bruselas - Tras un pulso de tres semanas, el Gobierno griego accedió ayer a capitular y presentar la solicitud de prórroga del rescate demandada por sus socios del euro. Un gesto, positivo según Bruselas, pero que en Berlín siguen viendo insuficiente y demasiado ambiguo. El ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, respondió ayer a su colega Yanis Varoufakis que las promesas incluidas en la solicitud no son suficientes y no cumplen con los criterios pactados el lunes pasado en el último intento fallido. La tortura negociadora continuará durante el día de hoy, a partir de las tres de la tarde, en una nueva reunión extraordinaria del Eurogrupo convocada ayer in extremis para tratar de desbloquear una crisis que todavía tiene un resultado incierto.

Era evidente que si el ejecutivo de Alexis Tsipras quiere tener acceso a la ayuda financiera de sus socios europeos tenía que plegarse y solicitar en primer lugar la extensión del rescate. Tras varios días resistiéndose y varias tentativas fallidas, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, confirmaba a media mañana de ayer la recepción de la esperada solicitud. La negociación parecía de nuevo encauzarse. La Comisión Europea salía poco después a la palestra para valorar positivamente el gesto y considerar la petición una base adecuada para allanar un “compromiso razonable”, decía el portavoz del presidente Jean-Claude Juncker.

En la solicitud Grecia asegura que los procedimientos acordados por el anterior gobierno quedaron interrumpidos por las elecciones presidenciales y generales recientes y que como resultado “muchos de los acuerdos técnicos han quedado invalidados”. Unas palabras que podrían entenderse como un nuevo desafío si a renglón seguido no añadieran que “las autoridades griegas honraremos las obligaciones financieras de Grecia con todos sus acreedores, a la vez que declaramos nuestra intención de cooperar con nuestros socios para evitar impedimentos técnicos” en el contexto del acuerdo marco que “reconocemos como vinculante respecto a su contenido de procedimiento y financiero”.

Prórroga, pero con otro nombre En este contexto, el gobierno de Tsipras solicita una prórroga del rescate por seis meses aunque sin llamarlo así. Opta de nuevo por un nuevo eufemismo como es acuerdo maestro para la facilidad de la asistencia financiera, un término legal, según la Comisión, para denominar al programa de rescate. Diferencias semánticas al margen, Grecia accede a que las instituciones, Comisión, BCE y FMI, sigan supervisando el acuerdo, y a no tomar medidas unilaterales que pongan en peligro los objetivos fiscales, la recuperación económica y la estabilidad financiera. A cambio, pide hacer “el mejor uso de la flexibilidad dada bajo el acuerdo actual” de cara a “concluirlo de forma exitosa” y a revisarlo en base a las propuestas del gobierno griego y de las instituciones; “superávits fiscales apropiados” que tengan en cuenta la “presente situación económica”; que el BCE vuelva a negociar con los bancos griegos lo posibilidad de colocar de nuevo deuda griega a cambio de liquidez, activar medidas en torno a la deuda y aprovechar estos seis meses para negociar un nuevo contrato de recuperación y crecimiento con Europa y el FMI, o lo que es lo mismo, un tercer rescate.

La esperanza de que estas palabras aplacaran a Berlín duraron, sin embargo, poco. No habían pasado ni tres horas del anuncio cuando Alemania echaba un jarro de agua fría. “La carta de Atenas no es una propuesta que conduzca a una solución sustancial”, respondía el portavoz del ministerio alemán de finanzas, Michael T. Jaeger, a través de un comunicado. “En realidad, va en la dirección de una financiación puente, sin respetar las exigencias del programa. La carta no cumple con los criterios acordados por el Eurogrupo el lunes”, añade el escueto comunicado poniendo de relieve que a Alemania la oferta no le sirve. La reunión preparatoria del grupo de trabajo del euro celebrada ayer tarde en Bruselas, con los números dos de los ministros, no fue mucho mejor. Según un documento filtrado por la delegación griega, Alemania reprochó a Grecia que la solicitud sea engañosa, no incluya “compromisos claros y convincentes” con la conclusión del actual programa, no aclare cómo piensan pagar los griegos sus facturas en las próximas semanas ni tampoco que no confirmen públicamente la congelación de medidas unilaterales. Según el citado texto, la carta no está en línea por tanto con la posición del Eurogrupo y es más bien “un caballo de troya” para acceder a la financiación pero sin cumplir los compromisos.

Alemania no es el único obstáculo. El ministro de finanzas belga, Johan van Overtveldt, también reaccionaba ayer negativamente a la solicitud. “Nos deja más preguntas que respuestas. La petición no cumple el acuerdo del Eurogrupo”, decía mientras el estonio Maris Lauri constataba que la Eurozona es más estable que hace cinco años y que la salida de uno de sus miembros no tendría efectos. Si es pose de cara a la negociación final que tendrá lugar esta tarde en Bruselas o hay problemas de fondo importantes se verá esta tarde. “Hay partidos que quieren a Grecia arrodillada para imponer su voluntad”, se quejaba el viceprimer ministro, Ioannis Dragasakis.

De momento, hay delegaciones que consideran positivo el recorrido realizado en las últimas semanas por Grecia y el contenido de la solicitud enviada ayer. Entre ellos Italia y sobre todo Francia. Hasta el ministro de economía alemán, Sigmar Gabriel, dejaba constancia de que en Berlín hay distintas sensibilidades y que en su opinión la solicitud es una base para negociar. Los contactos al más alto nivel seguían ayer intentado desbrozar el camino. Alexis Tsipras volvió a hablar por teléfono con Juncker, Renzi y también durante casi una hora con una canciller Angela Merkel en una conversación, según el ejecutivo griego, “constructiva”.