Bruselas - Con el visto bueno a la lista de reformas, el Gobierno griego salvó ayer el último obstáculo para conseguir la prórroga de cuatro meses de su programa de rescate, aunque el camino de aquí a finales de abril -fecha en que deberá presentar una lista definitiva mucho más específica y con cifras- tendrá que superar todavía muchos baches y negociaciones. El Eurogrupo, reunido ayer por teleconferencia, no tardó ni una hora en avalar el plan diseñado por Atenas. Un documento de seis páginas, acompañado de una carta del ministro Yanis Varoufakis, que consideran “suficiente” y un “punto de partida válido” para completar con éxito el programa actual.

“Las instituciones nos han trasladado que esta lista de medidas es lo suficientemente amplia como para ser un punto de partida válido para concluir con éxito la revisión”, señala el Eurogrupo en un escueto comunicado de apenas tres párrafos en el que recuerda a las autoridades griegas que deberán presentar más detalles y ser más claros antes de finales de abril si quieren recibir el aprobado final. “Hacemos un llamamiento a las autoridades griegas para que desarrollen y amplíen la lista de medidas de reforma, en base al acuerdo actual, en estrecha coordinación con las instituciones para permitir una conclusión rápida y exitosa de la revisión”, añaden.

Esta decisión era adoptada tras la valoración del trío de instituciones representadas en la troika, como son Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional. Las tres el mismo mensaje: es un punto de partida válido, pero con matices de fondo importantes. La Comisión Europea volvió a ser una vez más la más optimista frente a la cautela y dudas del presidente del BCE y la directora gerente del FMI. “Mi impresión inicial es que el documento cubre una amplia gama de reformas” pero “no hay propuestas concretas y compromisos que puedan ser evaluados por las instituciones en materia de crecimiento, finanzas públicas y estabilidad financieras”, lamentaba Mario Draghi en la carta remitida al presidente del Eurogrupo.

“Tomamos nota de que los compromisos señalados por las autoridades griegas difieren del programa existente en una serie de áreas. En esos casos, tendremos que evaluar si las medidas no aceptadas son reemplazadas por otras de igual o mejor calado”, advierte, apuntando que si Atenas decidir eliminar determinados ajustes incluidos en el programa de rescate deberá reemplazarlos por otros con el mismo impacto presupuestario. Y un último recado del banquero italiano que tiene la llave de la liquidez: “Urjo a las autoridades griegas a actuar con rapidez para estabilizar la cultura de pago y a que se abstengan de cualquier accesión unilateral en sentido contrario”.

Su colega Christine Lagarde iba todavía más lejos. Aunque la lista cubre un amplio número de cuestiones -valora positivamente el capítulo sobre lucha contra la evasión fiscal y la corrupción- no es muy específica, decía, y “en determinadas áreas no da muchas garantías de que el Gobierno de Atenas tenga intención de poner en marcha las reformas previstas en el memorándum de entendimiento”. La directora del FMI critica especialmente la falta de compromisos en la reforma del sistema de pensiones y del IVA así como en la apertura de algunos sectores regulados, el mercado laboral, la reforma administrativa o las privatizaciones. “Como sabe consideramos esos compromisos críticos respecto a la habilidad de Grecia de cumplir con los objetivos de su programa. Es importante enfatizar que la discusión de la revisión exitosa del programa no deberá circunscribirse al perímetro de políticas previstas en la lista del Gobierno”, exige la francesa.

La prórroga del rescate Pese a estos recelos, el proceso de ratificación de la prórroga está en marcha -el bundestarg alemán lo votará el viernes- con vistas a concluir el trámite antes en los próximos días. Será el primer paso para mantener abierta la posibilidad de desbloquear los casi 15.000 millones de euros que todavía quedan en la recámara del programa. Un dinero que no se irá desembolsando hasta que Atenas pruebe que empieza a cumplir lo prometido. Y a tenor de las declaraciones de algunos ministros se mirará con lupa. “Los griegos tienen mucho trabajo pesado por delante hasta finales de abril. Ahora, todos queremos ver números”, advirtió el ministro eslovaco de finanzas, Peter Kazimir, uno de los primeros en revelar el acuerdo. Y lo mismo su colega belga Johan van Overtveldt. “En el interés del pueblo griego y de la zona euro, el Gobierno griego debe ser consciente de que no puede quedarse con las buenas intenciones”, recordó.

“Es un primer paso para recuperar la confianza y trabajar juntos”, opinó el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que calificó de “muy serio” al gobierno griego. “Lo que pasa es que es un gobierno griego nuevo con una visión política distinta respecto al gobierno anterior. Quieren algunos cambios en el acuerdo y tenemos todavía que ver si se cumplen los objetivos en términos de sostenibilidad fiscal, recuperación económica y estabilidad financiera”, añadió. Y es que, aunque el documento remitido por Atenas es extenso, no incluye ni cifras ni cuantifica cuál será el impacto de las mismas.

El plan, una de las escasas concesiones arrancadas el pasado viernes por Varoufakis a sus colegas para que Atenas deje su sello, arranca con un gran paquete de medidas en el ámbito fiscal, con ideas para reformar el IVA, “racionalizando” tipos para “maximizar ingresos” y limitando los productos que se benefician de tipo reducido, promesas de ampliar la definición de fraude fiscal y evasión y propuestas para crear una cultura nueva de forma que todas las capas de la sociedad y especialmente los más ricos contribuyan a la financiación de las políticas públicas.

Otro de los grandes objetivos es reducir el gasto público que supone el 56% del total aunque sin tocar salarios o pensiones. Además, proponen una reforma de la seguridad social con el objetivo de desincentivar las prejubilaciones y apuestan por hacer de la lucha contra la corrupción una prioridad nacional, luchar contra el tráfico ilícito de cigarrillos y el contrabando de combustible, dejar de perseguir a pequeños defraudadores por la vía penal, y negociar con la banca para evitar que haya deshaucios de primeras viviendas, además de no dar marcha atrás en las privatizaciones ya pactadas y poner en marcha un programa para hacer frente a la crisis “humanitaria” que no alterará, dicen, el equilibrio presupuestario.