- Unió se aleja cada vez más de Convergència. Tras meses en los que sus diferencias por el proceso soberanista, sobre todo por la posición del democristiano Duran i Lleida, han puesto en peligro a la federación nacionalista; la votación sobre la tramitación del pacto antiyihadista en el Congreso, donde CDC se abstuvo, ha provocado una nueva grieta de incalculable alcance. El líder de UDC no dudó en afirmar ayer que se siente “desautorizado” por una situación que tachó de grave ya que, a su entender, el Comité Ejecutivo Nacional de CiU había acordado el respaldo a la iniciativa, e incluso extendió ese sentimiento al portavoz adjunto del grupo y diputado de CDC, Pere Macias, quien, según Duran, “llamó desde Colombia, donde está por un trabajo”, para decirle al portavoz de Justicia de CiU y también convergente, Jordi Jané, que “tenían que votar que sí”. CDC alega que en la última ejecutiva no se adoptó el sentido del voto y que solo se fijó que la federación no se opondría a su tramitación por cualquiera de las dos vías: el voto afirmativo o la abstención.
Todo UDC puso el grito en el cielo y sus seis diputados se plantean suspender las reuniones de coordinación que mantiene el grupo parlamentario de CiU en el Congreso. Dirigentes de peso de UDC como la vicepresidenta del Govern Joana Ortega o el conseller de Interior Ramon Espadaler calificaron lo acontecido como “un hecho grave, sin precedentes, no es una anécdota”, abogando por una “reflexión serena pero profunda” dentro de la federación, y que podría suponer un punto de no retorno. Artur Mas echó balones fuera al considerar que la disparidad de voto es un tema interno del grupo parlamentario de CiU en Madrid.