madrid - Lo dicen todas las encuestas, el bipartidismo toca a su fin en España y el PP se prepara para el nuevo escenario. El presidente del Gobierno lanzó ayer un guiño al líder socialista poniendo sobre la mesa el debate sobre pactos electorales sin excluir un gran acuerdo con el PSOE, aunque con condiciones.

Rajoy aseguró que no descarta ningún pacto postelectoral si fuese necesario en la próxima legislatura, pero advirtió de que para ello no cederá en su política económica. “Se puede ceder en otras cosas y siempre que se llega a entendimiento se hace, pero lo único que no se debería hacer en España es cambiar una política económica que está funcionando”, aseveró. El jefe del Ejecutivo respondió a la pregunta, en Onda Cero, de si se plantea un acuerdo de estabilidad con el PSOE, siguiendo el modelo alemán. “Yo en este momento no contemplo nada y lo contemplo todo”, dijo. Rajoy remarcó que todavía no se han celebrado las elecciones y que él aún no se ha planteado nada, ni hará “elucubraciones” hasta no tener sobre la mesa los resultados. No obstante, acto seguido utilizó un argumento recurrente en los últimos tiempos para evitar cambios y avisó de que lo que más le preocupa es que se cambie la política económica. A su juicio, tras una legislatura en la que España ha superado riesgos “terribles” -primero la quiebra y luego el rescate-, hoy en día “la mayor amenaza” sería un cambio de la política económica, mientras que si esta se mantiene se pueden crear 500.000 empleos al año. Rajoy recordó que tanto en el Congreso como en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos ha habido diversas fórmulas para lograr mayorías. Eso sí, hizo hincapié en que la iniciativa debe corresponder al que “gana las elecciones”. “Veremos qué es lo que dice la matemática y cómo están las cosas en cada momento concreto”, zanjó.

Rajoy distinguió los acuerdos de gobernabilidad de los “grandes acuerdos de Estado”, un capítulo donde enmarca todo lo relativo a la unidad nacional, la Constitución, la política exterior y la de defensa, y que cree que debe acordarse “con el otro gran partido de España”, el PSOE. El presidente hizo una cerrada defensa de las ventajas del bipartidismo. Por ello, al comentar si los partidos populistas son un riesgo para la estabilidad de España, subrayó que los que han dado “estabilidad y progreso” son los “partidos consolidados”, los que son “instituciones, no proyectos de una sola persona, o proyectos que surgen y en tres meses parece que son importantísimos y en otros tres meses parece que dejan de serlo”.

Rajoy, por otra parte, admitió que la corrupción es el asunto que más daño ha hecho en esta legislatura a su partido y se mostró partidario de analizar caso por caso que un imputado pueda estar en una lista electoral. El presidente contestó de esta forma a las palabras del expresidente del Gobierno Felipe González, quien sostuvo el domingo en El País que “es un error excluir a todos los imputados de las listas electorales”. “Pues depende. Hay imputaciones e imputaciones. La imputación no significa condena”, aseguró el presidente del Gobierno, antes de recordar que hay muchos casos y que, de hecho, hace pocas fechas el Tribunal Supremo ha archivado acusaciones que se han producido contra dirigentes políticos importantes.

Para Rajoy, “el gran problema que tiene la imputación y hacer que una persona no pueda presentarse a las elecciones, es que se está haciendo un juicio antes de que proceda”. “Todos los casos son distintos, en cada caso concreto habrá que tomar una decisión concreta”, añadió. El líder del PSOE, Pedro Sánchez replicó a Felipe González que él siempre va a ir “un paso por delante de la ley” y que, por lo tanto, no habrá imputados por corrupción en sus listas, si se ha abierto juicio oral contra ellos: “La línea está trazada en el momento del juicio oral”, recalcó.