Iruñea - Yolanda Barcina capitula. Y lo hace sin condiciones apenas 24 horas después de que Javier Esparza exigiera su salida de la lista electoral. No tenía otra salida. A la presidenta de UPN no le ha quedado más remedio que dar un paso atrás. Ni tenía fuerza interna ni autoridad moral para lo contrario. Por lo que la renuncia rápida era la única forma posible de evitar males mayores que acaban incluso forzando su salida de la presidencia del partido.

La presidenta y su círculo de confianza habían medido mal sus fuerzas, y lo que podía haberse solucionado con una discreta negociación interna, ha acabado en una abrupta derrota que deja muy tocada la figura la presidenta de UPN. Tras un amago inicial con tratar de aguantar el pulso, la realidad se impuso en Barcina, que la noche del sábado comunicaron al candidato que desistía en su intento de forzar parte de la plancha electoral. Una rendición sin condiciones que le garantiza una salida medianamente digna puertas para afuera, pero que internamente le deja sin autoridad.

Barcina trató de quitar importancia ayer a lo ocurrido. Incluso mostró su voluntad de seguir dirigiendo el partido. Sin embargo de poco sirve ya que cínicamente subrayara ayer la “suerte” de quedar fuera de la lista, ni que Esparza agradeciera la “generosidad” de su actuación. La arrogante puesta en escena del pasado viernes, imponiendo su presencia en la candidatura se ha vuelto de en contra de la líder de UPN, que ha quedado totalmente desautorizada a ojos de la sociedad navarra, y especialmente ante su propia militancia.

el futuro sin barcina La batalla deja un claro vencedor, el candidato Javier Esparza, que en un hábil movimiento se quita la sombra de Barcina y su entorno, y refuerza un perfil político propio que hasta ahora no había sabido o no había podido demostrar. Sabedor de su clara victoria, el consejero de Administración Local no quiso hacer sangre ayer con quien todavía es su jefa en el Palacio de Navarra, por lo que se limitó a “agradecer” a Barcina su “generosidad y altura de miras”, y consideró que así “ha puesto de manifiesto, una vez más, su compromiso con Navarra”. Esparza mostró además que “convencimiento” de que la presidenta del partido “tiene mucho que aportar al futuro de esta tierra”.

La crisis se cierra así con un pacto de no agresión entre candidato y presidenta. Pero con el reconocimiento interno de que la autoridad del partido recae, al menos hasta las elecciones, en quien ha sido designado para encabezar la lista al Parlamento. Un hecho que relega a Barcina a mera figura simbólica dentro de UPN.

Queda por ver cuáles son ahora las consecuencias reales de la batalla, que como todas deja heridas importantes que todavía tardarán en sanar. De entrada, si Barcina asume su papel secundario o intenta ejercer un tutelaje que tendrá su primera prueba en la propia configuración de la lista, y en la que todavía muchas incógnitas por desvelar. Entre ellas el papel que queda ahora para sus más fieles escuderos, con Juan Luis Sánchez de Muniáin a la cabeza, o si el argumento de la renovación también se lleva por delante a otros históricos del partido como Alberto Catalán, a quien sutilmente Esparza también enseñó la puerta de salida.

Y, por supuesto, los efectos de la crisis en el Gobierno, donde la cohabitación entre la presidenta y el consejero que la ha desafiado públicamente puede ser difícil de gestionar. Por mucho que ambos hayan querido enterrar las espadas hasta después de las elecciones.Nuevo cuartel en fitero En este contexto, Yolanda Barcina reapareció ayer en la inauguración del nuevo cuartel de la Guardia Civil en Fitero. En nombre de “la seguridad ciudadana en el medio rural”, el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, inauguró oficialmente ayer el polémico cuartel en un acto de marcado carácter militar que aparece en el programa de las fiestas patronales de la localidad y que contó con todos los ingredientes de lo que fue la colocación, hace justo un año, de la primera piedra del edificio. La dotación, que ha supuesto una inversión de más de 2 millones de euros financiados al cien por cien con cargo a los presupuestos de la Secretaría de Estado de Seguridad, se convirtió en el punto de encuentro de lo más granado de la política navarra, la cúpula militar y la eclesiástica.

El alcalde de Fitero, Pachi Yanguas, aprovechó al coyuntura para citar lo que consideró “un intento de boicot del proyecto por parte de Bildu y Geroa Bai” y vinculó el cuartel con “el futuro” de su pueblo. Por su parte, Yolanda Barcina consideró que “este edificio traerá a la zona actividad económica porque entre los parámetros que estudian los empresarios para instalarse en un sitio está la seguridad”.