de San Sebastián debería tener, en la medida en que un asesino en serie ha sido excarcelado y parece que vuelve a la capital guipuzcoana”. El letrado desveló que también tiene “una sensación agridulce” por esta puesta en libertad pues, aunque Lasarte “ha cumplido estos 19 años de condena”, su liberación no está siendo “visualizada” como “su derrota personal y la de ETA”. - Efe